La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Pamplona
Una calle es rehabilitada desde hace casi un año en Pamplona
Los habitantes piden que la pavimentación la hagan antes de que termine diciembre.
Image
La opinión
La Opinión
Viernes, 1 de Diciembre de 2017

Las comunidades de los barrios El Escorial, Unidos y del sector rural, tienen ocho meses de estar soportando polvo y que cuando llueve deban caminar entre el lodo, porque el arreglo de la vía principal no avanza como esperaban.

Desde el puente que comunica con el sector La Santísima Trinidad —calle 13 con carrera 14—, hasta la parte alta de El Escorial, desde principios de año empezaron a remover el terreno para retirar el viejo pavimento.

Después, hicieron las acometidas de los servicios de acueducto y de alcantarillado, proceso que se convirtió en un martirio para las comunidades.

En esta obra, la Empresa de Servicios Públicos de Pamplona invirtió 738 millones de pesos.

De ahí se pasó a la adecuación de la vía. Desde el segundo puente hasta la parte alta del barrio, la subida parece una pista de bicicross, por las ondulaciones y obstáculos que mantiene la firma contratista Unión Temporal Vía Escorial, con representación legal de Eddy Yolima Arteaga.

También se observan costales llenos de tierra (gaviones), que buscan proteger algunas viviendas del agua lluvia, mangueras y tubos del servicio de agua potable expuestos a la vista.

El contrato lo adjudicó el 18 de agosto de 2017 el hoy detenido alcalde Ronald Contreras, por una cuantía de 712 millones de pesos de regalías.

Entre los dos puentes localizados sobre la quebrada El Escorial, en un trayecto de aproximadamente 100 metros, la situación es más crítica, porque las casas se están socavando y los vecinos tienen dificultades para poder salir o ingresar a los inmuebles.

Preocupados 

Vecinos de este sector, localizado al suroriente, dieron a conocer la situación a los medios regionales y solicitaron la presencia de la Gobernación, para que la pavimentación la hagan antes de que termine diciembre.

“El impacto social negativo de esta obra lo padecemos 1.500 personas”, aseguró el residente, César Augusto Parra.

No solo ellos tienen dificultades para transitar, sino los campesinos, porque no pueden bajar productos o llevar a la vereda insumos. Cuando llueve los estudiantes se embarran los zapatos y uniformes.

Parra, afirmó que es triste cuando van a sacar una persona enferma: tienen que llevarla cargada en cobijas como en los tiempos antiguos.

Temas del Día