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Política
Abstencionismo, el fantasma de las consultas de los partidos
Los resultados de las elecciones internas han llevado a plantear el debate sobre la practicidad y efectividad del mecanismo.
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Colprensa
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Sábado, 16 de Marzo de 2019

Esta semana, tras vencerse el plazo establecido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) para que los partidos y movimientos políticos manifestaran su intención de participar en consultas, 16 colectividades y nueve grupos significativos de ciudadanos que están en proceso de recolección de firmas, elevaron solicitudes en este sentido.

La tendencia de los inscritos es hacer parte de consultas internas o interpartidistas para elegir a sus aspirantes a alcaldías y gobernaciones. Pocos requerimientos se hicieron para la conformación de listas a Asambleas y Concejos o Juntas Administradoras Locales.

Quienes hicieron la solicitud, sin embargo, tendrán plazo hasta el 12 de abril para retractarse de su decisión.

Anque a primera vista se podría decir que este será un proceso movido, dado el alto número de sectores que manifestó el interés de activar el mecanismo de participación, lo cierto es que los resultados y las tendencias de las últimas consultas que se celebraron para las elecciones locales en Colombia, desde 2007, auguran que este año la abstención será nuevamente la gran protagonista y muy seguramente la ganadora  de la jornada.

Si bien este tipo de procesos promueve  el fortalecimiento democrático de los partidos y las coaliciones, su costo (20 mil millones de pesos en 2015), sumado a la irrisoria participación ciudadana, abren el debate sobre su practicidad y efectividad.

Las consultas son la herramienta de democracia interna en los partidos y, según el calendario electoral, están programadas para el domingo 26 de mayo. Pueden ser: internas (para militantes registrados), populares (para todos los ciudadanos) e interpartidistas (entre precandidatos de varios partidos). El resultado de este sistema debe ser acatado por los involucrados en la misma.

No son atractivas

Aunque analistas coinciden en que este mecanismo de participación favorece la democracia interna de los partidos, un informe de la Misión de Observación Electoral (MOE) evidencia los bajos índices de participación cuando se trata de elecciones regionales.

En los últimos tres comicios (2007, 2011 y 2015), la abstención ha estado en aumento en este tipo de certámenes. En 2007 se organizaron 428 consultas, con una participación del 9,1%; en 2011 fueron 235, con votaciones del 4,2 %; y en 2015, de 136 consultas solo acudieron a las urnas 467.860 personas, correspondientes al 1,4 % del total de electores habilitados para votar en el país.

Para Patricia Muñoz, directora de posgrados de Ciencia Política de la Universidad Javeriana, “los niveles de abstención son altos y los ciudadanos no muestran mayor interés en este proceso. A esto se suma que los partidos no se encuentran suficientemente organizados en términos de identificación y carnetización de sus militantes, además de que les falta hacer pedagogía para generar movilización”.

Lo mismo piensa Santiago Leyva, profesor del departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad Eafit, quien considera que “lo usan para medirse. Eso quedó en evidencia en las presidenciales cuando uno de los candidatos tomó ventaja. Estas consultas se comportan, en la práctica, como una primera vuelta, pero si se quiere mayor representatividad este mecanismo es necesario porque Colombia es un sistema de partidos políticos”.

La apatía en el país por la política es una generalidad. La indiferencia es un factor que los partidos buscan revertir para una democracia más fortalecida.

Pero la realidad muestra partidos políticos divididos, con baja credibilidad, lo cual oscurece el panorama a la hora de pedirle al ciudadano que salga a votar por asuntos internos de las colectividades o para elegir entre precandidatos que, en muchos de los casos, son desconocidos.

Para Leyva, el reto que queda es explorar otras formas, porque las personas que mueven estas consultas previas son las más informadas o las que son cercanas a cada campaña. “Por eso es normal la abstención en estos casos”, dijo.

Las cifras del estudio de la MOE son concluyentes: las consultas no son atractivas para el ciudadano y sí para los partidos. ¿Por qué las siguen usando a pesar del costo y de las pocas votaciones?

Este método es un modelo establecido en la Constitución de 1991, que buscó acabar con el bipartidismo que venía de años atrás. Para Pedro Pemberty, politólogo y docente de la Universidad Nacional, “ahora con el multipartidismo se pretende que las opciones de acceso al poder se diversifiquen, es decir, se incrementan las posibilidades para todos, en el sentido de que ya no hay partidos hegemónicos. Ahora, tienen que ir en alianzas, porque nunca va a haber una colectividad con la posibilidad real de ganar por sí sola”.

Muñoz, por su parte, dice que podría considerarse como un ejercicio que no aporta mucho. “Sin embargo, permite los procesos de democratización interna en los partidos, y es bueno someterlo al escrutinio y a la consideración pública. Definir candidatos y hacer coaliciones en torno a propuestas es provechoso para la democracia”.

La norma indica que en cualquier municipio del país se pueden adelantar estos comicios, lo cual pone en entredicho la pertinencia y si es necesario el gasto logístico y económico en las localidades más pequeñas de Colombia.

“Ya que es un procedimiento extendido a todos los municipios, uno se pregunta si el costo y beneficio resulta útil y necesario en todas partes. Es muy común en la legislación colombiana que estas medidas sean homogéneas, sin importar el tamaño, y en municipios pequeños puede ser algo cuestionable”, aseguró Santiago Leyva.

Estrategia política

Aunque es un hecho que las consultas para las elecciones regionales han sido, hasta el momento, un fracaso en términos de asistencia de votantes, hay un factor que es transversal a estas jornadas, que va más allá de la democracia interna en los partidos, y es la estrategia de campaña.

El mejor ejemplo se dio en las pasadas elecciones a la Presidencia, en las que el mecanismo fue utilizado por tres sectores: la centro derecha, entre el Centro Democrático y el Partido Conservador; el Partido Liberal y la de izquierda.

El liberalismo optó por citar al electorado en una fecha atípica, sin coincidir con otra elección y eligió al exnegociador Humberto de la Calle como su candidato, pero ante la pobre votación obtenida, su aspiración nació sin aire.

Por el contrario, las consultas de izquierda y derecha tuvieron un éxito tal que los ganadores Gustavo Petro e Iván Duque fueron, finalmente, quienes pasaron a segunda vuelta y, el último, es hoy presidente de la República.

Las consultas en las elecciones regionales y las presidenciales son ejercicios democráticos que no se pueden homologar. De hecho, será difícil que un político con nombre y peso nacional se anime a participar de una consulta local con otros aspirantes que apenas se dan a conocer.

Sin embargo, queda sobre el tapete que de tener una estrategia clara que impacte y catapulte un candidato ante la opinión pública, este mecanismo se convierte en una buena cuota inicial de cara a la fecha definitiva de los comicios.

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