Como un duro golpe a la alicaída economía de la provincia de Ocaña ha sido calificado el impacto del paro armado promovido por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en todo el territorio colombiano.
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Ante esa cruda realidad y para evitar percances, algunas instituciones educativas tomaron las precauciones del caso y suspendieron las actividades académicas ejecutando jornadas pedagógicas sin la presencia de los estudiantes.
A eso de las 10:00 de la mañana ayer viernes, todo el personal administrativo, docentes y alumnos fueron evacuados de la granja El Algodonal de la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, ante intimidaciones proferidas por motorizados a conductores de las empresas transportadoras.
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Las escuelas y colegios de la zona del Catatumbo permanecieron con las puestas cerradas ante la imposibilidad de utilizar carros y motocicletas para transportar a maestros y educandos
Descalabro económico
Los comerciantes de la plaza de mercado de Ocaña son los que más sienten los rigores de la parálisis, lo que ocasiona el desabastecimiento de los artículos básicos de la canasta familiar.
Debido a los problemas en el sector transportador, los campesinos no pudieron sacar los productos agrícolas lo que generó grandes pérdidas económicas.
El presidente de la Asociación de Comerciantes del municipio de Ocaña, Felipe Nery Meza Quintero indicó que en un día en la plaza de mercado se mueven unos 4 mil millones de pesos y esa actividad se vio afectada en un 40 por ciento, cifra bastante alta para las finanzas de los habitantes de la región. “Me atrevería a decir que se perdieron unos mil 600 millones de pesos diarios y en los tres días casi alcanza los 5 mil millones de pesos”, precisó.
La situación es bastante tensa con el agravante de que algunos comerciantes en medio del desespero por las reservas de los productos perecederos como el tomate, enviaron tres camiones por una trocha en zona rural de Pailitas, sur del departamento del Cesar y hombres armados quemaron los automotores, debido al desacato de la orden de paro.
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El vocero lamenta ese tipo de actos terroristas que afectan es al pueblo y no desestabiliza al sistema de gobierno central. “El intercambio comercial de frutas, verduras y víveres sufrió traumatismos. Esas acciones inciden en la calidad de vida de los labriegos, quienes pagan los platos rotos de un conflicto sin sentido que afecta al país”, recalcó.
Aeropuerto sin vuelos comerciales en Ocaña
Ante la crisis económica ocasionada por el paro armado, los comerciantes de la región lamentan el ostracismo generado por la carencia de vuelos desde el aeropuerto de Aguas Claras de Ocaña.
En el año 2019, el administrador Luis Albeiro Páez Echávez fue despedido del cargo y nunca se ha nombrado el reemplazo.
“Ninguna aerolínea se anima a retomar la ruta y la región se encuentra acéfala de los dirigentes de la región”, señala.
Asegura que las modernas pistas son utilizadas para vuelos de emergencia de aviones ambulancias por fuerza mayor, relevo de las tropas, valores o chárter con personajes de alto Gobierno.
“Es increíble que Aguachica con menos infraestructura, pues la sala de espera de Ocaña cuenta con 50 sillas bien equipadas y el sur del Cesar, esperan la avioneta en un potrero debajo de un palo de mango”, agregó.
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Hasta ese lugar llega Satena los martes, jueves y domingos y de acuerdo con un estudio el 80 por ciento de los pasajeros corresponden a los habitantes de la provincia de Ocaña, que cuando la misma aerolínea brindaba el servicio desde el aeropuerto de Aguas Claras no era rentable por la falta de acogida.
Atrapados por el temor
Los comerciantes de Ocaña censuran la actitud de los grupos subversivos al generar la parálisis de una región sin medir las consecuencias para el pueblo trabajador.
“Intentamos superar la crisis ocasionada por la pandemia con una leve reactivación económica y ahora viene el paro armado donde intimidan a toda la gente y el campesino teme sacar las cosechas al mercado. Así no son las cosas”, exclamó Orlando Carrascal Álvarez.
Durante los tres días no llegaron los vehículos de carga y pasajeros desde la zona del Catatumbo y eso afectó ostensiblemente la economía regional.
Señala que ha disminuido el flujo de compradores un 80 por ciento debido a las dificultades presentadas con los buses de la zona del Catatumbo. El impacto es bastante grande porque afecta la cadena de comercialización, venimos de una pandemia y la situación es grande. No podemos seguir en la guerra.
Ciro León Arévalo, comprador, indica que están en medio del conflicto armado y esas acciones perjudican a la población civil. “No podemos pagar las consecuencias de unas divergencias y golpea las finanzas de los campesinos de la región”.
El presidente de la Asociación de Comerciantes, Felipe Nery Meza Quintero señala que la situación es bastante compleja y agrava la crisis del sector agropecuario. “A lo anterior se suma que tenemos un aeropuerto, pero sin aviones como alternativa para salir de la región. Estamos secuestrados en la ciudad como en una cárcel donde los barrotes es el temor a las represalias de los grupos al margen de la ley”, agregó.
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Pide a los gobernantes de turno ponerse la mano en el corazón y buscar una salida negociada al conflicto social registrado en la zona y a los grupos al margen de la ley conciliar los ánimos por el bienestar de la gente.
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