El candidato del Centro Democrático, Iván Duque, dijo que desea ser un presidente que esté muy pendiente de Norte de Santander. Por eso afirmó que de ganar la Presidencia uno de sus primeros actos de gobierno será un consejo de seguridad en Tibú, para ordenar la estrategia de recuperación del Catatumbo, que incluye la denuncia internacional al cartel de los soles de Venezuela que, según él, trafica con la coca de esa región.
Duque dialogó con La Opinión sobre sus propuestas del régimen franco para el área metropolitana de Cúcuta, el fondo humanitario para los migrantes venezolanos, la economía naranja y el desmonte de la ilegalidad.
Acciones para el Catatumbo
¿Cuáles son sus propuestas en infraestructura e inversión social para el Catatumbo?
La estrategia de los corredores viales en el Catatumbo es muy importante. La conexión Cúcuta-Tibú. Después, la vías que van a ir de Tibú a El Tarra y desde allí la conexión hacia la costa norte dentro del corredor de competitividad, que tiene un valor estratégico desde el punto de vista de seguridad para facilitar la llegada, ágil, de la fuerza pública, y al mismo tiempo es la gran salida para la comercialización de los productos de la zona. Es necesario recuperar la vocación agroindustrial de la mano del campesino con el impulso de los cultivos alternativos, vinculando al pequeño agricultor con la agroindustria.
¿Qué plantea para que en el Catatumbo la gente recupere la confianza en el Estado y para que puedan vivir sin la presión de los grupos armados ilegales?
Mi primer consejo de seguridad como presidente de la República lo haré en el Catatumbo, para establecer medidas puntuales de inteligencia, contrainteligencia, capacidad ofensiva y de la mano de la justicia para desarticular esos grupos ilegales y decirles a sus cabecillas como Pácora y Efra que si pretenden seguir sembrando miedo los vamos a perseguir y a desmantelar. Espero que con una victoria temprana, recuperemos el Catatumbo que, además, colinda con un corredor del narcotráfico manejado por cartel de los soles en Venezuela. Yo lo voy a denunciar. Pasaron ocho años del gobierno Santos y nadie fue al Consejo de Seguridad de la ONU o al Consejo Permanente de la OEA a decir que en Venezuela hay un régimen mafioso que se lucra de ese corredor. No voy a tener tolerancia con eso. Ese cartel de los soles es tan peligroso como los carteles de Sinaloa, de los Zetas o el de la Familia, que se basa en una operación de narcotráfico en el Catatumbo, para hacer la operación de despacho desde el aeropuerto de Maiquetía.
¿En un gobierno suyo, ¿regresaría a la fumigación aérea de los cultivos ilícitos en el Catatumbo?
Pretender uno que se va a resolver el problema de los cultivos ilícitos en el Catatumbo solamente con la erradicación manual, me parece que eso es irreal. Hay que apelar a la combinación de herramientas. Sin duda tiene que haber erradicación manual. Sin duda tiene que haber desarrollo alternativo, pero sin duda se tiene que recurrir nuevamente a la aspersión aérea, pero con un químico distinto al glifosato que está prohibido. Se pueden aplicar técnicas modernas donde se pueda tener mayor precisión y mitigar por completo los efectos colaterales. Están los drones que pueden llevar hasta 80 litros de químico, que son más precisos y más efectivos. Pero, el desarrollo alternativo también es fundamental. En ese aspecto quiero plantear que Noruega va a empezar a demandar aceite de palma en bruto para ser transformado en su territorio. Si Noruega comprara de Colombia ese aceite, nosotros podríamos pasar de 500.000 a un millón de hectáreas de palma de aceite y generar 220.000 empleos formales en las zonas rurales.
Régimen franco
Cuál es su percepción sobre las posibilidades de recuperación de la frontera teniendo en cuenta el impacto de la crisis venezolana?
