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Santos, el estadista que le apostó todas sus cartas a la paz

El galardón también fue considerado como un homenaje al pueblo colombiano.

El pasado lunes, el presidente Juan Manuel Santos no terminaba de reponerse de la sorpresiva victoria del ‘No’ en el plebiscito con el que decidió jugarse todo su capital político para darle la puntada final al acuerdo de paz que durante más de cuatro años construyó con las Farc, cuando los medios empezaron a hablar de un nuevo golpe en su contra.

La nominación al Premio Nobel de Paz, que desde meses atrás comenzó a tomar fuerza, gracias a los avances que alcanzaron las conversaciones en La Habana y la persistencia del mandatario por llevar a feliz término esta negociación, quedó prácticamente descartada.

Si bien algunos expertos advertían que Santos, al igual que el máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, eran unos de los más firmes candidatos a recibir el galardón en esta oportunidad, la no refrendación de los acuerdos dejaba por fuera al país de esta nominación.

Antes, el jefe de Estado había tenido que sortear todo tipo de críticas por parte de sus contradictores, quienes se afirmaron en la idea de que la obtención de este premio era el único interés que lo motivaba a sacar adelante el proceso de paz con las Farc.

De ahí que, el lunes, además de celebrar la victoria del ‘No’, algunos opositores se encargaron de recordarle a Santos que el Nobel también se le había escapado de sus manos.

Sin embargo ayer, muy temprano, cuando Colombia intentaba todavía encontrarle una respuesta a lo sucedido en las urnas y las reacciones a la marcha de los universitarios por la paz, el encuentro Santos-Uribe, los acercamientos entre los promotores del ‘Sí’ y el ‘No’, y hasta la alentadora victoria de la Selección Colombia terminaban de digerirse, el país recibió una nueva dosis de adrenalina.
    
El presidente Juan Manuel Santos, el mismo al que las agencias internacionales de noticias daban por fuera de la lista de favoritos, era anunciado como el nuevo Premio Nobel de Paz.

Sus esfuerzos por ponerle fin a 52 años de una guerra que ha dejado más de 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados pesaron más que el resultado del plebiscito. De ahí que el Comité Noruego del Nobel, decidió entregarle la distinción.

“El presidente Santos lanzó un proceso de diálogo que culminó con la firma de un acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, y siempre buscó hacer avanzar este proceso.   A pesar de que sabía que era algo controvertido, jugó un rol esencial para que los electores pudieran expresar su opinión sobre los acuerdos de paz en un referéndum”, reza uno de los apartes del comunicado leído por la presidenta del Comité, Kaci Kullmann Five.

El galardón también fue considerado como un homenaje al pueblo colombiano, “que pese a las grandes pruebas y los abusos que ha sufrido, no abandonó la esperanza de una paz justa, y para todas las partes que han contribuido al proceso de paz. El homenaje es, sobre todo, para los seres queridos de las innumerables víctimas de esta guerra civil”.

Así las cosas, este jugador de póquer, al que muchos califican como poco carismático y un pragmático contumaz que ha tenido que hacerle frente a uno de los más bajos porcentajes de popularidad, desde que asumió la Presidencia, en 2010, se hizo a un nuevo mandato que lo compromete aún más con la necesidad de lograr que el acuerdo alcanzado con la guerrilla más vieja del continente no se desvanezca.

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Colprensa
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Sábado, 8 de Octubre de 2016
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