La tradición se trasmite de generación en generación.
Propios y visitantes procedentes de diferentes latitudes de Colombia organizan paseos de ollas al río Oroque del municipio de Ábrego y se encuentran en medio de la naturaleza con una historia apasionante sobre el burro que se convirtió en leyenda.
En esos vestigios de la tradición oral cuentan los abuelos que, por allá en la época de la independencia a principios del siglo XIX, un español en su intento de huida con un burro cargado de monedas de plata blanca labrada, se ahogó en las turbulentas aguas que bajan desde el cerro de Jurisdicciones donde nace el río Catatumbo.
Desde entonces cuando se avecinan los cambios climáticos las aguas se agitan y se escucha rebuznar a un burro desde el más allá advirtiendo a la gente sobre los peligros de cruzar el afluente.
Atrapados con esa leyenda acuden familias enteras al famoso ‘Pozo del burro’ que se ha convertido en un atractivo turístico en la región.
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Camino hacia misterio
La sabiduría popular señala que cuando sopla un viento frío y el sol que se cuela entre las nubes presenta una aureola, hay que tener mucha prudencia, pues simboliza amago de lluvia.
Los antepasados narran que desde lo alto de la cordillera se producen las crecientes de los afluentes que cobran muchas vidas a su paso.
En ese lenguaje coloquial los campesinos orientan a los visitantes sobre una aventura inolvidable. A la entrada del caserío a Santa Lucía, donde se encuentra un desvío a mano derecha, más adelante la Y que comunica con las veredas La María y El Chorro, se toma el camino que conduce hacia Gaira a unos 20 minutos del municipio de Ábrego, para encontrar el pozo lleno de misterio donde fluye la leyenda.
Mientras las mujeres juntan candela y pelan las verduras para la preparación de un suculento sancocho, van narrando la historia del asno cargado de plata y el español del infortunio.
Jóvenes y niños disfrutan de los exóticos paisajes y quisieran congelar el tiempo en las paredes de la memoria. Se siente una tranquilidad especial al escuchar el sonido del viento que silva entre las ramas donde pernoctan las aves y el arpegio de las aguas que acaricia las piedras semejantes a los huevos prehistóricos como lo describe Gabriel García Márquez en la obra de Cien Años de Soledad, relata el estudiante Julio César Ascanio Arévalo.
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Tesoro brota en la montaña
Los habitantes del municipio de Ábrego cuentan con una riqueza natural, un tesoro escondido en la espesa montaña.
Mientras hierve el almuerzo y los comensales disfrutan del baño en las aguas del río viene el ingrediente especial de la tradición oral para hacer más ameno el momento.
Precisamente ese es el plato favorito del historiador del municipio de Ábrego, José de la Cruz Vergel Jaime, quien relata a los niños esos momentos significativos en el proceso evolutivo del ‘Bello valle’.
“Hace parte de nuestro folclor, alrededor de muchos lugares, sitios, calles, fuentes, se tejen anécdotas, mitos y leyendas para dar sabor y color a nuestro territorio”, afirma el autor de 10 libros sobre las vivencias de la población.
Cuentan los abuelos que en aquellos momentos convulsionados de la república durante el proceso independentista, la gente trataba de asegurar sus caudales económicos, los enterraban a la pata de un árbol, debajo de las rocas o en paredes como las denominadas múcuras o guacas, agrega.