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Política
Lo bueno, lo malo y lo feo del Congreso de la República
En Colombia es tradicional escuchar de la llamada ‘aplanadora legislativa’ del gobierno, y más si es nuevo.
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Colprensa
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Sábado, 22 de Junio de 2019

“Hoy puedo decirle al país que sí se pudo, que el modelo funcionó, que por eso hay quince iniciativas valiosas, del gobierno, del Congreso que fueron aprobadas en su trámite. Ah que nos tocó mayor discusión, que hubo momentos de desencuentro, así fue y así lo hemos reconocido al país, pero también tenemos un resultado para demostrar”.

La declaración la dio la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, en la agonía de la plenaria de la Cámara de Representantes el pasado jueves 20 de junio, día en que terminaba la primera legislatura del actual Congreso, en medio de una álgida controversia sobre el hundimiento de la ley anticorrupción y por saber quién fue el responsable de que esa esperada norma por la ciudadanía haya muerto en su último momento del trámite.

Pero más allá de la reforma anticorrupción, este primer año de sesiones del Congreso deja muchos elementos buenos, malos y feos que a la hora de hacer los balances es necesario verlos, porque si bien hubo largos y desgastantes debates, también el país recibió la aprobación de leyes de amplio interés y atención social.

En Colombia es tradicional escuchar de la llamada ‘aplanadora legislativa’ del gobierno, y más si es nuevo, pero desde ahí es en donde se debe hacer el registro de los ‘más y menos’ de la legislatura. En los últimos gobiernos, y por solo citar dos: Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, fue claro que tuvieron un respaldo mayoritario que llevaban a que fuera casi fijo la aprobación de sus proyectos.

Y fue diferente porque el presidente Iván Duque llegó con una bandera que mantiene izada a este momento, el respeto a la independencia del poder Legislativo, sumado a que por primera vez en la historia democrática del país debía gobernar teniendo de por medio la aplicación del estatuto de la oposición, que llevó a tener un fuerte grupo de partidos en las ‘trincheras’ de la oposición como el Polo, Verdes, FARC y Colombia Humana, como también a un sector muy amplio como independientes que parecieron en varios momentos ser más oposición: Cambio Radical y el Partido Liberal.

Para el senador oficialista (Centro Democrático), John Harold Suárez, un aspecto malo de la legislatura que terminó precisamente fue “una oposición a ultransa, descarnada que sin ninguna objetividad, cobrándole y exigiéndole al presidente Iván Duque, llevando pocas horas en el poder, para que solucionara ya todos los problemas. No hay una oposición con objetividad”, dice quien lideró la ley del ingreso de Colombia a la Ocde.

Frente al respeto a la independencia entre los dos poderes, el senador Carlos Fernando Motoa fue un aspecto de los más positivos de la legislatura. “Ese modelo que está imponiendo el presidente Duque de unas relaciones respetuosas con el Congreso y sin una participación burocrática me parece que ha sido difícil de entender, pero ha dado los frutos y se ha visto en la aprobación de varios proyectos”.

Lo más grande que salió

Las reformas constitucionales no fueron el fuerte del gobierno. Ni la reforma a la justicia ni la política, que estuvieron en los anuncios del presidente Duque en su posesión, lograron ser aprobadas, se hundieron. Sin embargo, la que sí salió y terminó su trámite esta semana fue la que prohíbe que en adelante los delitos del secuestro y el narcotráfico puedan ser conexos al delito político y por lo tanto ser indultables. En la mitad del camino, es decir a falta de una vuelta, está el acto legislativo que indica que tampoco serán indultables los delitos de abusos sexuales en un proceso de paz.

Las leyes económicas es de donde más puede recoger frutos legislativos el gobierno. El Congreso le aprobó el Presupuesto General de la Nación 2019, el presupuesto bianual de las regalías y dos más que llevaron a pensar que se podrían hundir: la ley de financiamiento o reforma tributaria y el Plan Nacional de Desarrollo (PND).

La reforma al sector de las TIC fue otro de los proyectos que el gobierno luchó y logró aprobar. El mismo moderniza el sector en normatividad y asegura para los colombianos una mayor cobertura en internet, cumpliendo así un objetivo de la campaña, la equidad.

