Cúcuta lleva tres años seguidos figurando entre las 50 ciudades más violentas del mundo. En 2019 estuvo en el puesto 44; en 2020, bajó al 43; y en 2021 ocupó la casilla 46, siendo una referencia muy preocupante, pues en 2018 la capital de Norte de Santander no apareció en este ranking que saca cada año el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, en México.

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El reciente informe que dio a conocer esta organización mexicana, valiéndose de los asesinatos que se presentaron en la capital de Norte de Santander, Los Patios y Villa del Rosario, en 2021, aseguró que de los 334 crímenes que hubo en estos tres municipios, la tasa de mortalidad fue de 33.42 por ciento por cada 100 mil habitantes, lo que imposibilita que Cúcuta salga del ranking violento en el mundo. 

Pero Cúcuta no es la única ciudad de Colombia que aparece en el ranking, también están Buenaventura, Cali y Palmira. Además, del resto del mundo se ubican en 18 de México, 11 de Brasil, 7 de Estados Unidos, 4 de Sudáfrica, 2 de Honduras, una de Puerto Rico, una de Haití, una de Ecuador y una de Jamaica.

El informe aclaró que no se incluyó ninguna ciudad de Venezuela, “no porque en ese país en forma súbita y milagrosa haya desaparecido la violencia, sino porque simplemente no hay forma de medirla”.
 

Las reacciones

Esa medición que hicieron en el mundo, donde Cúcuta aparece en el puesto 46, deja en claro que la violencia se enquistó en esta zona fronteriza y aunque las autoridades se tracen algunas metas para reducir los altos índices de asesinatos, los violentos seguirán haciendo de las suyas.

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El alcalde Jairo Yáñez, aseguró que estas estadísticas deben motivar para seguir trabajando en la seguridad urbana y rural. “Cúcuta le pone la cara a la frontera a nivel mundial, por la susceptibilidad de tantos kilómetros que hay para defender. Somos coequiperos con el Ministerio de Defensa para defender cada centímetro de la frontera”.

El mandatario también insistió en que no se debe culpar a las acciones del Ejército y la Policía solamente sobre la seguridad, sino que esta situación se debe lograr a través de educación, trabajo y de promover las pequeñas, micro y medianas empresas de la ciudad.

“Cúcuta ha logrado superar indicadores de inseguridad, debido a que el Dane nos calificó con un desempleo del 14 por ciento. En todos los sectores se necesita mano de obra”, explicó Yáñez.

Mientras que Alejandro Martínez, secretario de Seguridad de Cúcuta, aseguró que, “hay una leve mejoría con los últimos años”, en la comisión de homicidios. Asimismo, insistió en que, el año pasado, la capital nortesantandereana fue la décima ciudad con más reducción en homicidios en el país.

Sin embargo, el reporte anual de Medicina Legal asegura que en 2020, en Cúcuta ocurrieron 270 homicidios, mientras que en 2021, hubo 271, lo que significa que se registró un asesinato más.

El funcionario resaltó que la cadena criminal del microtráfico sigue siendo la principal causa de los asesinatos en esta zona de frontera y que una de las prioridades de la administración municipal es atacar esta problemática, tanto con las capturas de las personas y las redes de expendedores de drogas, así como la prevención en el consumo.

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Una fuente judicial también manifestó que el negocio de las drogas aportó el 70 por ciento de los asesinatos, pues a raíz de este fenómeno se dan luchas de territorios, para controlar la comercialización a gran y pequeña escala.

“Pero si hacemos un comparativo entre las ciudades que figuran de México con Cúcuta, podemos ver que son prácticamente las mismas problemáticas: zonas de frontera con un alto índice de migración, narcotráfico y organizaciones criminales. En ese orden de ideas estos fenómenos son los que aumentan los hechos violentos”, señaló la fuente que pidió reserva de su identidad.

Añadió: “además, tenemos los crímenes en la zona rural, en la pelea entre el Eln y los gaitanistas. Si miramos detenidamente los homicidios por hurtos e intolerancia son muy pocos”.

Alejandro Martínez también aseguró que actualmente se está renovando el parque automotor de la Fuerza Pública para que se genere mayor reacción de las autoridades ante los hechos de violencia.

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“Ya hemos cambiado el 78 por ciento de las cámaras de video vigilancia que estaban obsoletas. Estamos en una tercera fase con el Ministerio del Interior para completar la logística en tecnología, que abarca no solo cámaras, sino drones y vehículos especializados para la seguridad en la ciudad”, manifestó el secretario de Seguridad.

Además, la Policía Metropolitana de Cúcuta señaló que el año pasado se registró una confrontación entre el Eln y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), generando que se incrementaran aún más los hechos violentos.

“El reacomodamiento y la disputa territorial entre estructuras o grupos armados organizados”, alrededor del microtráfico, el cobro de extorsiones y el tráfico de armas, genera un panorama violento.

Y para hacer ver que en Cúcuta se están llevando a cabo acciones para contrarrestar toda esa violencia, la Policía sostuvo que el año pasado capturó 1.715 extranjeros involucrados en diferentes delitos, por cuenta de la abundante presencia de migrantes en esta zona del país.

“Hay que contener la frontera, que por orden constitucional le refiere al Ejército, para que el conflicto y las alianzas criminales con la Fuerza Pública venezolana no trasladen a las personas para asesinarlas acá”, dijo una fuente judicial.

‘Falta liderazgo’

Diego Villamizar, defensor de derechos humanos, aseguró que, si bien es cierto que los grupos al margen de la ley son los responsables de la inseguridad y los hechos de violencia, financiando a diferentes bandas que delinquen en las comunas de Cúcuta, hay una falta de liderazgo de la Alcaldía, así como de la línea de mando de la Policía.

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“Lo que sucede en Cúcuta en términos de seguridad se debe analizar en dos fenómenos: el terrorismo y la seguridad ciudadana. El terrorismo se fortaleció a tal punto que estos grupos lograron penetrar guarniciones militares, la seguridad presidencial y la seguridad del aeropuerto internacional (Camilo Daza), que los pone con una gran capacidad terrorista sin precedentes, y esto solo obedece a su principal fuente de financiamiento que es el incremento de los cultivos ilícitos en la región, ya no es solo en el Catatumbo, sino podemos ver cientos de hectáreas de coca en la zona rural de Cúcuta”, dijo Villamizar.

Para el defensor, una de las falencias para fortalecer la seguridad ciudadana es la falta de liderazgo desde el Gobierno Nacional, que debe “replantear sus estrategias con cambios en la línea de mando de la Policía”.

Insistió en que es preocupante que haya oficiales hostiles con los subordinados, que están patrullando día a día en las calles, cada vez que sucede un hecho de violencia.

“La única estrategia es doblar los turnos de los policías. No cuentan con descansos reglamentarios, no se les autoriza permisos. La estrategia de los turnos para disponibilidad no arroja ningún resultado positivo, solo genera sobre carga laboral”, aseguró Villamizar.

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