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Garay, la modista más veterana de Ocaña
En su antigua máquina de coser le da forma a coloridas telas y diseña trajes casuales y de fiesta.
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Domingo, 17 de Febrero de 2019

Toda la vida ha pedaleado, sin descanso y hasta la madrugada, recibiendo el cariño de clientes y parientes por los vestidos que les confecciona.

Carmen María Garay de Contreras, de 95 años, es la modista más veterana de Ocaña. Tuvo 16 hijos de los cuales nueve aún viven, tiene 24 nietos, 18 bisnietos y un tataranieto. A todos ellos les hace ropa.

La alegría con la que vive cada día la define y disfruta viajar con sus hijos. En su antigua máquina de coser le da forma a coloridas telas y las amigas del barrio la buscan no solo para remiendos, sino para que les haga trajes casuales y de fiesta.

“Recuerdo que cuando aún vivía mi esposo, Alfredo Contreras, llenaba una caja con ropa y salía a la zona rural de la Provincia para cambiar las prendas por gallinas, plátano y yuca”.

Al fallecer su compañero de aventuras siguió viviendo en la Calle Escobar, donde es considerada un ejemplo de vida. No usa lentes, enhebra las agujas con destreza y cambia los hilos de la máquina con la misma rapidez que en la juventud.

La pasión por la costura la combina con la culinaria. “Soy de cuna humilde y de niña vivía en el sector Junín, en la vía al Santuario del Agua de la Virgen de Torcoroma. Allí le agarré amor al campo y aprendí a preparar tamales, bollos de mazorca, longaniza y rellenas”.

Uno de los platos preferidos por Garay es la barbatusca, flor del típico árbol ocañero que lleva este nombre y con la que se prepara un guiso apetecido para poner sobre las arepas.

Su amiga Doris Amaya García la admira por la preparación de este plato.

“Juntas salíamos a recoger las flores y luego me enseñaba a prepararlas con tomate, cebolla, ajo y huevo”, dijo Amaya.

Su hija Mery Contreras siempre está pendiente del estado de salud, la lleva al médico y los galenos se admiran, comparándola con un roble.

“Es muy orgullosa, se cambia sola, escoge la combinación de colores, se baña, se arregla e incluso se pinta el cabello”, dijo su hija.

En la familia es considerada la matrona, no por su edad sino por la fuerza y la fortaleza que brinda cuando hay dificultades.

“Las cenas del 24 y 31 de diciembre las coordina ella. Le gustan mucho las fiestas y compartir con alegría. Se levanta a las 5 de la mañana para comenzar sus faenas diarias, va a la cocina y luego se sienta a coser”.

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