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Ocaña
La reina de Papá Noel en Ocaña
La casa de Raquel Vega, en Navidad, se convierte en un espacio de puertas abiertas para que aprecien su colección.
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Viernes, 14 de Diciembre de 2018

En junio de 2019, cumplirá 100 años y con la sonrisa que la caracteriza, dijo que espera con ansias la llegada del año nuevo. Ella, desde joven, ha sentido afinidad con Papá Noel y se convirtió en coleccionista de los muñecos rojos panzones, con abundante barba blanca.

Raquel María Vega Claro, es madre de 13 hijos y en 1938, fue la reina de Ocaña. “La Navidad es la mejor época y hace 50 años empecé a coleccionar a Papá Noel, tengo más de 500, en todos los estilos, colores y tamaños. Ellos representan la generosidad humana, virtud que he inculcado en mi hogar”.

La vivienda de Vega en el barrio Acolsure, en Navidad, se convierte en un espacio de puertas abiertas y a ella ingresan decenas de ocañeros a contemplar las figuras. Otros, lo hacen solo por escuchar las amenas historias de la reina de Papá Noel, como es conocida la carismática mujer.

Los muñecos, según Vega, son testigos mudos del ambiente festivo que se vive al interior de la familia. “Cuando mis parientes viajan siempre se acuerdan de traer un Papá Noel y así se ha nutrido la colección”.

Al recorrer la casa de Vega se aprecian en trineos, en llaveros, bailarines, sobre mesas, en cojines, en guirnaldas, en lámparas, en los jardines, de porcelana y en tela.

“A un visitante se le ocurrió armar una orquesta que entonaba villancicos y era el centro de admiración, pero un día se callaron y no se pudo arreglar”.

Cada año al llegar diciembre, con delicadeza la saca de cajas en donde permanecen metódicamente ordenados, les cambia el vestuario y les peina la barba. 

Su hija Piedad define a su mamá como un ejemplo de bondad y de hospitalidad. “Ella disfruta permitiendo la entrada de los vecinos y para ellos es un cofre de recuerdos, una campana que alegra la Navidad con curiosas historias que han marcado el devenir de la sociedad ocañera”.

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La tradición de coleccionar la fusiona con su pasión por la gastronomía. En los tejados deja papayas para que se tuesten bajo el sol y luego las procesa para convertirlas en conservas. En leña cocina tamales y en enormes sartenes disfruta viendo como los buñuelos se doran.

“Mi mamá es una mujer valerosa que ha resistido el dolor de perder a tres de sus hijos. Tiene 30 nietos y 18 biznietos. En la casa también le decimos la arañita, por la capacidad para tejer manteles, donde también está Papá Noel”.

Los tiempos libres Vega los dedica a la pintura y a estar pendiente de cada detalle de su casa.

La temporada decembrina la pasará junto con su familia y con ellos espera celebrar el próximo año un siglo de vida, el mismo que ha vivido con intensidad y alegría.

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