Los abuelos recibieron un homenaje por dejar huella en la Hidalga villa.
Uno de los barrios de mayor tradición de Ocaña es La Costa, ubicado en la ribera del río Tejo que atraviesa la ciudad de sur a norte.
En ese populoso sector se han tejido muchas historias cuyos protagonistas de excepción son los abuelos que han perpetuado la memoria de la comarca, afirma el concejal Mario Castellanos Chinchilla, organizador del homenaje a las personas que han dejado huella en la Hidalga villa.
La noche de gala se llevó a cabo en el templo histórico de San Francisco donde se desarrolló la Gran Convención de Ocaña en 1828, para exaltar el legado de los adultos mayores y no olvidar las tradiciones.
Castellanos anunció la publicación de un libro con los testimonios sobre “Mitos y leyendas del barrio La Costa” donde plasma el proceso evolutivo de ese sector como aporte al desarrollo económico de la región.
Con la anuencia de los moradores de la zona se pintan murales en las paredes de las viejas casonas con el propósito de mantener vivas esas historias del pasado.
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A todo señor, todo honor
Con una misa en acción de gracias, celebrada por el capellán del templo histórico de San Francisco, Belisario Soto Arévalo, se inició la ceremonia de reconocimiento al mérito de los adultos mayores.
En total fueron destacadas 39 personas que han hecho su aporte a la historia de Ocaña y aún entregan consejos para el bienestar de las futuras generaciones.
El presidente de la Academia de Historia de Ocaña, Luis Eduardo Páez García, hizo el acompañamiento y recordó las andanzas por esos senderos de los antepasados. Recordó las palabras de su padre: “calles de mi tierra, trazadas por la geometría de la emboscada”, agregó.
El presbítero durante la eucaristía elevó las plegarias al todopoderoso por la salud y la armonía de los homenajeados que han dejado ejemplo a sus seres queridos con las acciones.
Los galardonados fueron Jorge Elí Quintero Ruiz, Margarita Arias de Quintero, Diógenes Quintana Páez, Isabel Criado Viuda de Castilla, Ana Gallardo, Mario Castellanos Suárez, Miguel Ángel Sandoval Galeano, entre otros.
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Fermentos de historia
Uno de los accesos es la calle empedrada del Embudo donde aún se escucha en las noches oscuras el galope del legendario personaje Antón García de Bonilla que incumplió la promesa a Santa Rita y su alma en pena vaga por este mundo, según narran los abuelos.
Cuentan los veteranos de mil batallas y existen vestigios que en la época de la Colonia el molino para triturar trigo, fuente de alimentación para los españoles se encontraba ubicado a la orilla del río Tejo, cuyas aguas impulsaban el sistema hidráulico con las piedras para procesar el producto que era llevado a otras regiones del país.
Igualmente hay vestigios sobre el primer acueducto municipal con el pozo El Trianón que abastecía a buena parte de la ciudad y los baños públicos donde mucha gente iba para pasar momentos de esparcimiento y recreación.