Para el senador de Cambio Radical, Carlos Fernando Motoa, “este es un proyecto muy beneficioso para el país, tenemos que reconocer y apoyar, porque se va a conectar esa zona rural, que es como el 20 % de la población”.

La legislatura dejó entre los temas buenos la creación de dos ministerios, que realmente son la transformación de dos entidades: Colciencias en el Ministerio de la Tecnología y Coldeportes en el Ministerio del Deporte, ambos aprobados bajo el compromiso de que el gobierno no los utilizará para crecer el gasto burocrático. Lo particular es que ambos proyectos fueron de autoría de los partidos liberal y La U, respectivamente, pero respaldados por el gobierno.

Bueno igualmente fue la aprobación de la ley que le dio mayores herramientas de control y sanción a la Superintendencia de Salud, la cual salió en diciembre y desde enero ya está funcionando, lo que le ha permitido a la entidad imponer más sanciones a las EPS.

Pero mientras la ministra Gutiérrez destaca estos temas como lo clave, desde el conservatismo uno de los senadores más influyentes, Juan Diego Gómez, considera que ese balance no es nada destacable. El senador conservador destaca que la legislatura “estuvo llena de iniciativas parlamentarias”. Resaltó entre esas dos leyes que salieron en esta última semana: una sobre el fondo de estabilización del sector cafetero, y la otra que da apoyo a los trapiches paneleros en el país. Una ley más, y que por fin pudo ser aprobada después de ocho intentos, fue la que prohíbe el uso del asbesto. Se suma además una ley que crea un registro nacional de los deudores morosos de las cuotas alimentarias, el llamado ‘Datacrédito’, que pondrá en cintura a esos padres o hijos, al punto que les limita recibir beneficios del Estado.

Dos momentos más importantes de la legislatura fueron las dos mociones de censura que se tramitaron. La primera contra el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, por su presunta responsabilidad de la quiebra de los llamados bonos del agua. La misma se negó y en ese momento el gobierno recibió un amplio apoyo del Congreso.

La otra moción, que también se negó, fue a principio de junio al ministro de la Defensa, Guillermo Botero, a quien la oposición buscaba sacarlo del cargo, porque habría tenido responsabilidad directa en algunos supuestos casos de falsos positivos que se habrían dado en el gobierno de Iván Duque.

 

Lo malo

 

No se puede dejar atrás que durante este año de sesiones se intentó desde todos los sectores volver a la polarización por el tema de la paz, y esto se dio desde el primer día con la llegada al Senado y la Cámara con los congresistas de las Farc.

Un largo episodio que vino a terminar con la llegada controvertida del exguerrillero Jesús Santrich, momento que se dio en medio de gritos de corrupto y asesino, al punto que se levantaron sesiones plenarias de la Cámara y de la Comisión Séptima en la cual le corresponde trabajar.

La polarización continuó con la larga y compleja discusión de las objeciones que envió el presidente Iván Duque a la ley estatutaria de la JEP; esto llevó casi que a parar el trabajo legislativo entre marzo y abril. Una tutela, la interpretación equivocada sobre la mayorías, fuertes discusiones en la plenaria de Senado, hicieron parte de ese capítulo de las ‘obsesiones’, como paradójicamente se le llamó a ese rechazo presidencial que tuvo la ley.

Lo feo

Un asunto mayor de lo feo que pasó en esta legislatura fue el incumplimiento con el trámite de las leyes de la agenda legislativa anticorrupción.

“Me parece que fue malo que no se haya tenido en cuenta el tema de la corrupción, malo que se no se hayan discutidos muchos proyectos de ley que nos quedamos muchas veces en debates”, calificó el senador John Harold Suárez.

Para entender que el Congreso sí se quedó corto en esto, no sólo se debe mirar con el hundimiento de la Ley Anticorrupción, sino todo en su conjunto. Ni bajar el salario de los congresistas, ni prohibir que los legisladores se atornillen en sus curules. La ‘perla’ final de la discusión se centró en la ley que quitaba el beneficio de casa por cárcel para los corruptos que naufragó en medio del escándalo de un falso conciliador, de unos presidentes del Senado y Cámara que no fueron diligentes para tramitar la ley y de un gobierno al que no se le vio el liderazgo. En medio de la desesperanza porque no salió nada, en el último momento legislativo se aprobó la ley que obliga a congresistas, concejales y diputados a hacer un reporte de cuentas.

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