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Riesgos y retos de las elecciones al Congreso en Norte de Santander

En la actualidad existen cinco grandes frentes de gestión en los que se deberían enfocar los candidatos.

Norte de Santander se enfrenta este año a un proceso electoral no necesariamente atípico, pero sí marcado por varios hechos que han dejado en evidencia que la efervescencia propia de otras épocas ya no es la misma.

La crisis migratoria de la frontera que tiene a Cúcuta y Norte de Santander con las alarmas encendidas, la apatía que se percibe por parte de los ciudadanos frente a los aspirantes y sus propuestas, y la misma falta de debate entre quienes están dando la pelea por un cupo en el Congreso, enmarcan esta nueva contienda que finalizará el 11 de marzo.

Hay quienes aseguran, también, que la experiencia de campañas anteriores, como la que tuvo lugar en 2015 para la elección de autoridades locales y regionales, les dejó como lección a los candidatos que no se puede desgastar la maquinaria con tanta anticipación, pues la clave de la victoria está en lo que se pueda hacer la semana previa a los comicios.

Sin embargo, para algunos analistas como el docente, investigador y consultor, Fabio Torres Parada,  justamente la carrera hacia el Senado y la Cámara de Representantes en departamentos como este, debe trascender las manifestaciones, las alianzas y las sumas y restas de apoyos, para darle paso al tema programático, que es lo que más se necesita en una coyuntura como la actual.

“Lo que uno encuentra hoy es que las campañas, o están huyéndole al debate o no es el debate un asunto importante. Ahí hay una responsabilidad de parte de los partidos de generar una conciencia sobre el tema programático”, sostuvo.

Construir agenda legislativa, el reto

Si algo se les ha cuestionado a los congresistas de Norte de Santander, que en su mayoría están buscando hoy su reelección,  es su falta de trabajo como bancada para  jalonar la ayuda del Gobierno Nacional hacia la región, especialmente en momentos de crisis como los que se viven hoy por cuenta de la situación de Venezuela.

En ese sentido, Fabio Torres considera que uno de los mayores retos para estas nuevas elecciones, en las que se reconfigurará el mapa político en el Congreso, es lograr que quienes resulten elegidos estén dispuestos a construir una agenda legislativa común, en favor de las necesidades de los nortesantandereanos.

“Los elegidos deben ser capaces de movilizar el liderazgo local para la ubicación del departamento y de todas sus preocupaciones, en la política nacional y en el Plan de Desarrollo Nacional del próximo presidente”, planteó.

Torres Parada cree que en la actualidad existen cinco grandes frentes de gestión en los que se deberían enfocar los candidatos y quienes posteriormente resulten elegidos a la Cámara y el Senado, pues estos son prioritarios para el departamento: la atención al migrante, la conservación de las zonas en las que se encuentran los recursos naturales, el aprovechamiento del potencial productivo de la región para reducir el índice de informalidad, la gestión de un sistema de salud de calidad y el impulso de un sistema educativo articulador.

Representantes de los gremios ya les han hecho también sus peticiones a quienes figuran en la competencia, pues la necesidad de que se legisle en favor de la región no da espera y por eso las expectativas en el trabajo que puedan desarrollar durante los próximos cuatro años quienes ganen, son mayores.

La abstención se mantendrá

El otro gran reto al que están enfrentadas hoy las campañas, independiente del nivel de convocatoria que estén tendiendo en sus reuniones proselitistas, es la abstención que se registra en Norte de Santander.

En las pasadas elecciones al Congreso, para las cuales estaban habilitados para votar 1’047.940 personas, tan solo 487.234 se acercaron a votar, en el caso del Senado, y 489.122 por las listas a Cámara. Esto representa un 46,6% de participación.

Para el consultor Fabio Torres Parada, ese otro 53,51%  es posible que nuevamente no salga a votar en los comicios que tendrán lugar en dos semanas, porque sencillamente no le interesa cambiar su voto por algún favor o porque entre las opciones no encuentra una que le interese y que tenga propuestas claras y realizables.

Y si bien son muchos los que insisten en que quienes están retornando de Venezuela contarán de manera importante en los comicios que se avecinan, estas afirmaciones no pasan de ser parte del ambiente de polarización y desinformación en que está sumido hoy el país.

El registrador nacional, Juan Carlos Galindo, recordó días atrás, en Cúcuta, que aunque es un hecho que las personas que han decidido regresar y tienen el derecho a la nacionalización pueden tramitar sus documentos de identificación, siempre y cuando cumplan con los requisitos,  solo quienes recibieron la cédula hasta antes del 11 de noviembre pasado podrán votar en las legislativas de marzo.

Aquellos que están tramitando actualmente la cédula de ciudadanía no podrán participar en la jornada democrática, porque no es posible que en un mes les  sea expedida, y porque no figuran en el censo electoral actual.

El fraude y la violencia, siguen siendo el mayor riesgo

Un aspecto adicional e igual de preocupante que centra la atención en estas nuevas elecciones tiene que ver con los riesgos que se mantienen en departamentos como Norte de Santander.

Por un lado, está la violencia que, según el último Mapa de Riesgos de la Misión de Observación Electoral (MOE) y las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo, sigue enquistada en la región del Catatumbo y en Cúcuta mismo, de manera extrema, por cuenta del accionar del Eln y las bandas criminales, quienes podrían complicar el normal desarrollo de la jornada democrática. 

Aunque las Farc ya desaparecieron del territorio como grupo armado ilegal, la presencia activa de otras organizaciones no permite que en esta zona del país se pueda vivir un proceso democrático en calma y la zozobra por lo que puedan hacer el día de las elecciones está latente, aún cuando el Ministerio del Interior y la autoridades aseguraron que desde ya desplegaron una serie de acciones para evitar que ningún puesto de votación tenga que ser trasladado.

No obstante, la MOE recomendó especial vigilancia y atención sobre cinco localidades del departamento en las que aumentó el riesgo, con relación a la contienda de hace cuatro años: Convención, El Carmen, Hacarí, La Playa y Teorama. En total son 17 los municipios en riesgo por violencia.

En el otro extremo está el fantasma del fraude electoral que hoy se posa sobre 23 municipios del departamento en donde hay indicios de que se podría presentar coerción, intimidación, constreñimiento e influencia electoral.

Los municipios con el mayor riesgo de eventual fraude tanto para la Cámara como para el Senado son: Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, Teorama, Tibú, Puerto Santander, San Calixto, Cucutilla y Villa Caro.

De acuerdo con la MOE, en las poblaciones que quedaron enmarcadas bajo esta amenaza se evidencian irregularidades en la participación electoral, variaciones atípicas en el número de votantes, atipicidad en el nivel de votos nulos, atipicidad en el nivel de tarjetones no marcados y limitaciones a la competencia democrática, reflejados en el dominio electoral.

Por eso el otro reto está en manos de las autoridades electorales y de policía, quienes serán las encargadas de vigilar que el proceso transcurra sin contratiempos y garantizar que todos participen en igualdad de condiciones.

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Domingo, 25 de Febrero de 2018
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