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Fin a los diálogos con el Eln agudizaría la guerra en Norte

Hay expectativa por la decisión del presidente Duque sobre la continuación de los diálogos.

La hora cero llegó. El plazo de 30 días dado por el presidente Iván Duque el 7 de agosto, durante su posesión, para evaluar la pertinencia de continuar o no con los diálogos de paz entre el Gobierno y la guerrilla del Eln terminó y la expectativa es cada vez mayor en departamentos como Norte de Santander, en donde el grupo armado tiene una amplia influencia.

Si bien en esta región el accionar de la ahora principal guerrilla del país no ha cesado, a pesar de las conversaciones que ya cumplen año y medio, la idea de poder llegar a un acuerdo de paz como sucedió con las Farc había despertado una especie de alivio entre las comunidades, principalmente las de los municipios del Catatumbo.

Por eso, la posibilidad de que el nuevo Gobierno ponga fin al proceso de paz, suspendido desde el primero de agosto, cuando concluyó el sexto ciclo, tiene a muchos pensando en que pueda presentarse un recrudecimiento de las acciones por parte del Eln, en la medida que sus hombres ya no tendrán ninguna presión o freno de por medio a la hora de actuar.

“Si el Gobierno Nacional toma la decisión de no continuar los diálogos, el Eln está en toda la libertad de desarrollar las operaciones que crean convenientes”, consideró Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar, tras recordar que casi el 60% de las fuerzas de ese grupo subversivo se encuentran desplegadas en el nororiente colombiano.

Para Cañizares, de fracasar la disposición de las partes por avanzar en este proceso, Norte de Santander sería una región que sufriría mucho, toda vez que el impacto en la violencia política y social será muy fuerte.

En ese sentido, Alejo Vargas, coordinador del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, sugiere que se reorienten las negociaciones hacia el desescalamiento gradual del conflicto, de forma que implique alivios humanitarios para las comunidades y permita llegar a un cese bilateral definitivo.

‘Hay buenos síntomas’

Aunque el gobierno de Iván Duque y el Eln se encuentran, hoy, enfrascados en un tire y afloje frente a la actitud que, insisten, debería asumir cada parte para avanzar en los diálogos, varios hechos permitirían demostrar que la decisión del jefe de Estado no sería propiamente la de poner fin a la mesa que se mantiene en suspenso, en Cuba.

O por lo menos esa es la lectura que hace el  profesor y analista del conflicto armado, Víctor de Currea-Lugo, quien considera que el hecho de que Duque no rompiera la mesa el mismo 7 de agosto es un muy buen síntoma.

“Queda la esperanza de que el Gobierno valore que no es fácil botar a la basura años de trabajo, que las comunidades ayuden a presionar la importancia de esta mesa y que la comunidad internacional también respalde. Creo que esa decisión no se va a tomar en solitario”, dijo.

Para Currea-Lugo, reversar lo que se ha hecho hasta ahora con esa guerrilla sería darle pie para que intensifique sus acciones militares y recrudecer el panorama.

El profesor cree que lo que el Gobierno debe hacer es aprovechar que el Eln ya está sentado y mejor empezar a pensar en salidas para otros fenómenos que preocupan también “como el del paramilitarismo, el Epl, las bandas criminales y otras organizaciones delincuenciales”.

Una señal del Gobierno

A pesar de que en los últimos días tanto el presidente como el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, han insistido en que el Ejército de Liberación Nacional debe poner fin a los secuestros y cesar todas sus actividades criminales, si quiere mantener las conversaciones de paz, un anuncio hecho este jueves por la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, dejó entrever que la disposición del Gobierno es la de seguir, así sea con condicionamientos.

Durante una audiencia sobre la reforma constitucional que se tramita para negar la conexidad del narcotráfico con el delito político, la ministra informó que en los próximos días será presentado un proyecto de ley que prorroga la Ley 418, de orden público, con la cual se faculta al Gobierno para adelantar procesos de paz.

Cabe recordar además, que en su reciente visita a Colombia, el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, le ofreció a su homólogo la posibilidad de que España ejerza como país “facilitador” de las negociaciones con el Eln.

Un accionar que no para

Tras el levantamiento de la tregua unilateral de tres meses decretada por Eln, en enero de este año, las acciones de esa guerrilla se intensificaron en sus zonas de influencia como Norte de Santander.

Apenas un mes después  de reactivarse, entre el 10 y el 13 de febrero el Eln ordenó un paro armado en todo el país, durante el cual mantuvo paralizada la zona del Catatumbo y adelantó dos acciones que generaron zozobra entre las comunidades. La primera fue un intento de bomba en el puente de Bochalema y la otra, una incursión a un centro de salud en Teorama.

A finales de ese mismo mes, hombres del frente Fernando Porras Martínez activaron dos cargas explosivas cuando un vehículo del Ejército pasaba, dejando cinco soldados muertos.

Durante las elecciones al Congreso y la primera y segunda vuelta presidencial, el grupo armado ordenó treguas temporales, pero aun así hubo actividad en zonas como el Catatumbo, el 16 de junio, por ejemplo, en zona rural de Teorama, se registró un enfrentamiento entre el Eln y Los Pelusos, en el que fallecieron dos personas.

La acción más reciente de la guerrilla se produjo en la madrugada de este miércoles, cuando se registró un nuevo atentado contra el oleoducto Caño Limón Coveñas, en inmediaciones de la vereda Llana Baja, en Teorama.

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Viernes, 7 de Septiembre de 2018
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