La creciente de la quebrada El Molino inundó casas campestres, arrasó con cultivos y animales de corral en las fincas ribereñas de la cuenca hidrográfica, narraron los labriegos que advierten sobre una inminente avalancha ante el represamiento de las aguas en la vereda Puerto Rico.
El río Tarra sobrepasó el nivel de desbordamiento inundando parcelas y destruyendo semilleros de cebolla y cultivos de pancoger como maíz, plátano, yuca y frijol. Además, derribó el histórico puente Reyes que data de 1805, indicaron los campesinos.
Los habitantes de la zona pidieron a la Gobernación de Norte de Santander y a los alcaldes de Villa Caro, Carlos Daniel Serrano; y Ábrego, Juan Carlos Jácome Ropero, la pronta intervención ya que las aguas estancadas están a punto de estallar y ocasionar una tragedia de grandes proporciones.
Ya la escuela de Puerto Rico fue evacuada, pero los 150 niños de El Tarrita corren el riesgo de ser arrasados por la corriente, indicaron los afectados.
La Consejería Departamental de Gestión del Riesgo y Atención de Desastres se reunirá para adoptar las medidas necesarias de mitigación encaminada a lograr el apoyo de la Unidad Nacional y conjurar los riesgos.
No quieren que se repita la historia
Los moradores de la zona ribereña solicitaron maquinaria especializada para remover la sedimentación y evitar una avalancha de grandes proporciones.
El crudo invierno enciende alarmas y no quieren vivir la pesadilla del año pasado cuando cinco miembros de la familia Núñez fue sepultada y los cadáveres no fueron hallados. Únicamente se salvaron padre e hijo porque estaban en Ocaña comercializando una cosecha de cebolla.
“Desde el año pasado hacemos una rogativa y ese clamor llega a los oídos sordos de los gobernantes de turno. ¿Qué están esperando? Una tragedia para actuar”, reclamaron los afectados.
Ellos aseguran que no han recibido nada del Gobierno Nacional ni departamental.
“No hay vía y la maquinaria nunca llegó para remediar la situación. Lo grave del caso es que sigue lloviendo en lo alto de la montaña y no hay dolientes”, agregaron.
Con el credo en la boca
Sobre esa cuenca hidrográfica existen varios caseríos a punto de desaparecer si el invierno se intensifica.
“Entonces, los gobiernos local, departamental y nacional deben tomar los correctivos antes que ocurra una tragedia de grandes proporciones”, reiteró el labriego Jorge Mora.
La expectativa está en lo que pueda ocurrir en Villa Caro y el gobierno departamental se encuentra al tanto de esa situación para que no ocurra una catástrofe natural de grandes proporciones.
En situación de riesgo se encuentran más de 70 familias por el proceso de remoción en masa que comenzó el 10 de noviembre del año pasado y aún está latente la falla geológica.
Los líderes sociales reclaman el envío de personal especializado en geología para mitigar los efectos de la ola invernal. Solicitan a la consejera departamental para la Gestión del Riesgo de Desastres Adriana Arias y a los representantes del Ministerio Público coordinar el drenaje de la laguna con el fin de evitar una tragedia.