Los milagros de la Virgen de Lourdes a los pobladores del municipio nortesantandereano, que lleva su mismo nombre, son un tema común que se puede escuchar en el parque principal, las calles y entre los fieles de la iglesia.

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Solo basta con tomarse una taza de café con alguno de los pobladores para escuchar de los milagros que la ‘patrona de los lourdenses’ ha cumplido, a lo largo de los años. Y es que cada uno de los testimonios de sanación, e incluso, de ganarse la lotería más de cinco veces, son razones más que suficientes para que le rindan tributo todos los días del año.

El cariño que le conservan a la entidad femenina se puede evidenciar en los cuadros que los pobladores ponen arriba de la puerta principal de sus viviendas. Con esta muestra de afecto, la familia que habita la casa, le demuestra a su ‘patrona’ una profunda devoción, misma que se ha promulgado en el municipio desde que, a principios del siglo XX, se le apareció a una jovencita, en la vereda Volcanes cercana a Lourdes, en una tabla que se usaba para sostener las hojas de tabaco que iba a picar.

‘Salvó a mi hija’

Leidy Paola Botello Serrano le oró a la Virgen de Lourdes para que le salvara su vida y la de María Lourdes, su hija de tres años. Su historia de devoción y promesas se remonta tres años atrás, cuando ella, de 24 años, estaba embarazada.
Los médicos le decían lo peor sobre su embarazo, e incluso, que iba a perder a su hija, porque venía con complicaciones y era realmente difícil para ella escuchar los dictámenes médicos sin poder hacer nada más que llorar de manera desconsolada.

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Pero, por recuerdo de su educación católica y los consejos de su familia, comenzó a rezarle a la imagen para que le ayudara a que su hija naciera sana. “Yo le rezaba para que me hiciera el milagro y de paso me iba a morir yo, porque el embarazo venía con complicaciones. Usted no sabe lo que es llorar todos los días para que eso no pasara”, añadió Botello.

Sus oraciones eran diarias y no fallaban, siempre con más fe. Iba a rezar hasta la iglesia de Lourdes, para que todo saliera bien. Allí, dentro del templo en el que aún se conserva la imagen original de la aparición, entre un altar color marrón y madera tallada. En el mismo altar reposan letreros de agradecimiento por los favores concebidos.

“Yo vivo como a media hora del casco urbano de Lourdes, en moto, por lo que llegaba y me disponía a rezar sin parar en un solo momento. Lo único que quería era que la niña naciera sana”, comentó Paola en medio de lágrimas de felicidad y aquellos amargos recuerdos de que en los controles del embarazo salía todo mal.

La promesa a la Virgen fue que su hija se llamaría:  María Lourdes. Así  fue como para finales de marzo de 2018, María Lourdes nació para alegrar el corazón de Paola, pero sobretodo, asombrando al equipo médico que durante los nueve meses de embarazo pronosticaban, basados en exámenes, lo peor.

La Navidad  en Lourdes 

Hely Peñaranda Celis, párroco de Lourdes, explicó que en Navidad personas de todas partes de Norte de Santander llegan hasta el santuario de la Virgen para darle las gracias a la entidad por los favores concebidos, asimismo, a pedirle un milagro.

“Pese a que la fiesta patronal a la Virgen se efectúa del 1 al 11 de febrero, en diciembre se dan peregrinaciones al santuario, sobretodo, los fines de semana. Las personas ponen ‘en sus pies’, sus dolencias, enfermedades y problemas”, aseguró el sacerdote.

Y es que las personas de pueblos aledaños, como Gramalote, acuden al lugar de oración, ubicado a 20 minutos de Lourdes, para darle las gracias por las cosechas de café, curarlos de alguna enfermedad o, incluso, resolverle dificultades.

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“Incluso, en domingos pasados, llegaron desde Cúcuta ocho buses completos, es decir, cerca de 300 personas que viajaron cerca de tres horas para  darle las gracias a la Santísima Virgen María”, añadió  el párroco.

Los primero de enero los lourdenses peregrinan a dicho lugar santo para pedirle a ella que les socorra bendiciones para el año que comienza.  Es un acto de fe al que muchos pobladores le rinden recelo. Por ejemplo, es mal visto que algunos vayan en moto o en carro, si se quiere consumar el peregrinaje, debe ser a pie.

La creencia popular es que quien asiste al lugar, en medio de la devoción, el sacrificio de ir a pie y rezando, se logra que les cumpla los milagros.

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