El cambio es evidente,  pero los vecinos del barrio Carlos Pizarro tardan unos minutos en creer lo que están viendo. 

Por más de 20 años tuvieron que convivir con el caño a cielo abierto que atraviesa su barrio y que se había convertido en un hediondo problema.

Con la inversión de 929 millones de pesos, por parte de la Alcaldía a través de la Secretaría de Infraestructura, se les devolvió la tranquilidad a unas 100 familias que viven al pie del canal; sin embargo aún faltan unos 400 metros por canalizar.

Los trabajos en este caño se vienen haciendo desde 2.004. La primera intervención fue en Camilo Daza. En 2.011, se adelantó un nuevo tramo en Rafael Núñez, pero la obra no alcanzó a llegar a Carlos Pizarro.

El destapado canal tiene cerca de 7 metros de largo por 2 de profundidad y se ha convertido en foco de contaminación, pues allí van a parar escombros, podas y todo tipo de basuras de los sectores vecinos.

Con la culminación de la primera fase, la Alcaldía pretende blindar este sector de inundaciones ya que con la canalización las aguas lluvias no quedarán estancadas y generará un impacto positivo en el sector.

Inconformidad

Luego de acabar los trabajos, algunos habitantes del barrio mostraron su inconformismo por la terminación de la obra.

José Israel Daleman, líder del barrio cuestionó que la obra termine en curva, pues en la parte que no está canalizada, el problema crece. 

“Acá deben venir a darnos explicaciones. Lo que hicieron lo hicieron bien, pero no debían haberlo dejado así”, aseguró. 

Por su parte, el secretario de Infraestructura, Yonny Pascual Contreras, dijo que los trabajos de la primera fase terminaron y que el proyecto contempla una segunda y que ya se cuenta con la disponibilidad  de recursos.