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Por los barrios
Patricia Prada, Dama Gris de la Cruz Roja por herencia y convicción
El ser víctima del conflicto armado fortaleció en esta cucuteña su pasión por servir a los demás.
Martes, 12 de Julio de 2016

“El que no sirve para servir, no sirve para vivir”, es la frase que caracteriza la vida de Patricia Prada Ayala, representante  a nivel nacional de las Damas Grises de la Cruz Roja Colombiana.

Su madre, Beatriz Ayala, era integrante de las Damas Grises desde que Patricia era muy joven y su pasión por servir se fortaleció cuando la familia fue víctima de la guerra.

En 1999, la hermana de Patricia, fue secuestrada un día antes del cumpleaños de su madre, y murió a los dos días en un enfrentamiento entre el ejército y el Eln; este último la había raptado en el barrio Buenos Aires.

“Claudia era ingeniera civil, estaba visitando una obra cuando se la llevaron... Estábamos muy tristes, pero mi mamá quería ayudarle a las personas para que no sufrieran un dolor igual o superior al que habíamos sufrido en la familia. Su actitud de servicio, nos sirvió para que la situación fuera llevadera y a guardar tranquilidad y perdón en nuestros corazones”, cuenta con algo de tristeza.

En ese momento, Prada se vinculó formalmente a las Damas Grises, aunque era una de ellas desde mucho antes, cuando le ayudaba a su mamá.

Con 56 años, ha pasado prácticamente la vida entera sirviendo. Esta abogada  siempre ha tenido vivo el espíritu del voluntariado.

“Estuve de voluntaria en la Pastoral Social y hacía mis labores de servicio aparte. Lo hago con cariño, porque uno deja amigos. Cuando llegó el momento de decidir dónde podía estar de lleno, quería un lugar dónde pudiera hacer una labor integral de dignificar al ser humano, y acá lo encontré hace 11 años”.

La admiración por su madre, el respeto por su uniforme, verla siempre bien puesta y trabajando para la comunidad, la motivaban a seguir con su labor.

El servicio la hace completamente feliz. Ha trabajado con promoción y prevención de enfermedades en las comunidades vulnerables, haciendo charlas sobre tabaquismo, dando clases de modistería,, derechos humanos, entre otras. Pero las labores no son sólo su mérito.

“Aquí todas aprendemos y nos vamos especializando. Por ejemplo, yo estuve asistiendo en el tema de búsqueda y rescate, pero eso lo hacen quienes tienen el estado físico, pero yo ayudaba con lo que pudiera. Otra cosa que hacemos es captación de recursos, con bingos y  torneos de golf para poder ayudar”.

Las 1.640 integrantes de las Damas Grises en el país, ayudan gracias a donaciones, convenios y contratos con sociedades presentes en Colombia y participaciones de entidades públicas y privadas.

Prada es madre de corazón. Cuando murió su hermana, se hizo cargo de su sobrino que tenía sólo 7 años. Cinco años después su hermano falleció y ayudó a criar a sus otros tres sobrinos.

“Dios sabe cómo hace sus cosas. Y lo entendí cuando mi familia sufrió la tragedia del conflicto armado. Nunca entendimos el porqué de esa situación, nunca lo quisimos entender, y nunca lo quisimos averiguar”.

Darlin Ramírez | Practicante de periodismo

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