Norte de Santander y Cúcuta han sido departamento y ciudad que han dependido del comercio bilateral por años, donde en las épocas de bonanza hay bonanza y en las de descalabro económico, pues sienten los efectos. En el gobierno del presidente Álvaro Uribe el intercambio comercial colombo-venezolano creció de 1.000 millones de dólares a 6.700 millones de dólares, por allá en los años 2007 y 2008, que eran años muy vigorosos para la economía regional. Después vino el traspiés a ese intercambio por las decisiones del gobierno del presidente Chávez, y hoy ese comercio no existe. Y lo poco que entra de allá hacia acá viene de contrabando, donde también el régimen venezolano participa en ese negocio ilegal de combustibles, de ganado y de tecnología. En este último caso, oficiales de la Guardia Nacional compran artículos tecnológicos y después los triangulan metiéndolos por la zona de frontera. Por eso, si uno vislumbra el futuro de esta región, no se puede apostarle a una recuperación rápida de Venezuela, porque como su economía está colapsada, se puede tardar cinco, diez o quince años en salir a flote. Entonces, hay que pensar en Norte de Santander y Cúcuta con un desarrollo industrial y empresarial que no dependa de la arteria aorta que siempre han tenido con Venezuela.
Usted ha propuesto instaurar en la ciudad un régimen franco por diez años. Detállenos un poco más ese planteamiento.
He propuesto que el área metropolitana pueda ser considerada una zona bajo régimen franco por un periodo de diez años, donde se simplifique por completo el impuesto de rentas, sobre todo, que simplifique el sistema tributario, y que vaya de la mano con los corredores viales para generar una gran llegada de inversión que permita hacer transformación productiva y aprovechar las conexiones viales hacia la costa norte y el interior del país. Creo que es algo que de choque puede servir, primero, para darles un respiro a los que tienen micros, medianas y grandes empresas. Si no se les da ese alivio, será muy difícil que generen puestos de trabajo. Pero si se les da ese alivio y se les genera mercado, lo más seguro es que empiecen a mejorar las condiciones de empleo y creo que esa apuesta hay que aplicarla para Cúcuta y el área metropolitana.
Doctor Duque, Cúcuta necesita una intervención urgente para desmontar la ilegalidad que se ha tomado muchas de las actividades de la ciudad, donde pulula el contrabando ¿Cómo propondría hacerlo?
Hay que quitarle los incentivos al contrabando para ganar espacio en la economía local. Si aquí alguien monta un almacén en el centro de Cúcuta y tiene que cobrar un IVA del 19% y otro ofrece un producto de contrabando que entró por la frontera y por el cual no paga impuestos, pues está siendo afectado por la competencia desleal. Entonces tenemos que tener una muy buena estructuración del régimen tributario, mejorar la capacidad de supervisión de la porosa zona de frontera y una mejor capacidad de intervención de las autoridades para enfrentar el contrabando.
Una de sus iniciativas es la economía naranja. ¿Cómo aplicarla en la zona de frontera para ayudar a enfrentar el desempleo y apoyar el emprendimiento?
Les voy a contar una anécdota. Antes de empezar la campaña, me invitaron a la Universidad de Pamplona a hablar de economía naranja. Me encontré con muchachos que estudiaban diseño, arquitectura, animación digital. En el conversatorio un estudiante pidió la palabra y dijo: quiero que dejemos de vernos como zona de frontera y que pensemos que somos zona sin frontera. Me gustó esa frase porque el desarrollo de las industrias de la creatividad: arquitectura, diseño, música, las artes, se pueden conectar con un mercado que no depende solamente del corredor fronterizo, sino que tiene opciones hacia el resto del país y otras naciones.
¿Cómo se va a financiar el fondo que planteó para atender la migración venezolana?, y ¿qué fórmula plantea para emplear esa cantidad de migrantes que sigue llegando a la ciudad, teniendo en cuenta que aquí no hay empleo ni para los mismos cucuteños?
