La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Ocaña
La tradición ocañera por el nombre de Torcoroma
La Virgen, sinónimo de fe y devoción.
Image
La opinión
La Opinión
Domingo, 17 de Enero de 2021

El nombre de Torcoroma es tan común y popular en Ocaña que fácilmente se aprecia en los negocios de todo tipo, sectores urbanos, empresas de transporte, decenas de mujeres y hasta sanatorios locales. 

La preferencia por el término femenino, en esta región del departamento, se convirtió en un referente de fe y positivismo gracias a la devoción que miles de católicos profesan por la virgen de Torcoroma, quien tiene un santuario en este municipio nortesantandereano.

Así como la devoción mariana de Guadalupe en territorio azteca o la aparición de la inmaculada de Fátima a unos pastores portugueses, en una montaña se venera con gran fervor la imagen de la virgen de las gracias de Torcoroma, patrona de los ocañeros.

 Miles de feligreses procedentes de distintos rincones del mundo arriban  a Ocaña para renovar los votos de fe y encender una veladora con el fin de mantener vivas las tradiciones  religiosas.

“Esa devoción brota por los poros y cada día crece más”, anotó el presidente de la Academia de Historia, Luis Eduardo Páez García.

 Un 16 de agosto de 1711, hace 310 años, apareció una imagen, que aseguran se trata de la virgen, a unos campesinos que cortaban un árbol para hacer un dornajo utilizado en la fabricación de dulces.

 Desde entonces, la costumbre se ha venido propagando de generación en generación y antes de la pandemia llegaban un buen número de turistas quienes subían hasta el santuario para pedir un favor y otros en agradecimiento.

El sacerdote Jairo López Ramírez, párroco de la catedral de Santa Ana, iglesia matriz de la diócesis de Ocaña, manifestó que se ha convertido en faro de fe y esperanza para los feligreses.

 El publicista Orielson Sarabia manifiesta que el sitio requiere estrategias de proyección para el mercadeo del turismo religioso.

El reconocido lugar, al que se llega por un camino escarpado, se encuentra cerrado por la pandemia del coronavirus, pero a la espera de que se reabra para albergar a los feligreses provenientes de diferentes ciudades y países.  

En el santuario se encuentran centenares de placas en las que personas manifiestan su agradecimiento por los favores recibidos.

Perpetuar la historia

El sonido de la campana desde la torre de la capilla invita a un ritual especial para el bautizo de una niña con el nombre de Torcoroma en honor a la patrona de los ocañeros y esa costumbre se ha propagado a nivel provincial.

La tradición se mantiene viva y es común encontrar tiendas, barrios, clínicas, dulces, heladerías, supermercados, fincas, canchas e incluso empresas transportadoras con ese nombre como un acto simbólico de confianza protección y seguridad.

Los orgullosos padres alrededor de una mesa anuncian el advenimiento de un nuevo ser y consultan la combinación perfecta para sus hijas, María, Juana, Gloria o Ana Torcoroma para pagar una promesa o perpetuar la profunda fe por la virgen morena.

 La señora Carmen Ascanio tuvo dificultades durante su primer embarazo, elevó las oraciones, el parto fue normal y en contraprestación la hija lleva el nombre de María Torcoroma. 

 El médico cirujano Jesús Ramón Dueñas pone en manos de la virgen todas las intervenciones quirúrgicas desde hace 34 años cuando decidió, conjuntamente con los socios, escoger la razón social de la clínica de la Torcoroma.

“Hubo consenso entre los fundadores e incluso construimos un nicho para hacer las peticiones. Los milagros saltan a la vista, en el 2017 pudimos salir de la peor crisis económica y el más palpable fue con la enfermera jefe, María Matilde Rangel, diagnosticada con cáncer de colon, estaba desahuciada y la patrona escuchó las súplicas”, indicó el profesional de la salud.

Hasta el santuario han llegado personas como el cabo de la Policía Nacional Jorge Trujillo Solarte, quien luego del prolongado cautiverio con más de 12 años, escapó  de las Farc y viajó a Ocaña para dar las gracias a la virgen de la Torcoroma por haberlo librado de ese flagelo, tras una violenta toma de la guerrilla  registrada en Puerto Rico (Meta), en julio del año 1999.

Su señora madre Oliva Solarte indicó que, según ella, la patrona obró en la liberación.

En otro caso, el joven Elkin Ibáñez sufrió un accidente de tránsito y los médicos decían que había que amputar la pierna; la madre se aferró a la virgen y su hijo se recuperó de la seria lesión.

Entre los innumerables hechos documentados figura el de Carmela Claro Duarte (Q.E.P.D), profesora de la Institución Educativa José Eusebio Caro, quien aseguró que la patrona la curó.

 Sufrió un aneurisma cerebral, el estado de salud se deterioraba paulatinamente y el diagnóstico no era tan halagüeño. Sacaba fuerzas de sus flaquezas para renovar los votos de fe.

 En medio de la celebración de los 300 años de la aparición, se le ocurrió una idea descabellada para muchos, asistir a una procesión. Luego fue sometida a una completa revisión y las secuelas desaparecieron.

Un vocablo de los aborígenes

El escritor ocañero Wilson Enrique Ramírez manifestó que los conquistadores españoles encontraron un sinnúmero de topónimos indígenas y entre ellos uno bastante sonoro como el cerro de la Torcoroma que significaba algo así como “montaña difícil de escalar” en contraste con las llanuras del Cesar.

“Desde lo alto fluían riachuelos que bañaban los llanos generando el nombre de Aguachica, una población cerca al río grande de la Magdalena y el nombre está asociado con el cuidado del medio ambiente. Ahora esas tradiciones se han ido perdiendo y la moda es utilizar sustantivos propios extranjeros de difícil pronunciación”, agrega el escritor.

La mano de la patrona

Son muchos los testimonios de personas que, aseguran, ser beneficiados por los milagros obrados por la virgen de las gracias de la Torcoroma.

 Monseñor Leonel Antonio Pineda Guerrero (QEPD) sufrió una parálisis cuando niño y se encontraba postrado en una cama.

 Su señora madre ofreció asistir a la romería y cuando regresó el niño despertó de ese letargo y gritó: “mamá”. En contraprestación fue consagrado a la patrona, estudió en el seminario, se ordenó sacerdote y dejó una gran huella en la región.

Es el autor de la novena y de muchos cánticos para resaltar los prodigios.

La ocañera Nury Esperanza Villalba Suárez ha luchado contra una leucemia durante varios años y se encomendó a la virgen.

 Hoy lidera una fundación en Bucaramanga y en el 2012 fue postulada mujer Cafam por la manera como ayuda a la gente que sufre esa terrible enfermedad.

La enfermera, que ha ganado más de 1.500 tutelas en los juzgados de diferentes regiones del país a favor de pacientes que reclaman mejor atención de las EPS, dijo que subir al santuario del agua de la virgen la reconforta para reencontrarse con la patrona.

Ya son varias las generaciones de ocañeros que han crecido viendo en avisos, letreros, fachadas y tarjetas el nombre de Torcoroma, que se volvió parte del paisaje urbano y un sinónimo de fe, resistencia, salud y proyecciones familiares, entre varias denominaciones que también convirtieron a Torcoroma en una expresión cultural de la región.

Temas del Día