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Zamora: Queremos enamorar a la gente de iniciativas distintas a la coca

El exjefe guerrillero lidera en el Meta el programa piloto de sustitución que, hasta la fecha, asegura, ha tenido resultados exitosos.

En unos cuantos días se instala un nuevo Gobierno que, de tiempo atrás, ha planteado cambios sustanciales a la forma como se viene dando la lucha contra los cultivos ilícitos.

La expectativa en Norte de Santander, y en especial en la región del Catatumbo, por supuesto, es mayor, como quiera que este es el tercer departamento con más área cultivada de coca (17 %) en 2016, seguido de Nariño y Putumayo, según el último informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de las Naciones Unidas.

Tibú figura como el segundo municipio colombiano con más hectáreas sembradas: 12.787, equivalentes al 52 % del total de cocales que hay en la zona norte del departamento.

Aunque el panorama hoy es complejo, en la medida en que no han funcionado como se esperaba los planes que puso en marcha el saliente Gobierno como parte del acuerdo de paz, además de que hay temor frente a lo que pueda venir después del 7 de agosto, Rubén Zamora, el excomandante del frente 33 de las Farc que operó en la región, es mucho más optimista de que la vía, definitivamente, es la sustitución voluntaria.

El exjefe guerrillero, quien hizo parte de la mesa de negociación en La Habana (Cuba), se ha convertido en uno de los líderes más destacados del programa piloto de sustitución que se adelanta en el Meta y cuyos resultados son satisfactorios, según su propio balance.

Y si bien reconoce que el plan que se estableció en Tibú fracasó, pues aunque los campesinos retiraron sus matas de coca, el Gobierno no llegó con los proyectos productivos y se sentó así un mal precedente en el resto del país, Zamora es un convencido de que hay que “enamorar” a los campesinos de iniciativas distintas a las siembras ilícitas.

“En el Catatumbo sí se puede erradicar toda la coca, por medio de la sustitución. El problema es que si no se hace nada, ¿cuándo vamos a remover las causas estructurales de la producción de cultivos de uso ilícito?”, cuestiona el exFarc.

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‘Hay que diseñar un plan especial’

Rubén Zamora o Emiro del Carmen Ropero Suárez, su nombre de pila y el que cambió hace más de 30 años cuando se sumergió en la vida insurgente, destaca el trabajo que se ha logrado en el Meta para ponerles fin a los cultivos ilícitos, a través de la vinculación de más de 9.000 familias al Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (Pnis). Estas personas, asegura, han  encontrado otras formas de obtener recursos, distintas a la ilegalidad.

A pesar de que reconoce las dificultades de una región como la suya, que ha sido marginada por décadas, Zamora está seguro de que lo que se ha logrado en municipios como La Uribe (Meta), algunos que hicieron parte de la zona de distensión en el Caguán o, incluso, en Tumaco (Nariño), en donde el 7 de agosto esperan tener vinculadas 17.000 familias al programa, esto mismo puede conseguirse en el Catatumbo, si se impulsa un plan especial y es posible el concierto de la institucionalidad, el empresariado y las comunidades.

“En el departamento pasa algo, y es que el Catatumbo se ve como la región de los problemas, de la mala imagen, donde está concentrada la actividad criminal. Y aunque reconocemos ese  problema, hacemos poco para solucionarlo”, sostiene.

En ese sentido, para uno de los principales promotores de la sustitución al interior de la desparecida guerrilla, lo primero que se debe hacer para empezar a encaminar un proceso exitoso, es impulsar un frente común regional que se empodere y haga gestión.

“Se tienen que unir el sector económico, las fuerzas sociales, los medios, las comunidades organizadas, para articularnos y convertirnos en un factor de poder que reaccione frente a los problemas que tiene el departamento”.

Zamora cree que si hay una unión de fuerzas regionales y se toman dos o tres banderas de lucha importantes, como la infraestructura, la inversión social y los proyectos productivos sostenibles, “eso nos permite ayudar a hacer gestión y no esperar a que los parlamentarios hagan lo que nunca han hecho”.

El exjefe guerrillero le tiene mucha confianza al liderazgo que ha ejercido el gobernador William Villamizar y en esa medida considera que si esa vocería se aprovecha para organizar un equipo especial que se concentre en tratar la situación del Catatumbo, habría lugar a un resultado prometedor.

“Si ese equipo tiene la posibilidad de articular a las instituciones y al sector privado a nivel regional, podemos encontrarnos con las comunidades campesinas y hacerles sentir que hay apoyo para un programa como el de sustitución y generar la confianza que perdió la gente y hacer una muy buena intervención”.

Para Rubén Zamora, todo esto debe ir acompañado de un Plan de Desarrollo debidamente organizado, con actores definidos, tareas concretas y la respectiva inversión por parte del Estado. 

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‘El camino es el diálogo’

Pese a que su vinculación a la guerrilla  y la lucha de tantos años tienen un origen doloroso, como quiera que dice haber sido víctima de una persecución por el hecho de ser líder campesino, que casi le cuesta la vida y que le arrebató a 14 de sus familiares más cercanos, incluido un hermano, este excomandante guerrillero se muestra como un hombre conciliador.

A Rubén Zamora esas pérdidas todavía le producen nostalgia y sus recuerdos alcanzan a quebrarlo al punto de las lágrimas, aunque sabe que su accionar también produjo esa misma desolación.  

No obstante, tras haber depuesto las armas, convencido de que la guerra no es la salida y de que el compromiso tras su desmovilización “fue honrar la paz” y luchar por ella, a la distancia, Zamora está preocupado por lo que pasa en la región.

Por eso, en vista de que se acerca la posesión del presidente Iván Duque, y la incertidumbre entre las comunidades crece por lo que pueda decir el entrante mandatario en su primer consejo de seguridad en Tibú, el próximo 9 de agosto, el excomandante del frente 33 de las Farc está seguro de que el camino, sí o sí, tendrá que ser el diálogo.

“Duque es un factor de poder, pero no es el único en el país. Nosotros en el territorio tenemos que convertirnos en un factor de poder, para hacernos sentir. Si en este país le decimos al gobierno de IvánDuque que el camino es el diálogo y que hay que reconocer las particularidades territoriales, van a tener que considerar muchas cosas”, piensa el exlíder guerrillero.

En esa medida, dice que así su ideología sea de izquierda, está dispuesto a unirse con otros sectores políticos para atender las necesidades de la región. “El caldo de cultivo está en la desigualdad, en la pobreza y la necesidad que hay en el territorio. Por eso, quisiera uno que el presidente Duque llegara a decirles a los campesinos: “venimos con toda para la sustitución. Venimos con recursos, venimos a trabajar con las comunidades. La gente se tranquilizaría”.

De ser otro el escenario, cree que el camino será el levantamiento y, entonces, la guerra seguirá ahí y, seguramente, la coca también.

En breve 

¿Jimmy Guerrero y Villa siguen en Caño Indio, siguen en el proceso?

Sí. Se están generando rumores para ocasionarnos problemas.

¿Hay disidencias de la Farc en el Catatumbo?

Se dice que hay unos muchachos que están armados, pero sin mayor disidencia.

¿Qué lo haría volver a la guerra?

Nada.

¿Regresará al Catatumbo para liderar el proceso de sustitución?

El partido me planteó que me viniera, pero hay cosas que no dependen de mí.

¿Hay opciones de alguna candidatura para 2019?

Prefiero concluir lo de la sustitución primero. Hay un compromiso con las comunidades y no quiero dejarlas abandonadas.

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Lucy Araque
Lucy Araque
Sábado, 28 de Julio de 2018
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