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Un piano le pone ritmo a la vida de María Margarita

La ocañera es maestra de piano de la Escuela de Bellas Artes de Ocaña.

La eterna y carismática maestra de piano de la Escuela de Bellas Artes de Ocaña, María Margarita Vélez García, coordina la creación del coro polifónico de la Catedral Santa Ana.

Por sus clases han pasado miles de niños quienes en la actualidad gozan de reconocimiento en el ámbito musical.

El secreto para educar con pasión y ganarse el cariño de las nuevas generaciones, ha sido involucrar la emotividad para tocar las fibras del ser humano. 

La ocañera durante años se desempeñó como directora de coros y de la orquesta del programa Sueños Culturales en Ocaña. Es pianista de la Escuela Superior de Bellas Artes de Medellín y sicóloga del San Buenaventura.

El talento musical lo descubrió de niña, cuando se sintió atraída por el piano y soñaba con dirigir una orquesta. El sueño, cumplido, la llevó a convertirse en una ‘biblia’ musical en la Provincia de Ocaña.

Al crecer ingresó al coro de las Hermanas de la Presentación en Medellín y a pesar de que estudió sicología nunca se apartó de las expresiones artísticas.

“Cada tecla es un ser humano, representan el ritmo de la vida. Es una amalgama que debe sonar armónicamente para unificar criterios con el desarrollo de la humanidad”, indicó la maestra.

En la actualidad está en retiro, gozando de una pensión, después de recorrer un gran camino artístico. Sin embargo, el silencio y la soledad la apabullan y quiere seguir aportando a la música conformando el coro polifónico de la catedral Santa Ana. 

El fin de semana ofreció un concierto de piano en la catedral y expuso el proyecto para la creación del grupo, en medio de aplausos de los ocañeros.

“Nací para enseñar a niños y a jóvenes a leer partituras, a sentir sensibilidad por la música”, dijo.

La maestra ocañera ha ganado premios a nivel nacional y recuerda con especial agrado el Festival Internacional de Coro en 1989, en Ibagué (Tolima), así como el Premio Adolfo Mejía de Cartagena y el Festival Nacional de Coro de 1994.

Ha dirigido coros en Ocaña, Cartagena y en Cúcuta. Con el club de cantores de Cúcuta participó en la Bienal de Orquesta Sinfónica en Venezuela.

Desde 2006 hasta 2013, ofició como directora del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Ocaña, donde obtuvo la pensión.

Un piano para la niña

El talento viene de cuna. La maestra recordó que su padre, un cafetero de Antioquia amante de la música, al enterarse de que ella venía en camino encargó un piano de Alemania.

“Estaba destinada a ser pianista desde antes de nacer. Cuentan que era muy hiperactiva, me echaron de todas las escuelas y colegios hasta que llegué al Sagrado Corazón de Jesús de Miraflores, que establecía convenios con Bellas Artes y ahí conocí al maestro Pietro Mascheronni. Él, marcó mi vida”, recalcó.

La maestra contó que desde los 15 años no han descansado sus dedos y diariamente los usa para sacarle ritmo a la vida. “Una parte del cerebro está destinada a potenciar las expresiones culturales. La música es convivencia y ante el deterioro social de la actualidad, se convierte en una herramienta de paz". 

“La música da tranquilidad al alma. El que canta ora dos veces y por ello quiero conformar el coro polifónico”.

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Domingo, 2 de Junio de 2019
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