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Hacer realidad un acuerdo no es simple ni automático: Instituto Kroc

La implementación de lo pactado con las desmovilizadas Farc “ha avanzado de forma significativa en logros a corto plazo”.

A un año de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc son distintas las lecturas sobre los resultados que ha tenido la implementación de lo que se pactó en La Habana.

Aunque el escepticismo ronda el desarrollo y futuro de lo acordado, por los problemas que ha significado la transición de los exguerrilleros a la vida civil, después de 50 años de guerra, el Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz, de la Universidad de Notre Dame, tiene un balance mucho más alentador de lo que se ha avanzado hasta ahora.

El ritmo de la implementación del acuerdo en los primeros meses del proceso es equivalente o más rápido que el de otros acuerdos de paz integrales analizados por el Kroc y, si se superan los obstáculos presentes, el proceso está en camino hacia una implementación efectiva”, aseguran.

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En el documento que fue conocido la semana pasada, el Instituto reconoce la complejidad que representa aterrizar los planes y proyectos que se negociaron y alerta sobre las dificultades que necesitan ser atendidas “con urgencia y con sentido estratégico”.

Kroc señala que hasta el 31 de agosto pasado, un 45% de las actividades contempladas en el acuerdo se habían iniciado, aproximadamente el 17% habían sido completamente implementadas, el 6% tienen un nivel de implementación intermedio y 22% se han implementado mínimamente.

En ese sentido, para el Instituto, el progreso que se ha alcanzado hasta ahora es significativo. “En nuestro análisis se ha avanzado de forma significativa en logros a corto plazo, que sientan varias de las bases necesarias para el desarrollo posterior de la implementación y que es necesario cimentar”.

Destacan, igualmente, el progreso que ha tenido la implementación mes a mes. Según el seguimiento hecho al proceso, en diciembre de 2016 el porcentaje de disposiciones contenidas en el acuerdo que se empezaron a  poner en marcha llegaba a 16, y en agosto pasado esa cifra aumentó al 45%.

“La proporción de las disposiciones que se ha trasladado de cero a las categorías mínimas e intermedias de implementación también ha aumentado cada mes”, señala Kroc. 

Otro de los aspectos en los que hace énfasis el Instituto Kroc dentro de su análisis, es que la efectividad de un acuerdo de paz se mide, sobre todo, en la calidad y la robustez de su implementación, “que es un proceso difícil, muy complejo y que no suele responder al ritmo de las expectativas generadas en la ciudadanía o en las mismas partes firmantes del acuerdo”.

Partiendo de esto, advierten que hacer realidad lo que se acordó “no puede ser simple, ni directo, ni automático”.

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Lo anterior, por varias razones: la multiplicación de los actores que entran a hacer parte del proceso de implementación, el salto del dicho al hecho, el tiempo y la resistencia al cambio.

“El cambio no es automático y espontáneo y no será fácil superar la desconfianza, la polarización y la fragmentación de la sociedad, tras varias décadas de conflicto armado”, señala el informe.

A manera de recomendación, el Instituto indica que en vista de que los procesos de implementación son tan frágiles, es importante lograr avances en los asuntos relacionados con la raíz del conflicto: el acceso y uso de la tierra y el desarrollo económico y social en los territorios más afectados por la pobreza, las economías ilegales, la violencia armada y la debilidad institucional.

“No atender estos temas puede llevar a bloqueos o al colapso de la paz, o a que se pierda la confianza entre las partes y en la sociedad colombiana en general”, concluye el informe.

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Lunes, 27 de Noviembre de 2017
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