El subgrupo de control de vectores del Instituto Departamental de Salud (IDS) ejecuta un plan piloto para la interrupción de la enfermedad de Chagas en la zona del Catatumbo.
Se implementan estrategias de vigilancia serológicas a menores de 18 años y mujeres gestantes para identificar a pacientes con cardiopatías.
“La zona del Catatumbo es endémica por la presencia del Pito que ocasiona problemas cardiacos en un futuro”, dijo Ana María Gélvez, profesional de apoyo del IDS.
El objetivo es detectar de manera oportuna la enfermedad en los municipios de Hacarí, San Calixto, Teorama, El Carmen y Convención para iniciar de manera temprana el tratamiento y evitar la propagación.
“Se establecen los factores de riesgo casa a casa para implementar las barreras químicas a través de la fumigación y cordones epidemiológicos en aquellos sitios propensos a esas afectaciones”, agregó la funcionaria.
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Se revisan las paredes y techos, especialmente de paja y palma, casas en bahareque y pisos en tierra donde el pito puede picar o defecar en los alimentos.
Se adelantan los tamizajes, ya que la madre puede transmitir a su hijo donde se determina la presencia o no de la enfermedad que genera problemas cardiacos posteriores.
Entre los síntomas de la enfermedad se destaca la fiebre, mialgias, dolor torácico, dificultades al respirar como señales de alerta de una cardiopatía crónica, ya que el paciente se cansa fácilmente al caminar y puede terminar en un infarto.
La profesional del IDS asegura que es una enfermedad silenciosa y por ello es por lo que se adelanta el control prenatal con los exámenes pertinentes donde los especialistas inician el tratamiento indicado, la intervención y cómo protegerse.
La bacterióloga Ana María Gélvez Cárdenas indica que se debe tener mucho cuidado con el consumo de algunos alimentos tradicionales en la zona del Catatumbo. “Existe la concepción de probar la sangre de armadillo para combatir el asma, entonces se pueden contaminar con esas prácticas”, reiteró.
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El programa también abarca a las comunidades indígenas asentadas en la zona del Catatumbo que tienen costumbres alimentarias diferentes y pueden infectarse.
“Se trabaja con la Organización Panamericana de la Salud con la asistencia técnica, capacitación de los habitantes de la región para la fumigación y la erradicación del Pito. Además, la instalación de toldillos como barrera de protección”, reiteró.
En Norte de Santander está contemplado en el Plan Decenal de Salud para articular esquemas de prevención en las distintas comunidades.
El profesor Álvaro Quintero, sufrió en carne propia esa afectación y luego de un tratamiento fue sometido a trasplante de corazón. Hace 13 años se le practicó la cirugía y hoy lleva una vida plena.