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Luis Eduardo, 67 años de ser nazareno

Es el más veterano de la hermandad de Ocaña y entrega sabios consejos a futuras generaciones.

Tras abrir la puerta de la Hermandad de Jesús Nazareno en Ocaña, aparece un hombre con una convicción acrisolada, vistiendo una túnica azul, capirote y cordones impecables. Su caminar es pausado y con una precisión milimétrica. A sus espaldas lleva la cruz de la vida e irradia una fecunda existencia dedicada a difundir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Él, Luis Eduardo Yaruro Carrascal, es el nazareno más veterano de Ocaña y quien entrega sabios consejos a las futuras generaciones. De niño se escapaba de la casa para seguirles los pasos a los hombres de túnica morada, y a sus 89 años dice que Dios le ha permitido conservar energías para participar en las procesiones y actos católicos.

En su rostro no hay cansancio, se dibuja alegría cuando se dirige al templo para cumplir con la promesa que hizo cuando se salvó de morir ahogado.

Para él es un ritual ponerse el vestuario y esconder sus arrugas bajo el traje, convirtiéndose en un servidor más e impregnándose de olores a cirios y flores frescas. Por sus pupilas desgastadas han pasado, como cuadros gigantes, las estampas y recuerdos de sus 67 años de vida al servicio de la iglesia Católica.

Hijo de un arriero  

Desde niño, Yaruro acompañaba a su padre en la misión de arriero por trochas y cañadas a pie: comenzaban en el sur del departamento de Cesar y recorrían hasta la capital de Norte de Santander.

Así fue aquilatando su personalidad y se convirtió en un hombre fuerte. Luego de esas arduas jornadas para ganarse el pan de cada día, en Semana Santa hacía un alto en el camino para elevar las plegarias. Aprendió a manejar y el negocio de trasladar ganado iba sobre ruedas. Toda su vida consagrada a Jesús Nazareno.

A su edad aún tiene fuerzas para el recorrido desde San Francisco hasta la catedral Santa Ana para cumplir con aquella penitencia de hace 67 años. Él, recuerda que iban 11 personas en una chalupa en Puerto Santander y sobrevino una avalancha. Encomendó su alma a Jesús Nazareno y sólo sobrevivieron tres. Desde ese instante prometió participar en la hermandad y la promesa la ha cumplido al pie de la letra.

Luis Eduardo es un cofre de historias y un ejemplo para las nuevas generaciones de ocañeros que dedican su vida a Jesús.

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Miércoles, 12 de Abril de 2017
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