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Política
Gustavo Petro, el candidato que cautivó más que a la izquierda
El candidato de Colombia Humana aspira por segunda vez a la Presidencia.
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Colprensa
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Sábado, 16 de Junio de 2018

Gustavo Francisco Petro Urrego tiene razones de peso para asegurarse un espacio en la historia de la política colombiana. La posibilidad de convertirse, este domingo, en el primer presidente de izquierda en Colombia, la empezó a construir hace poco más de 40 años, cuando ingresó a la guerrilla del M-19.

Corría la década de los 70 y en la Colombia política se empezaban a hacer comunes los nombres de líderes insurgentes como Álvaro Fayad, Carlos Toledo Plata, Iván Marino Ospina y Jaime Bateman Cayón, este último el jefe icónico del M-19, el grupo que nació como resultado de una protesta por el fraude de las elecciones de 1970, en las que resultó vencedor el conservador Misael Pastrana, pese a que en las urnas lo hizo el general Gustavo Rojas Pinilla.

Al lado de esos hombres, de los cuales muchos murieron en combate o atentados y otros como Bateman en un accidente aéreo, se empezó a abrir paso Gustavo Petro Urrego, un joven costeño que más desde lo ideológico que lo militar, comenzaba a construir el perfil que años después le daría un gran protagonismo.

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Tras la entrega de sus armas, en marzo de 1990, el M-19 entró a hacer parte de la política nacional como Alianza Democrática, convirtiéndose  en el partido revelación que ganó la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, convocada por el presidente César Gaviria. Petro empezó a perfilarse entonces como un líder destacado de esa corriente.

Ese mismo liderazgo le permitió llegar a la Cámara de Representantes, también en 1991. Desde la Comisión Tercera, que trataba los asuntos económicos, el joven congresista se convirtió en la piedra en el zapato del Gobierno. Pero también, rápidamente, le llegó su primera derrota electoral cuando pretendió reelegirse en 1994, lo cual le llevó a dar un paso por la diplomacia durante algunos años.

Otro revés electoral lo tuvo cuando aspiró por primera vez a la Alcaldía de Bogotá en 1997, pero un año después, en 1998, logró regresar a la Cámara de Representantes en llave con quien por varios años fue su socio político, Antonio Navarro.

Su regreso al Legislativo le permitió consolidarse como una de las nuevas figuras de la política de izquierda. En el gobierno de Andrés Pastrana, destapó uno de los escándalos de corrupción financiera más grandes de la historia reciente del país: la quiebra de los bancos Andino y Pacífico, situación que fue ocultada durante algún tiempo por las autoridades.

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Ya con un rumbo propio y con una Alianza Democrática que no tomó fuerza, Gustavo Petro tuvo en la primera década de este siglo el momento de su consagración. Hizo parte de la coalición de sectores que crearon el actual partido Polo Democrático Alternativo, al que llegaron sectores como el Moir, la Anapo y el Partido Comunista.

Tras su llegada al Senado, en representación del Polo, el candidato de izquierda se convirtió en uno de los primeros en denunciar la relación entre el paramilitarismo y la política, al punto que una de sus peleas más fuertes la dio con el entonces fiscal general, Luis Camilo Osorio. También responsabilizó al expresidente de la República, Álvaro Uribe, de los llamados ‘falsos positivos’ y de apoyar la ‘parapolítica’.

Con el Polo Democrático también llegó a su primera candidatura presidencial, en 2010, en donde junto a Clara López como candidata vicepresidencial, alcanzó poco más de 1,3 millones de votos.

Unos meses después, dio un paso al costado del partido que lo avaló y conformó su propia organización política, la cual en primera instancia llamó Movimiento Progresista. Desde esta plataforma se lanzó a la Alcaldía de Bogotá en 2012 y resultó ganador.

Aunque la capital del país ya traía una estela de alcaldes de izquierda, como Lucho Garzón y Samuel Moreno, fue la administración de Petro la que generó más controversias y enfrentamientos, que lo llevaron, incluso, a que en 2013, el entonces procurador general, Alejandro Ordóñez, lo destituyera del cargo, pero él en medio de alegatos jurídicos nacionales e internacionales logró quedarse y terminar  su periodo, en  diciembre de 2015.

Esa graduación en las ligas mayores de la política la maduró en los últimos dos años. Migró de su movimiento Progresistas a uno más robusto, Colombia Humana, con el que decidió enfrentar la elección presidencial del 2018 ondeando una bandera principal: la lucha contra la corrupción. Un discurso que caló entre los electores que lo llevaron a ganar en primera instancia la consulta interpartidista en marzo y ubicarlo en la segunda plaza de la primera vuelta presidencial, el 27 de mayo pasado.

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