Alda no se cambia por nadie, porque las redes sociales se han convertido en el termómetro para medir su aceptación. Y a pesar de solo tener un año consagrado como artista ve muchas luces en su camino. Y Cúcuta le ha servido de verdadera plataforma para cristalizar ese sueño de niño, de verse en un futuro como un Daddy Yanke o Dalex a quienes admira.
En Cúcuta tiene raíces, la de su madre Patricia Paredes Solano, quien conoció a su padre Daniel José Alonzo Medina, en Puerto Piritu, Estado Anzoátegui, en Venezuela también, donde vivió hasta hace diez años.
Alda es un completo músico urbano. Se mueve como pez en el agua con el trap, el pop, dancehall y rap. Esos ritmos los incluyó en 'Boomerang'. Los dos, que considera éxito, los ha cantado en las distintas discotecas donde le han abierto las puertas para que el público se deleite.
"Apenas agarro el micrófono me conecto con la gente, la emoción, la sensación y la alegría son indescriptible. Verlos cantar, bailar, disfrutar con mis canciones es de grata satisfacción. Esos momentos en tarima no tienen comparación", describe el joven reguetonero.
Todas esas sensaciones lo motivan a continuar creando y dice que guarda unas 20 composiciones que poco a poco dará a conocer. Está aprendiendo a tocar piano y asimilando, también la producción, al lado de 'esos ángeles que Dios ha puesto en mi camino'. Lo que hace no lo considera un juego. "Estoy dedicado, con mucha disciplina a crear, a grabar, a promocionar por las redes, a hacer giras por los medios radiales y de televisión".
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