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Pan con secreto de 89 años

Desde 1926 deleitan a los pamploneses con los amasijos que produce.

La fórmula inventada por las abuelas, siempre ha estado en manos de mujeres laboriosas, emprendedoras y de espíritu progresista.

Por citar algunas, es el caso de las hermanas Araque, Rosa Delia Cristancho e Isabel Cabeza ‘Chavita’. En La época, por respeto al hombre —cabeza del hogar—, las panaderías llevaban por nombre los apellidos de los esposos.

En Pamplona, la panadería Araque hace parte de la tradición gastronómica. Desde 1926, producen amasijos.

La creadora fue doña Lola de Araque, quien por su seriedad para los negocios se hizo socia de la desaparecida Molinera de Herrán, en donde diariamente le facilitaban un bulto de harina.

Inicialmente, elaboraba pocas galletas, y debido al sabor único, casero y la consistencia, poco a poco fue aumentado la producción que repartía a lomo de mula en los municipios vecinos.

Ya no iba por un bulto sino por varios, ya que los pedidos empezaron a aumentar, e innovó con panes de diferentes formas y sabores.

Una de las nietas y gestora cultural, Margarita Camacho Araque, quien ha investigado sobre esta tradición familiar, aseguró que la abuelita Lola elaboraba la mantequilla, y para amasar la combinaba con huevos criollos, leche recién ordeñada y otros secretos.

Después, con la llegada de las hijas, Ana Belén, Ana Leonor y María Ascensión, les trasmitió la tradición que hoy después de 89 años mantienen intacta. Utilizan la misma fórmula e ingredientes.

“Siempre hemos sido una empresa femenina”, dijo Camacho, al tiempo que aseguró que empezaron a hacer los famosos panes de acema, provenientes de una fórmula antigua familiar.

Al igual que lo son el pan de agua, de natas, de leche, queso, maíz, rollo, San Antonio, mojicón, azucarado y colaciones.

Sobre el por qué el pan Araque es distinto a los demás, dijo que es producto de dos procesos: el primero es que se trabaja con una levadura madre y productos naturales.

El siguiente paso para darle el toque final y auténtico es que los panes pasan por un horno de leña o de piso.

“Por eso, el pan queda con una corteza dura por fuera y en el interior es blando. Esto nos hace netamente artesanales”, precisó.

Iniciativa

Para seguir conservando la tradición familiar, Margarita Camacho trabaja en un proyecto para que el pan Araque sea declarado por el ministerio de Cultura, patrimonio gastronómico de la región.

Señaló que con estudiantes de la maestría en patrimonio y museología de la Universidad Nacional (Bogotá), se encuentra en la recolección de evidencias y pruebas que certifiquen como esa empresa familiar a través de los años ha influenciado la vida y contexto social de los pamploneses.

Expresó que la panadería hace parte de la gastronomía criolla, utilizándose sus variedades en los desayunos y en platos tradicionales.

El sitio también es punto de encuentro para las familias de la Ciudad Mitrada, que al calor de un pan pasan momentos de tertulia.

 

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Roberto Ospino
Viernes, 11 de Septiembre de 2015
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