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El artista en el umbral del silencio

Para el pentagrama nacional dejó grabada una de sus composiciones.
El pincel del tiempo de manera silenciosa dibuja las canas para connotar la sabiduría del maestro ocañero Alfonso Carrascal Claro a quien sus cuerdas vocales se cansaron de vibrar y lo dejaron en el umbral del silencio.
 
Nacido en Ocaña el 28 abril de 1932, para el pentagrama nacional  dejó grabada una de sus composiciones. Además, fueron muchas serenatas ofrecidas en las noches frías en aquellas calles trazadas por la geometría de la emboscada. Con gracejo y humor en diciembre y enero se escuchaba por la emisora radio Catatumbo el programa “Carnavalito”.
 
Utilizando la fanfarria de la “Pollera Colorá”, de Wilson Choperena, el maestro le cantaba la verdad a más de uno, en una crítica sutil pero certera. Hasta cuando el cáncer le apagó su voz.
 
Pero contrario a lo que pueda pensarse, no se ha silenciado definitivamente. Su talento sigue vivo en los microsurcos de un inolvidable larga duración titulado “Ocaña, geografía del recuerdo”.
 
Ahora, con su disco compacto “Su voz en el umbral del silencio”, queda un testimonio latente del talento que Dios le dio, especialmente para la declamación magistral, y que gracias a la magia de la impresión sonora, siempre vibrará exaltando la poesía terrígena.
 
Considerado el mejor declamador de Ocaña de todos los tiempos, Alfonso Carrascal Claro supo traducir en su “Grave timbre, voz de asombro” como dijera de él su hermano Carlos Carrascal, en uno de sus poemas: la emoción, el sentimiento y las fibras más íntimas de los mejores poetas del mundo, dejando en los auditorios de la época su calidad artística y humana, como estela que lo ha precedido y que hará de él, uno de los más grandes valores de la comarca ocañera.
 
Muchas quimeras engalanan su existencia, recuerdos de enamoramientos rocheleros en los barrios fermentados de historia. 
 
En ese camino largo son muchos los recuerdos, las pisadas de cotiza en las calles empedradas, vivencias infantiles y los rostros de mujeres asomados en los ventanales ha transcurrido la existencia de un hombre que ha materializado sus sueños.
 
Nunca más volvió a ver a su gran amor juvenil, Clara de la Rosa, pero logró formalizar un hogar con Nidia Mozo Sarmiento quien falleció hace tres años. Tuvieron cinco hijos: Norma Patricia y Orlando Alfonso quienes viven en los Estados Unidos, María Zarela, Liliana y Juan Pablo quienes residen en Ocaña.
 
Estudiante del colegio nacional José Eusebio Caro e inspirado en esos pasillos entablados compuso el himno de la su amada institución educativa.
 
Fue alcalde, concejal, cofundador del desfile de los genitores en 1959 junto con Carmito Quintero, donde las comparsas muestran los momentos más significativos del proceso evolutivo de Ocaña. Bailarín, declamador, poeta y un ser humano correcto quien ayudaba a la gente más necesitada, indica su hija Liliana Carrascal Mozo con quien vive en el centro de Ocaña.
 
“Más que un artista, mi papá es un ser humano con grandes valores éticos y morales. Ha dejado un legado único, muy correcto, caritativo, de grandes cualidades artísticas y culturales. Un excelente padre”, destaca su hija.
 
A un señor todo honor 
 
La facultad de Artes y Humanidades de la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña exaltó la vida y obra del maestro Alfonso Carrascal compositor, autor y poeta, reconocido por su creación “La Mugre”, “El Buey”, “Flor María”, “Juancho Pérez”, “Plenitud”, “Camino”, La Súplica  y “Geografía del recuerdo” entre otros. 
 
Dirigida por el catedrático Nahún Sánchez Castilla, los estudiantes de Comunicación Social Diego Torres Rueda y José Mauricio Guerrero García, elaboraron una crónica radial sobre la vida y obra para inmortalizar la producción artística del maestro que labró con esfuerzo y dedicación el camino hacia la fama.
 
Se hace una remembranza sobre los aportes hechos a la cultura del Norte de Santander y en el auditorio mayor del Instituto de Bellas Artes se entonan canciones, declaman poesía y bailan danzas que caen como bálsamo bendito en el alma del patriarca ocañero.
 
El artista deja una gran huella en los distintos estamentos culturales de la región como uno de los cofundadores del Desfile de los Genitores y del inolvidable programa radial “Carnavalito”. 
 
A través de los géneros que cultivó con mucha finura como la música, danza y la poesía se recuerda la fecunda producción, se rinde el merecido homenaje hacia el ícono del folclor y el arte en la zona.
 
El auditorio se llenó para escuchar las interpretaciones de los representantes de la vieja guardia Rodrigo Manzano y Atanael Llaín quienes interpretaron melodías inéditas de Carrascal Claro.
 
También hicieron parte de la velada los integrantes de Armonía Tres, Flaminio Molina, la poetisa Bexy Amparo Mendoza Cuadros y su hijo Alfonso Carrascal Mozo.
 
Además, el grupo de danzas, Brisas de Torcoroma y al cierre el concierto del dueto Maná de Bucaramanga,  con canciones del maestro de 86 años de edad.
 
La historia de “La Mugre” 
 
El bambuco fiestero bautizado como “La Mugre”, aunque suene despectivo surgió por los amores furtivos de Alfonso Carrascal Claro con una hermosa mujer que lo dejó con el corazón partido.
 
Utilizó todas las artimañas para libar el dulce de los labios de Clara de la Rosa pero una suegra extremadamente celosa frustró esos sueños.
 
Asegura que se desató una guerra en contra del piñuelero mugroso que pretendía conquistar un tesoro intocable. De nada valieron las serenatas y la madre temerosa de una fuga decide marcharse hacia Medellín a donde no pudo viajar por razones económicas.
 
Esa decepción amorosa lo llevó a componer las primeras canciones y entre ella una joya del folclor colombiano llamada “La Mugre” para contrarrestar el apodo de mugroso otorgado por la suegra de marras.
 
El artista indica que la composición es un canto a la mujer y muchos intérpretes le recomendaron cambiar el título y se opuso rotundamente.
 
Los maestros Oriol Rangel y Manuel Beltrán consideraban que el término no tenía nada romántico y le sugieren un cambio, pero Carrascal Claro decide guardar la canción unos años más. 
 
Luego de muchos sacrificios y trasnochos logró construir el bambuco fiestero que se convirtió en unos de los grandes éxitos.
 
En 1975, junto a su hermano Orlando Carrascal, logró materializar la producción discográfica bautizada como la Geografía del Recuerdo logrando vender 18.000 copias. En 1981 aparece registrada la canción “La Mugre” entre las mejores cien de la antología colombiana de donde obtiene regalías y la vinculación al Seguro Social como compositor emérito.
 
“Clara no te hagas la mugre, no te hagas la tonta, me pones enfermo ya del corazón”, rezan los primeros versos de esa composición que en Ocaña es un calificativo hacia la mujer que se ama, era una connotación en el bambuco a esa dama que tanto cortejó, pero que nunca conquistó, indican los amigos.
 
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Sábado, 10 de Noviembre de 2018
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