El progreso que ha tenido el barrio Aeropuerto en los últimos años es de admirar. Esa zona de la Comuna 6 de Cúcuta inició como una humilde invasión bordeando la malla de seguridad del Aeropuerto Internacional Camilo Daza y hoy es el principal punto comercial en el norte de la ciudad.
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La historia de este barrio inició hace 46 años, cuando varias familias se vieron en la obligación de invadir unos terrenos que colindaban con la terminal aérea de Cúcuta. Comenzaron la construcción de humildes viviendas de tabla y techos de zinc, en las que muchas familias vivían incómodas.
La falta de acueducto y electricidad la suplían sus vecinos del barrio Panamericano, quienes les vendían los baldes de agua y la energía, que pasaban a través de cables que colgaban con palos.
“Iniciamos nuestra historia el 31 de mayo de 1976, en ese mismo año la Alcaldía de Cúcuta, de ese entonces, nos concedió personería jurídica y el barrio quedó conformado por 24 calles y 8 avenidas. Una iglesia, una cancha y un colegio”, contó Jesús Giovanni Ortiz, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Aeropuerto.
Haciendo un recorrido por parte del barrio se pueden encontrar negocios de comidas rápidas, panaderías, droguerías, ventas de ropa, salones de belleza, cincomilazos, veterinarias, entre otros.
Pese a ese progreso comercial, este sector es hoy uno de los más olvidados de la capital nortesantandereana, y en varias de sus calles se puede ver ese abandono.
La avenida del comercio
La avenida segunda del Aeropuerto es la más destaca, porque es la vía principal del barrio y un paso obligado para los vehículos de transporte público que van hacía otros barrios, como Carlos Toledo Plata, Alonsito, Simón Bolívar, Virgilio Barco, Trigal del Norte, entre otros.
Esa vía principal inicia en la entrada del barrio y finaliza en la calle 23, y todas las cuadras tienen locales donde se ofrecen diferentes productos y servicios, que abren de domingo a domingo, desde la mañana hasta alta horas de la noche.
Los mismos vecinos admiten que hay todo tipo de negocios, por lo que ellos no tienen la necesidad de ir hasta el centro de Cúcuta a buscar productos o servicios. ¿Cómo se ha logrado mantener esa avenida como un punto de ventas preferido de la comunidad de ese y otros barrios?
La respuesta es la estrategia de algunos propietarios de negocios, quienes aprendieron a ‘tantear la zona’, para conocer qué productos y servicios adquieren las personas y traerlos hasta las cercanías de sus casas.
“Para ir al centro, toca salir del barrio, bajar hasta Sevilla y pasar la Terminal de Transporte y aguantarse los trancones. Mientras que en la avenida (principal) uno encuentra de todo, desde tiendas hasta veterinarias”, señaló el líder comunal.
Con mercancía fiada
Campo Elías Mora llegó desde el Huila hace años, para montar un negocio en Cúcuta. Al conocer el barrio Aeropuerto, en 2019, se dio cuenta de que no había ventas de alimentos para mascotas cerca y por eso le apostó a montar algo de eso.
“Yo caminé las calles y me di cuenta de un vacío en el mercado local, pues la gente tenía que ir hasta el centro para comprar alimentos para sus mascotas, por lo que decidí abrir Agromascotas Felices, mi tienda”, manifestó, con una gran sonrisa, Campo Elías.
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La tienda, ubicada en la calle 16 con avenida 2, inició como la mayoría de los negocios: con una inversión pequeña y mercancía fiada. “Arranqué con $1.800.000 y elementos que me daban los proveedores para pagar después. Pague en un año el fiado”, añadió.
Una fábrica de sueños
La pujante comunidad del Aeropuerto ha visto la oportunidad en las crisis, ejemplo de ello es que durante lo ocurrido en Venezuela, varias fábricas de yines y calzado que estaban al otro lado de la frontera, en Pedro María Ureña, migraron hacía este sector de Cúcuta.
Algunos fabricantes pasaron sus máquinas por el río Táchira, llegaron hasta el barrio Aeropuerto, donde se establecieron. Un ejemplo de superación es uno de los talleres satélites que hay sobre la avenida 2.
El lugar inició hace año y medio con tan solo ocho máquinas de coser y el mismo número de empleados. Actualmente tiene dos pisos ocupados por 30 operarios. En ese lugar se fabrican los yines que venden dos marcas de renombre en el barrio.
“Ha sido difícil el proceso de posicionarnos en la zona, llevo 10 años trabajando en esto y hasta el momento el Aeropuerto ha sido un barrio sano, donde a la gente les gusta nuestros productos”, dijo uno de los supervisores de esta fábrica.
Los ahorros de Justina Granja
Justina Granja Romero inició su sueño de formar su propio salón de belleza hace tres años. Compró las mesas, sillas, máquinas de cortar cabello, entre otros elementos que necesitaba para inaugurar la Sala de belleza Adara, en la calle 12 con avenida 2.
Inició con pocos elementos, pero con muchas ganas de sacar adelante a su familia con el fruto de sus esfuerzos. “Actualmente tenemos tres personas que se encargan de hacer manicure, pedicure, cortes de cabello, planchado y hacer cejas. La meta es seguir creciendo”, dijo Marlene Granja, hermana de Justina.
Las vías están en mal estado
Al caminar por el Aeropuerto es común encontrarse con calles en las que el manto asfáltico se ha deteriorado por el paso del tiempo, los vehículos y la humedad. El presidente de la JAC del barrio le explicó a La Opinión que esperan urgentemente que la Alcaldía de Cúcuta se apiade de ellos.
“Todos los recursos para vías se van es para otras zonas, pero para el Aeropuerto no llega nada. Esperamos que la ruta del asfalto llegue hasta acá, y aún más, cuando la Secretaría de Infraestructura va a cambiar los sentidos de varias calles, incluida la avenida 2”, dijo el líder comunal.
Para muchos comerciantes es el colmo que una zona altamente visitada por personas de diferentes barrios, para comprar, esté en mal estado. “Las calles están mal y la Alcaldía lo sabe”, comentó un empresario.
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El parque del barrio, ubicado en la calle 11 con avenida 3, también ha sufrido por el abandono. Varias bancas de hierro han sido desbaratadas, al parecer, para venderlas por partes.
Según el representante de la comunidad, la Gobernación de Norte de Santander les ha recibido varios oficios en los que se pide la construcción de un techo para la cancha de microfútbol y transformarla de tierra en una sintética.
“También queremos que el puesto de salud tenga su propio laboratorio clínico y mayor capacidad de atención, las emergencias las trasladan para el Policlínico de Atalaya, eso queda muy lejos”, señaló Jesús Ortiz.
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