En el arte del tejido en crochet, el artista barranquillero radicado en Ocaña Luis Alberto Manga Jaimes, encontró un estilo de vida que ha pulido y con el que ha conocido gran parte del país.
Él, de 34 años, amante de la música, define el tejido como un medio para sentir a los ancestros. Normalmente es visto en el parque 29 de Mayo de Ocaña y cuando no extiende sus productos está de correría por los pueblos de la Provincia y parte del Catatumbo.
“Tengo 12 años ganándome la vida en la calle; tejiendo se hacen amigos y se conocen culturas. He tenido la oportunidad de viajar a Panamá, Ecuador, Bolivia, Perú y Venezuela, todo a punta de unir hilos”.
Las figuras que más creó en sus inicios fueron de animales como pulpos y tortugas. Ahora, hace toda la jungla.
El arte lo aprendió observando a una amiga, y para vender en la calle, dando ejemplo de legalidad, tiene permiso de las autoridades locales. Incluso, tramitó el registro de Cámara de Comercio.
Manga ha participado en ferias de arte, y muchos lo admiran por los finos acabados. “Hay quienes dicen que al arte no da para vivir, pero por experiencia, sé que vivir en el arte es sinónimo de felicidad”.