De manera silenciosa, pero con una alta dosis de solidaridad y humanismo para ayudar a los semejantes, el club de donantes de sangre del Hospital Regional Emiro Quintero Cañizares, salva vidas en esta zona del territorio nacional.

Los elevados índices de accidentalidad y las transfusiones por distintas circunstancias obligan a emprender brigadas de salud en los distintos puntos cardinales de la provincia de Ocaña.

Esa misión altruista contribuye a que pacientes con enfermedades potencialmente mortales vivan más tiempo con mejor calidad de vida, y posibilitan las intervenciones médicas y quirúrgicas complejas.  

En el país existen 83 bancos de sangre, y, el existente en el centro asistencial brinda los servicios a los municipios de la provincia de Ocaña, zona del Catatumbo y el sur del departamento del Cesar.

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“En el Banco de Sangre se reciben en promedio mensual 200 donantes, cifra que aspiramos aumente para garantizar la vida”, indicó la bacterióloga Gisella Carvajalino, directora del Banco de Sangre.

‘Promesa ante Dios padre’

Como un acto de amor califica la señora Ana de Jesús Álvarez de 60 años de edad las brigadas de salud donde se entrega el líquido vital para prolongar la existencia de los semejantes.

Ha dedicado toda su vida a las campañas sociales ayudando a habitantes de la calle, consumidores de droga y abuelitos. “La primera prueba fue con mi hermano mayor y era urgente la donación de sangre, corrimos hacia el batallón y los soldados fueron los encargados de salvarle la vida”, recuerda la veterana mujer.

Manifiesta que ese día observó un crucifijo donde se resaltaba la sangre derramada por Jesucristo para salvar al mundo e hizo el juramento de entregar esa cuota para curar los males de la sociedad. “He donado muchos centímetros cúbicos, no he llevado la cuenta, pero se siente una satisfacción por el deber cumplido”, asegura la matrona ocañera, quien por edad y siguiendo las recomendaciones médicas no puede continuar con la tarea iniciada por allá en los años mozos.

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Sin embargo, se muestra orgullosa porque ha salvado muchas vidas y de paso renueva las células derrumbando los mitos y tabúes inventados por la misma sociedad para esquivar esa responsabilidad.

‘No se compra, pero sí se regala’

El médico del Hospital Regional Emiro Quintero Cañizares, Edwin Acuña López, sufrió en carne propia unos procedimientos quirúrgicos y el club de donantes salvó su vida.

“Fui sometido a más de 10 cirugías debido a unas complicaciones en las vías digestivas, por lo que hicieron muchas transfusiones de sangre”, agregó el galeno.

Explicó que es el único tejido que no se puede fabricar, comprar, pero sí regalar. “Es un privilegio que tenemos los seres humanos de salvar vidas y mantener el anonimato. Es un acto de amor y generosidad digno de imitar”.

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Sangre joven 

El comunicador social y periodista de la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, Sael Antonio Páez Lozano, lleva dos años en el Club de Donantes del hospital.

“Mi mamá necesitaba una transfusión, acudimos a esa urgencia y logramos salvarla. Ahí entendí la importancia y se ha vuelto costumbre”, recalcó. Al principio muchos mitos que fueron desmentidos y ahora me siento lleno de vitalidad. Yo invito a la gente que, de manera anónima, sin aplausos y reconocimientos, fortalezcamos el Banco de Sangre de Ocaña consignando el plasma y los glóbulos rojos para ayudar a las personas que lo necesiten, incluso para  nuestros seres más cercanos”, recalcó.

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