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María Paz, donde la ley del silencio reina

El barrio tiene 31 años y está en la Comuna 6.

El barrio María Paz es aún joven, apenas tiene 31 años. Fue fundado por humildes familias que invadieron unos lotes con el sueño de tener su propia vivienda, pese a las dificultades que había en aquel entonces.

Cuando la invasión arrancó las calles eran trochas, que cada vez que llovía se convertían en un lodazal, donde la gente para caminar tenía que usar botas  pantaneras o se ponían bolsas plásticas encima de los zapatos.


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Miguel Ángel Ascanio, un líder comunal de María Paz, habló con varias empresas de transporte para proponerles que por la zona pasaran las busetas, para tener una ruta.

 “La gente llegaba era con bolsas plásticas en los pies por ese barrial que había. A mí eso me dio mucha rabia, en 2002 gestione con las busetas que pasaran dos rutas, pero al poco tiempo choferes no quisieron seguir por el mal esta.El error fue mno pavimentar primero”, comentó Ascanio.

El líder comunal recuerda que buscó algunos empresarios para que le  regalaran materiales para pavimentar, pero terminó recibiendo varias ‘volquetadas’ llenas de restos de bloque y tableta, que echaron en las calles y así fueron superando el problema del barro.


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Él, con su papá, y otros vecinos duraron un mes sin descansar echando el material. Luego fue a hablar con los choferes para  decirles que ya las 12 manzanas que componen el barrio tenían vías por donde podían transitar sus vehículos.

En 2002, la Alcaldía de Cúcuta le dio la personería jurídica a María Paz, con la que llegaron beneficios.

 “Con eso me dieron la limitación del barrio separado de Carlos Pizarro, con el que aún tenemos una buena relación, pues antes hasta la Junta de Acción Comunal (JAC) era de allá”, comentó el líder comunal.

Gracias a la personería jurídica obtuvieron el alumbrado público, antes solo tenían lámparas eléctricas colgadas en lo alto de unos postes de madera; también lograron que les construyeran el alcantarillado y acueducto.

Un ‘Triángulo de las bermudas’

María Paz no es muy popular en la Comuna 6, algunas personas ni saben que existe. Cuando alguien no conoce la ciudad puede verse en severo problema para llegar hasta este barrio, por dos razones: al ser una zona pequeña es normal recorrer unas cuadras y estar en Chapinero, Carlos Pizarro, Rosal del Norte o Cerro Norte, sectores con los que colinda.

La otra es que mucha gente no sabe ni que ese barrio existe, creen que es un sector de alguno de esos barrios ya mencionados y hasta los conductores se confunden.

Las ganas de emprender

Las ganas de emprender Pablo José Ramos y José Antonio Durán, son dos zapateros que diariamente se sientan afuera de la iglesia Jesús de Nazaret y en el parque de este sector,  a ganarse su sustento económico.

Ambos hombres esperan bajo un árbol con un viejo mueble de madera y la herramienta

que usarán con los zapatos que les dejan   los clientes, que durante años les han confiado su calzado.


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La inseguridad

La ley del silencio es parte de la vida diaria de quienes viven en María Paz. Cuando se le pregunta aalgunas personas por la seguridad, muchos ponen un dedo en sus labios para dar a entender que toca hablar de ese tema en voz baja, o no quieren decir nada al  respecto.

Otros solamente dicen que no saben nada, porque no quieren meterse en problemas con los ‘duros’, lo cual es una señal clara que las acciones de las autoridades allí no son   las deseadas por muchos.

“La ley y el orden se lo da cada uno, por ejemplo, no saliendo a la calle con el celular en la mano o en el bolsillo de atrás del pantalón, evitando estar en el andén, porque le llegan en motos y lo roban. Las tiendas atienden  en pequeñas rejillas para evitar que los bandidos se metan haciéndose pasar  por clientes”, indicó una  vecina de ese sector.

Se conoció que en el barrio hay apenas dos cámaras  de seguridad vigiladas por la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), pero pareciera que no existieran, porque “una vez se robaron una moto y no colaboraron con la revisión”, añadió la mujer.

Hasta los delincuentes se han enfrentado a bala con la Policía, pero cuando  se ven acorralados huyen rápidamente hacía la parte alta, donde llegan a Cerro Norte.

Las ‘ollas’ son un problema con el que la comunidad luchó durante años, pues algunos expendedores tendrían su venta de estufepacientes en el cerro, pero hace unos 10 meses las autoridades capturaron a presuntos ‘jibaros’, espantando a sus compinches.

Actualmente los ‘jibaros’ se dedicarían a vender marihuana, ‘perico’ y hasta bazuco de otra forma: llegan hasta donde están los consumidores y le entregan las dosis en  cuestión de segundos.

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Lunes, 11 de Julio de 2022
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