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Ocaña
Payasos del Ejército ofrecen en Ocaña funciones por tapas plásticas
En la Plaza de Ferias, el Circo Militar recoge los elementos reciclables para los niños con cáncer.
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Miércoles, 29 de Mayo de 2019

De un ataque al corazón murió anoche un payaso. Lo más divertido del caso es que cuando su cuerpo estaba inerte, la gente aplaudía e insistía en que repitiese la muerte. Así comienza uno de los actos de los payasos del circo militar, quienes en la plaza de ferias de Ocaña están ofreciendo funciones a los niños que donan tapas plásticas para los menores con cáncer de la Fundación Soñar.

Los militares del Batallón de Acción Integral cambiaron el camuflado por coloridos trajes y las botas por babuchas. El sargento Carlos Alberto Rodríguez es el comandante de la tropa de la risa y para él una carcajada  es una dosis para vivir en paz.

De acuerdo con Rodríguez, son 20 los uniformados que recorren el oriente colombiano recolectando tapas y brindando alegría a la primera infancia.

El soldado profesional, Jorge Armando Bohórquez, encarna a Charanguita y el mensaje que deja en el público más allá de las risas, es el del humor como estrategia de convivencia pacífica.

El nombre es inspirado en un payaso que conoció de niño y se llamaba Chabarita.  “De pequeño, en la escuela, mis compañeros y profesores comenzaron a aplaudir en las presentaciones y cuando ingresé al Ejército los comandantes vieron el potencial que tenía para las manifestaciones artísticas”, contó Bohórquez.

En ese momento conoció el circo Héroes de Colombia y actualmente tiene 15 años como payaso militar. Además, es trapecista, malabarista, equilibrista y entrenador de perros.

Su talento impidió que prestará servicio en el monte y el único combate en el que ha participado es en el de las risas que se registran al interior de una carpa.

“A pesar de ser payaso, también me pongo el camuflado, uno no puede perder el respeto a la institución”, recalca.

Bohórquez asegura que el mejor pago para un payaso son los aplausos y las sonrisas de los niños. 

“Una de las zonas donde más disfrutamos la labor es en el Catatumbo, pues allí son pocos los espacios para el arte que tienen las nuevas generaciones”.

El payaso Charanguita es el director artístico del grupo y sigue al pie de la letra la disciplina militar, se levanta temprano y cumple con la preparación física para saltar al escenario. “Seguimos un entrenamiento riguroso”, recalcó.

En la carpa que permanece en la Plaza de Ferias de Ocaña, el ciudadano Orlando Pérez dijo que su hijo de ocho años “disfrutó del espectáculo donde se ríe y se fortalecen valores para la vida. Al final, corrió al escenario a abrazar a los payasos y fue un momento inolvidable. Este es el país que queremos, lleno de risas y de alegrías”, argumentó.

Bohórquez confesó que a pesar de tener momentos de tristeza, siempre que se sube al escenario los problemas se olvidan y la vida adquiere otro sentido. 

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