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Conozca las conductas ‘tóxicas’ que acaban con una relación sexoafectiva
Aunque suelen ser muchos más, las que contamos aquí son las más comunes.
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Sábado, 2 de Abril de 2022

Son muchas las actitudes y comportamientos que pueden llegar a tener las personas cuando se empieza a establecer algún tipo de vínculo sexoafectivo

Bien pueda ser porque dos individuos empiezan a chatear, a salir, o porque ya se conocen y pactan algún tipo de relación; es importante reconocer estas acciones, no porque en el pasado no existieran, sino porque ahora se identifican más fácilmente con un nombre específico, para que así sea más sencillo entender sus implicaciones en la vida de ambas partes, en especial, en la víctima. 

Así que, si no sabe identificarlas, tiene curiosidad por saber sus nombres y de qué se tratan, en La Opinión le hacemos un breve recuento de las más conocidas a continuación: 


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1.    Ghosting: Esta es, tal vez, la más escuchada. El “ghosting” representa a esas personas que luego de hablar constantemente desaparecen, se convierten en una especie de fantasma e incluso se empieza a creer que algo les pasó, porque se van sin previo aviso. De aquí se desprenden el “zombing” o “submarining”, que es cuando el desparecido regresa, a veces, después de mucho tiempo; y el “haunting”, cuando hacen “ghosting”, pero siguen pendientes de la actividad del otro en redes sociales.

2.    Caspering: Aunque está relacionada con la anterior, esta es la versión válida de desaparecer. Es cuando le avisan al otro que se irán para siempre. 

3.    Gaslighting: El “gaslighting” o “luz de gas” consiste en ejercer manipulación en el otro. Su objetivo es hacerlo dudar de sus acciones, decisiones, percepción, memoria o su juicio para que haga todo lo que el “gaseador” desea. 

4.    Ley de hielo: Esta conducta es vista como una forma de castigar a la otra persona, consiste en ignorar al otro por lo que se supone ha hecho mal y esperar a que pida disculpas o enmiende su error. 

5.    Breadcrumbing: Este es como “dejar migas”, es decir, un día habla, al otro no, luego insiste, después se relaja, motiva a pensarlo o pensarla, para luego no responder mensajes y así se convierte en un ciclo de nunca acabar. 

6.    Love bombing: El “love bombing” o bombardeo de amor es también una estrategia de manipulación, pero más sutil. Se basa en una sobredosis de afecto para “enganchar” al otro. Una vez el bombardeo disminuye, la víctima cree que lo ha hecho todo mal y se le da paso al chantaje emocional.

7.    Mansplaning: Viene de hombre (man) y explicar (explain), haciendo alusión a cuando un hombre tiene la actitud de explicar cosas a las mujeres, como si ellas no tuvieran capacidad de entenderlas, incluso, en ocasiones cuando la realidad es una que vive la misma mujer.


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De acuerdo con la psicóloga con enfoque de género, Paula Linares, quien hace parte del proyecto Juntando Puntadas (@juntandopuntadas en Instagram), este tipo de conductas relacionadas con cortar comunicación, manipular e ignorar, se han exacerbado porque ahora las relaciones sexoafectivas tienen un componente importante construido desde la virtualidad y las redes sociales y, además, tienen varias repercusiones en quien las padece.

“Es importante entender, cuando hablamos de esto, que decimos que son comportamientos tóxicos, pero a la larga son de control y de manipulación y solo los podemos analizar de manera individual”. 

“El ‘ghosting’, el ‘’gasligthin’ y el ‘love bombing’ tienen un efecto significativo en la psicología de las mujeres, porque si el centro y el eje de nuestra identidad y de nuestra vida es ser amadas por alguien y cuidar de alguien, y esto se ve tambaleado por algo, eso va a tener una repercusión. Esto lo digo porque lo que se ha visto es que han tenido efecto en la autoestima, en la valoración, en el autoconcepto, en la forma en que la persona se comprende y se ve a sí misma”, expresó. 


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También, se debe a que lo que hacen estas conductas es sembrar duda en sí mismo, dudar de sus comprensiones, de sus emociones, de sus expectativas, incluso, de lo que vive y que así vea al otro como un ser superior que le va a enseñar, lo que provoca que “se sigan fijando relaciones desiguales y asimétricas”. 

“Otro impacto es en la autonomía, pues, generan una afectación en la sensación de control, en la sensación de poder tomar decisiones, en poder hacerse cargo de lo que se vive. Además, hay impactos en la corporalidad, donde puede llegar a cambiar la relación con la alimentación, se ve afectado el sueño o la forma de vestir; siento que si hago cambios en mí eso responde adecuadamente a lo que la persona quiere de mí”. 

“Y a la final estas relaciones logran un aislamiento social de la persona, no definitivo, pero centran un poco el eje de la persona en la pareja, en el preguntarse a sí misma si está siendo suficiente, si está loca, entre otras cosas que generan un efecto de aislamiento, impactando en la confianza propia y en la confianza hacia las demás personas”, puntualizó la profesional magíster en intervención de violencia de género.

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