El expresidente y jefe único del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, contra quien pesa una medida de aseguramiento por presunta manipulación de testigos, presentó ayer su renuncia a la curul que venía ocupando desde 2014 y que logró renovar en 2018 con el apoyo de 891.964 colombianos. Con 82 votos frente a 12, la plenaria del Senado aprobó su dimisión.
El primero en dejar su curul, a comienzos de este año, fue el senador de la Alianza Verde, Antanas Mockus, quien alcanzó 549.734 votos, pero le fue anulada su elección por una inhabilidad para ejercer el cargo.
Aunque la salida de Uribe del Congreso era una de las opciones que se había contemplado, tras la decisión de la Corte Suprema de Justicia de ordenar su detención domiciliaria, solo hasta ayer se confirmó, luego de que el exmandatario manifestara que la medida en su contra anula cualquier expectativa de poder regresar al Legislativo.
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“Hago votos por una reforma a la justicia que la despolitice al cambiar el sistema de elección de magistrados. Estos deberían llegar a la alta corte en edad madura que haya disuelto las vanidades y afianzado el apego a la rectitud, estar allí por largo tiempo en lugar de utilizar la silla giratoria hacia los negocios de la política”, planteó el excongresista en la carta dirigida al presidente de la mesa directiva, Arturo Char.
¿Estrategia de defensa?
Ante el revuelo que generó ayer en el país la decisión de uno de los dirigentes más influyentes en la historia reciente de Colombia, analistas coincidieron en que la renuncia a su curul podría obedecer, en esencia, a una estrategia de la defensa para lograr sacar el expediente de la Corte Suprema, teniendo en cuenta los reparos del expresidente hacia ese tribunal.
Para el expresidente de la Corte, Alfredo Gómez Quintero, el hecho de haber cometido los presuntos delitos que le señalan siendo senador, solo le da competencia al alto tribunal para investigarlo, siempre y cuando mantenga el fuero de congresista.
“Si renuncia, la Corte tiene dos opciones: si el delito no tiene relación con la función o con el ejercicio del cargo, la Corte pierde competencia, el asunto va a Fiscalía en etapa de investigación y se adecuará al procedimiento de la Ley 906 de 2004. La segunda, es que si se decide que los presuntos delitos sí ofrecen aquella relación, la Corte mantiene la competencia y se sigue por Ley 600 del 2000 y en menos de 120 días sobrevendrá la acusación”, explicó el jurista.
Fuentes oficiales de la Corte confirmaron que el proceso podría pasar a la Fiscalía, a menos de que la Sala de Instrucción determine que finalmente los hechos por los cuales es juzgado Uribe Vélez, lo vinculan con su cargo como senador.
El abogado penalista Camilo Burbano también señaló que es posible que el proceso pase a manos de la Fiscalía.
“En este caso, cuando un senador renuncia, podrían suceder dos cosas: en primer lugar, que la Corte se quede con el proceso, siempre y cuando se cumplan algunos requisitos, como que los hechos tengan relación directa con el cargo de senador o con el acceso al cargo del mismo. Si, por el contrario, un senador renuncia y el hecho no tiene nada que ver con su función como congresista, el proceso debería pasar a la justicia ordinaria”, explicó.
Si bien este asunto ha generado toda clase de dudas e interpretaciones, la Sala de Instrucción es quien tiene la potestad de resolver el futuro de la investigación.
Milla Romero, la llamada a ocupar la curul
Aunque en el Centro Democrático todavía prefieren no hablar de la persona que le corresponde ocupar la curul que acaba de dejar el jefe natural de la colectividad, Álvaro Uribe Vélez, y será la mesa directiva del Senado la encargada de oficializar ese llamado, es un hecho que la acreedora del escaño es la nortesantandereana Milla Patricia Romero Soto.
La vocera del uribismo en el departamento es la candidata no elegida que sigue en votación dentro de la lista que ese partido presentó en las elecciones al Congreso de 2018 y quien por derecho deberá suplir la vacante que deja el senador más votado en unos comicios legislativos.
Romero se venía desempeñando como subgerente de regiones del Fondo Adaptación, pero La Opinión conoció que ya presentó la renuncia a ese cargo y que se encuentra adelantando los trámites para asumir la silla en el Senado de la República.
La sucesora de Uribe en el Congreso de la República se quedó fuera de esa corporación en los pasados comicios, por tan solo 93 votos, al ser superada en los escrutinios y pasar de la casilla número 18 a la 20.
Aunque en el preconteo Romero aparecía en la lista de elegidos y en Norte de Santander hasta se alcanzó a celebrar su elección, durante la siguiente etapa del proceso electoral el resultado dio la vuelta y otros congresistas que inicialmente estaban fuera, como José Obdulio Gaviria, terminaron recuperando más votos, lo que afectó la aspiración de la cucuteña.
La entrante senadora ya tuvo la oportunidad de ser llamada a suplir un periodo de vacancia temporal, el de la senadora Ruby Chagüi, mientras cumplía su licencia de maternidad.
Milla Patricia Romero es ingeniera civil de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS) y tiene una especialización en Gestión Ambiental y un diplomado en Gerencia Pública.
Se convirtió en una fiel seguidora de los postulados del expresidente Álvaro Uribe Vélez y ayudó a estructurar el Centro Democrático en Norte de Santander. Esa misma confianza con el exmandatario la llevó a ser parte de la primera lista al Senado que presentó el uribismo, en 2014. En ese momento ocupó el renglón 29 y no logró llegar al Congreso.
En 2015 fue avalada nuevamente para aspirar, pero a la Gobernación del departamento, y obtuvo la tercera mejor votación, con un poco más de 78.000 apoyos.
