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Ocañero convirtió su casa un hangar
Mario Elías Ascanio tiene como pasatiempo fabricar piezas para modelos de aviones a escala.
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Miércoles, 3 de Abril de 2019

De niño, Mario Elías Ascanio Álvarez, fue a visitar a su padre en Acerías Paz del Río y presenció la caída de un avión Cessna 152 manejado a control remoto, que se estrelló contra el pasto y se desarmó.

Conmocionado por aquel incidente se dio a la tarea de reunir piezas y ensamblarlas, surgiendo una pasión por la aviación que lo ha acompañado durante toda la vida.

Ascanio, comerciante ocañero, dedica todos sus ratos libres a fabricar piezas para modelos de aviones a escala. Buscando perfeccionar la técnica se graduó como dibujante técnico y en su casa tiene más de 100 aviones de colección.

Uno de los acontecimientos que más recuerda en su vida fue cuando su mamá lo llevó a conocer el primer aeropuerto que tuvo Ocaña en la vereda El Hatillo. El primer avión que fabricó fue un Cessna 152, como el que vio caer.

(En el taller le da forma a aviones que ve en películas. Allí pasa la mayor parte de su tiempo.)

“En 1972, cursaba segundo de bachillerato y llegué al taller de ebanistería, tomé un pedazo de madera, lo lijé, lo tallé, hice el fuselaje y el profesor Mario Pitta, me orientó para la construcción de la aeronave”.

Ascanio es casado con Martha Dueñas Peñaranda y tiene dos hijos. Su familia lo apoya en la pasión por los aviones, la misma que no pudo llevar a nivel profesional, pues por las condiciones económicas no ingresó a una escuela de aviación en Cali.

En su casa abundan las vitrinas y de los techos penden decenas de aeronaves. “No son juguetes, son aviones de verdad, el ruido que hacen se convierte en un concierto para mis oídos, verlos aterrizar me fascina y montar en ellos genera adrenalina”.

A los modelos que ha creado les está incorporando motores para hacerlos volar y practica en una pista ubicada en el corregimiento El Chapinero del municipio de Ábrego.

“Les adaptó motores, bujías, tanque para el combustible, caja de vuelo, anemómetro para la velocidad y dirección de aire”.

Algunos de los modelos que ha fabricado son Hércules, McDonnell Douglas 47, los helicópteros Sikorsky, legendarios Iracoi, famosos Corsair, Tomcat 114, F16 y Junker.

Ascanio confesó que cualquier trozo de madera seco que cae en sus manos es transformado en un avión. “Fabricarlos me permite distraer la mente y rejuvenecer el espíritu. Mis amigos dicen que convertí la casa en un hangar y es mi templo para dejar volar la imaginación”.

Muchos modelos los observa en películas y luego les da forma en el taller.

“Todos los días recuerdo el día en que escuché por primera vez el ruido de un helicóptero y corrí hasta el batallón en el barrio Tejarito para verlo. Era un niño, perdí la noción del tiempo, como ocurre ahora en el taller”.

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