Juan Alejo de la Rosa Cano es el guardián del parque 29 de Mayo de Ocaña. Él ha pasado toda su vida como lustrabotas en la concurrida plaza y es uno de los personajes más queridos por todos los ocañeros.
Su vocación de servicio lo llevó a aprender inglés y orienta a los extranjeros que llegan a conocer los atractivos turísticos.
El singular Juan Alejo es el líder de la asociación de lustrabotas de Ocaña y con simpatía recuerda que en el rebusque diario ha hecho decenas de amigos, los mismos que lo aplauden por cuidar las zonas verdes del parque 29 de Mayo y no permitir que se cometan desmanes en la zona.
El talante de Juan Alejo hizo que el Centro de Emprendimiento y el Sena diseñaran una capacitación para los 18 lustrabotas del parque. Ellos, se formaron en historia de Ocaña y la Provincia y son los ‘relacionistas’ del municipio para quienes vienen de tierras lejanas.
Juan Alejo es oriundo de San Calixto. Su papá, un campesino pobre, llegó a la plaza de mercado a cargar bultos y los hijos eran los encargados de llevar las bolsas de los adultos.
Ellos observaron la manera como la gente se ganaba el pan de cada día limpiando zapatos y fabricaron las cajas.
Los tres hermanos no desfallecieron en su intención y fueron creciendo hasta que conocieron a Rosa Marina López, una mujer que dedicó tiempo a dignificar el trabajo de los jóvenes.
Ella los organizó y desde hace 34 años se encuentran trabajando en el parque. Hoy, son verdaderos guardianes del histórico espacio.
Juan Alejo recuerda que ha lustrado zapatos de alcaldes, artistas, abogados, empresarios y es ampliamente conocido en el sector.
Siempre aconseja a los transeúntes para que no pisen los prados y se fortalezca el sentido de pertenencia. “Aquí vivimos la mayor parte de nuestras vidas. Yo llego a las seis de la mañana y me voy a las seis de la tarde. Entonces, es nuestro hogar”, recalcó.
Desde la administración de Jesús Hernán Claro Ovallos, a finales de la década de los 80, se les dotó de una silla fija.
Juan Alejo, como el líder nato que es, unió a los vendedores de tintos y de minutos y juntos se turnan para mantener aseado el parque 29 de Mayo. La meta es servir de ejemplo y generar sentido de pertenencia con el municipio.