En todo el país hay actualmente 130 mujeres que integran el Esmad. Deirys completa 8 años allí y en ese tiempo ha visto caer a sus compañeros.
“Tengo dos momentos duros marcados en mi mente. El primero fue en la Universidad Distrital del Sur en Bogotá, cuando una compañera fue impactada con una papa bomba y vi como cayó al suelo y, al mismo tiempo, darme cuenta que los manifestantes celebraban nuestra desgracia. Eso fue impresionante”, recalcó.
La patrullera aseguró que su segundo episodio fue el 19 de febrero de 2017, cuando una explosión en la calle 27 con carrera 5, cerca de la Plaza de Toros La Santamaría, en el céntrico barrio de La Macarena de Bogotá, dejó a más de 30 heridos ese domingo y, tres días después, a uno de sus compañeros muerto.
“Ese era mi turno. Yo tenía que estar con ellos, pero por cosas que uno a veces no se explica no me tocó sentir en carne viva aquella explosión. Faltaban 10 minutos para el relevo cuando estalló la explosión. Llegamos a auxiliar a mis compañeros”, narró.
El apoyo de su madre
Ana Teresa Vera Díaz, la mamá de Deyris fue testigo de cómo por teléfono, su hija le expresaba el dolor, la rabia e impotencia que le dejó perder a su amigo el patrullero Albeiro Garibello Alvarado, quien murió en un centro médico al no resistir las heridas.
“Son las dos veces que la he escuchado llorar. Ella es fuerte, guerrera, compañera y muy humana”, dijo la mamá.
Deirys recuerda que en Bogotá no tenía quien le cuidara a la niña y tuvo que traerla a Cúcuta y dejarla con su mamá. “Pero, separarme de ella me sacó lágrimas. Por eso, un traslado fue lo mejor que pudo pasarme”.
Ahora en Cúcuta, la patrullera lleva una vida con menos tensión pero no deja de ser desafiante.
Ana Teresa admira su valentía. “Me siento feliz y orgullosa de ella. Admiro la tenacidad que tiene. Esa especialidad no es para cualquiera. Su papá fue policía y eso lo lleva en las venas, ella y mis otros dos hijos de quienes me siento orgullosa”, dijo Ana Teresa.
La mamá de la patrullera asegura que cada vez que su hija sale a cumplir con su deber, su bendición nunca falta. “Recalcarle que la esperamos en la casa y que su hija la necesita, es siempre una manera de motivarla”.