La Comisión VII de la Cámara de Representantes tiene en su agenda para este el primer debate del Proyecto de Ley 214/2018 o Ley Comida Chatarra, una iniciativa de la cual ha estado muy atenta la organización Red PaPaz.

La norma busca reglamentar los sellos frontales que informen los altos contenidos de azúcar, sodio o grasas saturas, como una medida costo efectiva para promover una alimentación saludable y de esta forma mitigar las enfermedades no trasmisibles.

Para Red Papaz, el tiempo se agota, porque Colombia necesita la Ley Comida Chatarra. Lamentó que la salud de los habitantes sea aún “un proyecto en cuidados intensivos”.

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“Desde la sociedad civil hacemos un respetuoso llamado a los 19 congresistas de esta comisión para que asistan puntualmente a este debate de salud pública. Según un estudio realizado por Red PaPaz en el 2018, el 67% de los colombianos encuestados considera que los sellos frontales de advertencia les permiten entender fácil y rápidamente cuando un producto representa un riesgo para la salud”, señaló Red Papaz.

La corporación sin ánimo de lucro fundada en el 2003 recordó que, de acuerdo con esa encuesta, el 97.7% de los consultados cree que el Congreso debe generar o reformar leyes para prevenir la obesidad y la diabetes de manera efectiva.  

Subrayó además que el 94% de los padres y madres reduciría el consumo de estos productos por parte de sus hijos. Enfatizó que “uno de los intereses permanentes de Red PaPaz ha sido la defensa del derecho a la alimentación saludable de niñas, niños y adolescentes”. 

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“Es motivo de preocupación que la falta de regulación lleve a que tanto esta población, como sus padres y cuidadores, se vean expuestos permanentemente a publicidad de productos ultraprocesados (PUP) con alto contenido de azúcares, sodio o grasas saturadas, y a la vez que no reciban información visible y fácilmente comprensible que advierta sobre la presencia de dichos altos contenidos”.

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La organización sostuvo que esta situación se ha convertido en un factor que contribuye a que se desarrollen, desde muy temprana edad, patrones de alimentación inadecuados, los cuales, “a largo plazo, pueden traducirse en condiciones de salud adversas e irreversibles, las cuales generan problemas sociales y de salud pública que acarrearan grandes costos para el Estado y la sociedad”.