Un grupo de inmigrantes venezolanos prendieron fuego en los predios aledaños a la escuela del barrio Juan XXIII y luego se apoderaron del inmueble. El hecho alertó a los vecinos que pidieron a las autoridades controlar la presencia de ilegales.

El establecimiento educativo de propiedad del municipio, localizado a un costado de la salida a Bucaramanga, tiene más de ocho años abandonado y fue tomado como albergue por quienes salen del país vecino.

En el punto también se han reportado denuncias por el consumo de drogas y de licor, situaciones que desencadenan en la alteración del orden público.

El coordinador de Gestión del Riesgo del Municipio, Elkin Gómez Carvajal, ante los hechos ocurridos la noche del domingo, dijo que las autoridades del municipio se reunieron para tratar la situación y establecer los mecanismos que permitan que estas acciones no vuelvan a ocurrir en ningún punto de Pamplona.

Sobre los hechos indicó que en donde quedaba el jardín del plantel, un grupo de personas prendieron una hoguera que se fue extendiendo por los predios y atemorizó  a la comunidad.

La situación fue controlada por los Bomberos y con la ayuda de la policía se sofocaron las llamas, evitándose que se saliera de control.

Sobre el plantel educativo manifestó que se van a hacer labores de limpieza de los predios y se adecuará la cancha para que vuelva a ser utilizada por la comunidad.

Estas labores se harán con personal de la Dirección de Salud, Bomberos y de la junta de acción comunal.

También indicó que con la policía se estableció el compromiso de ejecutar acciones enfocadas a garantizar la seguridad del sector de Juan XXIII.

De esta manera y según Gómez, las labores de vigilancia serán permanentes para disminuir los indicadores de inseguridad que se presentan en ese punto del noroccidente.

Acciones

Ante esta situación y con la presencia cada vez más de ciudadanos procedentes de Venezuela, se estableció hacer controles permanentes y deportar a quienes estén de manera ilegal en el municipio o sean sorprendidos haciendo acciones que afecten la tranquilidad ciudadana.

Gómez afirmó que están llegando diariamente entre 100 y 150 personas, que en su gran mayoría pernoctan en la ciudad uno o dos días y después toman las carreteras a Bucaramanga o la Central del Norte, vía Chitagá, para desplazarse caminando al interior del país. 

Otros extranjeros se quedan, dedicándose a pedir plata, comida, vender dulces y otros a despojar de las pertenencias a las personas con intimidación.