Mientras la dictadura siga en Venezuela, la migración no va a parar. El fondo de atención humanitaria para los migrantes venezolanos se pude financiar con los 300 millones de dólares que se le iban a pagar a Naciones Unidas por la supervisión del acuerdo con las Farc. Pero obviamente tiene que ir de la mano con la terminación de la dictadura, porque de lo contrario va tocar estarlo renovando. Además, tenemos, por un lado, colombianos que estaban allá y que han regresado y tienen doble nacionalidad. Están los hijos de colombianos que se fueron para allá y que ahora regresan y no han normalizado su situación migratoria, y están los venezolanos que se vinieron para acá. En los tres casos se requiere un plan de normalización migratoria, para que todos tengan la documentación y el permiso de trabajo. Con eso se evitará que a un venezolano lo empleen por debajo del costo que aun colombiano. Pero también estoy proponiendo que con varios países de América Latina emitamos un estatus de protección temporal para que no sea Colombia el único que absorbe la mayoría del flujo migratorio. Igualmente, se requiere una declaración de emergencia humanitaria. Si la ONU hace la declaratoria, eso implica que el programa de refugiados de la ONU se pueda activar. Pero lo más importante es que en un tiempo no muy largo, haya una transición a la democracia en Venezuela.
‘Maduro es un dictador’
Entonces, ¿no se sentaría a dialogar con Maduro sobre ese asunto migratorio?
La diplomacia sin principios se vuelve hipocresía. Maduro es un dictador, y como tal tiene que ser tratado, no por mí, sino por todo el continente. Es el ejemplo que he planteado de que si yo vivo en un apartamento y el vecino todas las noches golpea a su esposa y a sus hijos, y uno escucha el clamor y el llanto de su familia, ¿qué hace uno al otro día? Saluda cortésmente al vecino como si no pasara nada o uno cumple el valor moral de denunciarlo. 76 senadores colombianos y 50 de Chile me acompañaron en una denuncia contra Maduro en la Corte Penal Internacional. Y, lo logramos, la CPI abrió la observancia preliminar. Ahora quiero que entre varios jefes de Estado que sean miembros del Estatuto de Roma le pidan a la CPI que abra investigación formal a Maduro. Espero, de ser elegido presidente de los colombianos, buscar el apoyo de otros jefes de Estado del continente para acorralar esa dictadura.
La guerrilla y la paz
El Eln es un factor de perturbación en el orden público en Norte de Santander y el Catatumbo, ¿en un eventual gobierno suyo mantendrá los diálogos con esa guerrilla?
Yo no voy a mantener ninguna pantomima con el Eln que habla de paz mientras flagela al pueblo colombiano. Ese tipo de vagabunderías que hemos visto como cuando se decretó dizque un cese el fuego bilateral, fui el único candidato presidencial que no estuve de acuerdo porque para mí el Estado no puede ceder su deber constitucional de proteger la vida, honra y bienes de los colombianos. Mi plan frente al Eln es muy claro: si quiere desmovilización, desarme y reinserción, se deben concentrar previamente, con supervisión internacional y la suspensión de todas las actividades criminales. Estoy dispuesto a que generosamente se abra un espacio de justicia transicional sobre la base de reducción de penas, pero no la ausencia de penas. Y si eso no les sirve, los vamos a combatir con toda la capacidad ofensiva de la fuerza pública y todo el aparato sancionatorio de la justicia.
Y frente al Epl…
Ni siquiera lo llamaría Epl. Eso lo que hay son unas bandas criminales que ahora dicen que son disidentes o reductos. Ellos son carteles o bandas criminales y hay que combatirlas con severidad, utilizando una muy buena capacidad de articulación de la inteligencia para saber dónde están y enfrentar el cordón del narcotráfico.
¿Hará trizas el acuerdo de paz con las Farc?
Ni trizas ni risas. Sabe quiénes son los que lo están volviendo trizas, los que siguen el narcotráfico. Los que no entregaron información de los niños. Los que no han entregado todo el listado de bienes para reparar a las víctimas. Los que siguen escondiendo bienes con testaferros. Los que se salen de las zonas de verificación a amenazar al país. Esos son los que lo están volviendo trizas. Nosotros lo único que estamos planteando es que legitimados por el mandato popular del 2 de octubre de 2016, nos permitan hacer unas modificaciones que garanticen que ese proceso no es una política de gobierno sino de Estado, donde hay consensos nacionales para que la paz se construya con justicia.
