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Política
Petro: Transición de las Farc podría terminar en una masacre
El exalcalde de Bogotá trabaja en la reactivación de su movimiento Progresistas.
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Lucy Araque
Lucy Araque
Sábado, 29 de Abril de 2017

Su paso por la Alcaldía de Bogotá lo dejó no solo al borde de perder los derechos políticos, sino en un estado de iliquidez que lo ha obligado a salir de sus bienes y a vivir de dictar conferencias.

Aun así, Gustavo Petro insiste en la política y en reactivar su Movimiento Progresistas, que aspira a meterse en la carrera electoral de 2018.

Con un discurso centrado en las consecuencias del cambio climático y la urgencia de reaccionar frente a lo que está ocurriendo, el también excandidato presidencial marcó su administración en lo que se conoció como la ‘Bogotá Humana’, que le mereció muchos enemigos, según advierte.

No obstante, el dirigente aspira seguir trascendiendo con su mensaje, como quiera que es uno de los pocos políticos que hoy abandera el tema.

Esta semana Petro estuvo en Cúcuta, justamente para hablar sobre ‘Economía, territorio y cambio climático’, y La Opinión conversó con él sobre su presente y futuro en la política, las Farc, Venezuela y la situación personal que afronta hoy. 

¿Cuál es el panorama actual del progresismo. Sigue vigente como organización política?

Lo retomamos después de salir de la Alcaldía. Este es un grupo significativo de ciudadanos que se construye con un criterio de organización en red, de diversidad, de federación de causas sociales. Se volvió mayoría en Bogotá, a partir del gobierno, y a pesar de la desinformación mediática ha producido unos ecos que empiezan a despertar muchísima atención, especialmente en las juventudes y en los sectores populares de todo el país, por eso hay un espacio creciente.

¿Se meterán en la carrera electoral de 2018?

El gobierno de Santos, y fundamentalmente Germán Vargas Lleras, su candidato presidencial hoy, está buscando todas las formas para impedirlo, pero nosotros tenemos la decisión de hacerlo.

¿Han contemplado la posibilidad de hacer alianzas con otros sectores políticos afines?

Nosotros hemos propuesto una gran confluencia, sin exclusiones, pero alrededor de un programa que hay que construir colectivamente.

¿Quiénes podrían ser sus aliados?

Lo que hay que lograr no es tanto, cómo ciertas figuras que aparecen como independientes se junten, sino, cómo fuerzas de la sociedad en todo el espectro político y social de Colombia pueden converger en torno a unos objetivos comunes. 

Usted es un abanderado de la lucha contra el cambio climático. En un eventual proyecto a la Presidencia, ¿este sería su principal eje de campaña?

Ese sería uno de los ejes del progresismo, pero en total son tres, que están articulados y que nos proponemos volver gobierno a nivel nacional, a través de la ‘Colombia humana’. Ellos son: la superación de la segregación social, la lucha por adaptar la sociedad al cambio climático y el empoderamiento de lo común, de lo público.

¿Qué tanto está reaccionando la gente a estos temas?

Lo estará. Es un problema de corto tiempo. 

Las Farc en la política

¿Ve a algún sector de la izquierda haciendo alianza con las Farc?

No lo veo y no creo ya que la política se divida entre la izquierda y la derecha. Por ejemplo, no hay mucha diferencia entre el gobierno colombiano de Uribe, Pastrana y Santos, todos de derecha, con el gobierno venezolano, que se llama de izquierda, en relación a la economía fósil, que ambos gobiernos desarrollaron alrededor del petróleo y que es lo que produce el cambio climático. 

A partir de su experiencia como ex M-19, ¿cómo ve el tránsito de las Farc a la política?

No va a ser nada fácil y depende mucho de ellos mismos. Es altamente probable que la falta de consenso nacional alrededor de este tema termine en una masacre, que va creciendo, y básicamente la mayor responsabilidad no estaría en los que dijeron ‘No’, sino en el Gobierno de Santos, que no fue capaz de mirar el proceso de paz con una perspectiva más audaz. El Gobierno debía tener la responsabilidad no con las Farc, sino con la sociedad, de construir los cimientos básicos de una paz mayor.

Usted habla de que esto puede terminar en una masacre. ¿Se podría repetir la historia de la Unión Patriótica?

Mirémoslo desde el Catatumbo, por ejemplo. Esta zona tuvo una expresión de las Farc y la tiene del Eln y supongamos que ambos se desmovilizan. Pero lo que se empieza a observar no es cómo el Estado Social de Derecho se construye en la región, sino un reemplazo del viejo control militar de las Farc por nuevos actores, con nombres diferentes, que al final son ejércitos privados del narcotráfico y que traerán muerte.

¿Cree que algunos desmovilizados de las Farc podrían rearmarse y formar nuevos grupos ilegales, como sucedió con los paramilitares?

Va a pasar de todo. Si Santos no actúa en función de una democratización real de los territorios, muchos combatientes de las Farc van a irse a las grandes ciudades, van a tener algún tipo de presencia dentro de los barrios populares, que podría ser pacífico o no; la comandancia va a tener un escenario de acción política, otro sector va a quedarse en sus zonas y allí, por sus conocimientos militares, van a recibir las ofertas del narcotráfico. Si se resisten y quieren seguir en el territorio los van a matar. 

¿Después del proceso de paz con el M-19, se cumplió todo lo que les prometieron?

Nada. El acuerdo dejó una sensación agridulce: fue histórico, pero su tarea de democratización fue contrarrestada por la violencia de las élites políticas locales.

Crisis de Venezuela

¿Cómo califica lo que está sucediendo hoy en Venezuela?

El debate político en Venezuela se ha centrado alrededor de quién tiene el petróleo. El precio del crudo tiene una alta inestabilidad y la división que provoca entre los productores derriba el precio y al derribar el precio, todas las economías, los gastos sociales, el aparato estatal, el tipo de sociedad que gira alrededor del petróleo se desmorona.

El gran error y pecado de Venezuela es depender del petróleo y la propuesta de Chávez no pudo derrotar ese factor. El conflicto político hoy sigue gravitando sobre eso y los gobernantes y opositores no quieren salir de ahí.

¿Cómo podrían salir de esa situación?

La salida al problema de Venezuela, que debe surgir de sus propios ciudadanos, no de nosotros, es dirimir cómo sale de la economía petrolera.

Petro, ilíquido

Usted reveló hace algunos días que tiene profundos problemas económicos, que está ilíquido, ¿esta situación es producto de la política?

Sí, de mis posiciones como gobernante y como opositor. Como opositor me querían matar y como gobernante afecté intereses poderosísimos que movieron palancas del Estado, en función de eliminarme también políticamente. Entre esas acciones estuvo la del procurador y después vinieron los funcionarios de Vargas Lleras en la Superintendencia de Industria y Comercio y en la Contraloría Distrital, que llevaron a imponerme una multa por 80 millones de dólares, la más alta, tal vez, que se haya impuesto. Eso provoca que no pueda acceder a cargos públicos, que no me puedan contratar y en el sector privado me embargarían.

¿De qué está viviendo entonces Gustavo Petro?

De dar conferencias y de apoyos espontáneos, pero realmente de eso no se puede vivir.

Y aun así, ¿quiere seguir haciendo política. Su familia acepta eso?

Pues es que han hecho eso para que no insista en el tema político, pero ‘mamola’.

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