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Las disputas internas del Centro Democrático

El 22 de noviembre se conocerá el nombre del candidato presidencial del uribismo.

El Centro Democrático, el partido de Gobierno, está implosionando. Y no precisamente por la campaña presidencial que se avecina y para la que deberá depurarse entre cinco candidatos –lo que generalmente pasa en época prelectoral–, sino por las duras rencillas que tienen entre sí varios de sus congresistas que aspiran a reelegirse en el 2022.

Tal es el grado de agite que hasta el expresidente y exsenador Álvaro Uribe, líder máximo de la colectividad, está ultimando detalles para organizar una especie de cumbre –privada– que permita poner orden en casa y evitar que la grieta que divide a sus alfiles siga creciendo.

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De hecho, lo que se busca es volver a cohesionar un partido que ayudó al presidente Iván Duque a imponerse con más de 10 millones de votos en la segunda vuelta de 2018 y por el que, con 2’513.320 sufragios, logró hacerse a 19 curules en el Senado; en cuanto a representación regional en Cámara de Representantes sumó 2’382.357 votos, con los que pudo quedarse con 32 escaños.

Y este dato no es menor, porque la división por la que está atravesando el partido puede causarles un golpe en cuanto a votos y curules en 2022, algo que Uribe y demás militantes del Centro Democrático quieren evitar. Son, actualmente, la bancada mayoritaria en el Capitolio y lo quieren repetir.

¿Qué hay detrás de la pelea? Por un lado, está la necesidad de algunas figuras internas de posesionarse, como sucede con el choque entre la senadora y precandidata María Fernanda Cabal y el representante Edward Rodríguez. La primera, según fuentes de la propia colectividad, terminaría abandonando su aspiración presidencial para ser la cabeza de lista del Senado, un reto que no es menor porque en ese mismo puesto en 2018 Uribe sacó 875.554 votos, pero aún no hay una figura con esa fuerza electoral.

Cabal ha hecho saber que ella está dispuesta a darse esa pelea, y tiene a su favor que el excandidato a la alcaldía de Bogotá, Miguel Uribe, quien en la elección de 2019 quedó de cuarto entre cuatro candidatos que aspiraron a ese cargo en la capital, no tiene el beneplácito de toda la bancada para que lo respalden como cabeza de lista.

Y, por el otro, Rodríguez busca también dar el salto de la Cámara al Senado, y al ver frustrada su aspiración como precandidato por el no rotundo que le dio el mismo Comité de Ética del partido, pues comenzó a enfilar baterías contra quienes ve como sus rivales internos.

“La senadora María Fernanda Cabal no le ha dado respuesta contundente al país de por qué a toda hora se la pasa hablando de seguridad y no hace nada por la seguridad, y sí obstruye los proyectos de ley que son de sus propios compañeros”, aseguró Rodríguez tras ver cómo se hundió en la Comisión Primera de Senado, donde tiene asiento Cabal, un proyecto de ley que radicó para endurecer penas por ataques al patrimonio público.

La senadora –quien esta semana reveló que hay planes de atentar contra su vida por parte de las disidencias de las Farc y el Eln– recibió el ataque de Rodríguez para, sin limitarse en adjetivos, calificarlo de mentiroso.

“Conozco a Edward Rodríguez desde 2013 y solo ahora me doy cuenta de que ese muchacho es muy mentiroso”, dijo Cabal. Y, de paso, dejó en evidencia la otra fisura, que es con el Gobierno de Duque.

En efecto, Cabal lo atacó diciendo que descuidó la seguridad, principal bandera uribista: “El Gobierno terminó destruyendo la marca partido” y se estableció que en esta opinión tiene el respaldo da al menos 20 congresistas.

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Duque, en privado, ha expresado su molestia con estos ataques desde su bancada, pero ha hecho saber que él los ve como provenientes del ala más radical, de la cual intenta distanciarse.

Y un tercer frente que Uribe quiere apaciguar lo abrió el senador Ernesto Macías, quien le envió una carta al expresidente quejándose por lo que considera es una táctica de la presidenta del Centro Democrático, Nubia Stella Martínez, por restarle protagonismo en su natal Huila.

Lo que dice la misiva es que Martínez, como según él también le pasó en 2018, se niega a reconocerlo como interlocutor del partido en ese departamento para entregar avales.

Hace tres años Uribe tuvo que intervenir y, al final, apoyó a Macías, su escudero desde hace por lo menos 15 años, pero ratificó a Martínez como líder del partido. Y ahora, según fuentes cercanas al exmandatario, podría tomar un camino “salomónico” similar.

Por eso, aunque aún no se confirma fecha y hora de la cita privada para apaciguar ánimos –y mientras los precandidatos (Óscar Iván Zuluaga, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Rafael Nieto y Alirio Barrera) continúan con sus foros nacionales para posicionarse en la contienda que se define en noviembre–, Uribe está atento a los movimientos de su bancada para, si es el caso, salir públicamente a zanjar las fisuras. Él, al fin y al cabo, es quien manda en el Centro Democrático.

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Viernes, 15 de Octubre de 2021
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