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Empujados a la era digital por la crisis de la pandemia
Encontraron en las redes sociales una manera fácil y práctica de promocionar sus productos.
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Lunes, 24 de Mayo de 2021

La vida cotidiana de la inmensa mayoría de las personas se vio trastornada por la aparición del coronavirus. En un abrir y cerrar de ojos, mucha gente vio que el producto o servicio mediante el que se ganaba la vida se quedó sin clientes.

Un ejemplo claro son las ventas de uniformes escolares. Con los niños asistiendo a clases desde casa y por medio de una pantalla de computador o celular, usar uniforme dejó de ser algo necesario.

A continuación, La Opinión les presentará el caso de dos personas que no solo llevaban décadas fabricando el mismo producto, sino vendiéndolo de la misma manera, esto es, siendo proveedor de tiendas físicas del centro de la ciudad.

Una de ellas tuvo que incursionar con otro producto y ambas vieron la necesidad de migrar al mundo virtual y de las redes sociales. 

De uniformes escolares, a pijamas

Su nombre es Martha Escalante y hasta inicios del 2020 siempre había vivido de fabricar uniformes. Con la llegada del coronavirus al país y el aislamiento decretado por el Gobierno Nacional para contenerlo, le cancelaron todos los pedidos. En otras palabras, la única fuente de ingresos de la familia en un instante se esfumó. 

Como buena modista, puede elaborar cualquier prenda, entonces, se propuso fabricar otro tipo muy distinto de ropa: pijamas. Y se puso manos a la obra. Con las tiendas físicas cerradas, sabía que los productos tendría que ofrecerlos en la vitrina mundial, la virtualidad, por medio de una tecnología casi desconocida para ella. 

De la red social Facebook sabía lo estrictamente básico, buscar amigos y mirar el muro, no obstante, tenía claro que muchos la usaban para ofrecer sus productos y servicios. Así pues, conoció que en esta red social existen muchos grupos de ventas en los que hacerse miembro no tiene ningún costo y que prácticamente cada ciudad y pueblo del territorio nacional tiene grupos de estos.  

Ya siendo miembro de varios grupos de ventas en distintas ciudades, el siguiente paso era subir imágenes de sus productos. Para esto, de forma empírica aprendió algunos conceptos básicos de fotografía.

“Conocí, por ejemplo, que no puede haber ni poca ni mucha luz”. Ahora, es toda una experta en tomar fotos y en publicar en esta red social. 

Ha enviado pijamas a muchas partes de Colombia. Vende al por mayor y al detal. Aunque, tiene sus propios diseños, si el cliente la desea personalizar, no hay problema, se le hace al gusto de él, dice.  

El próximo paso es crear una marca para sus pijamas. Por el momento seguirá fabricándolas y vendiéndolas por internet, que así es como está manteniendo su hogar. 
 

Ariel tenia sus clientes en La Alejandría, ahora en cualquier lugar de Colombia gracias a una red social./ FOTO: cortesía

De las tiendas de La Alejandría a los grupos de ventas de Facebook

Luis Ariel García Zapata fabrica organizadores de ropa de bebé. Sin embargo, con el inicio de la pandemia, al igual que la señora Martha, se quedó sin los clientes tradicionales, las tiendas físicas, en su mayoría las de La Alejandría. Y se vio obligado a buscar otro mercado. También pensó en incursionar en ese desconocido, para él, mundo de lo virtual. 

De Facebook no sabía nada, ni siquiera tenía una cuenta. Poco a poco aprendió gracias a los hijos que le enseñaron.

“La idea de las redes sociales fue para abrir mercado, esto no está fácil, porque yo no puedo depender solo de La Alejandría”, dijo García. También tuvo en cuenta que al vender directamente al cliente final le podía quedar mejor margen de ganancia. 

Los diseños de Creaciones Bebeluchy, así es como se llama su negocio, gustaron de inmediato. Al poco tiempo de subir la publicación, ya le estaban preguntando por el precio y qué costo tenía el envío para la ciudad de la que le escribían.

Ahora, sabe lo necesario para publicar y contestar a los clientes que le salen de cualquier lugar de Colombia.

Sin embargo, como casi cualquier sector del comercio o la industria, fue golpeado por pandemia. Los materiales que usa para elaborar los organizadores han incrementado de precio de una forma significativa, sobre todo el armazón que es metálico. 
La armazón siempre las ha comprado, pero, ahora, está mirando cómo las puede fabricar él mismo. De esta forma reduce costos y es más competitivo. Lo que sería otra innovación más. 

La historia de estos dos emprendedores es la misma de muchos en Cúcuta que quedaron atrapados por la pandemia, pero que en medio de la crisis lograron sobreponerse reinventándose.

“Si no hubiera incursionado en las redes sociales, no sé qué sería de mi negocio, tal vez estaría desempleada como los miles de personas que hay en Cúcuta”, sostiene Martha Escalante, quien sigue pedaleando en su máquina de coser.

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