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Fabio Afanador convierte la madera en artesanías
Heredó del padre y el abuelo la destreza e ingenio para ejercer los oficios manuales.
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Roberto Ospino
Sábado, 13 de Noviembre de 2021

La vida de Fabio Afanador Latorre, nacido en Mutiscua, ha transcurrido entre los estudios, el servicio social y la labor que desempeña en varias facetas.

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Es una labor abnegada que surgió al darse cuenta de que una persona debe tener proyección y el de estar en constante dinámica para ayudar a quienes requieren satisfacer algunas de sus necesidades prioritarias.

Desde pequeño, por el trabajo que desempeñaba su papá, Edmundo Afanador Bautista recorrió varias partes del país y se estableció en el Valle del Cauca por un tiempo en donde logró estudiar agropecuaria, profesión que nunca ha desempeñado a cabalidad.

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Pocos años después, en la década de 1980, vivió en Pamplona en donde se desempeñó como director de la Fundación John Fitzgerald Kennedy, que ayuda a los niños en condición de calle.

Allí en compañía de expertos procedentes de Estados Unidos y Europa tenían la misión de capacitar a quienes estaban en esas condiciones. El propósito del organismo internacional era prepararlos para que aprendieran algún arte que les permitiera salir adelante.

En Bucaramanga también laboró en la Fundación Hogares Claret, que se encarga de la rehabilitación para jóvenes infractores de la ley penal.

En ese centro enseñó carpintería, electricidad y soldadura, oficios que perfeccionó en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).

El tallar la madera con el torno lo fue aprendiendo desde niño en el seno de su hogar. En su estadía en el Valle del Cauca fue profesor de talleres en un instituto agrícola, en donde le ayudó a conocer más el torno y mejorar la técnica de elaboración de objetos de madera.

Promediando el año 1987, regresó a la casa para acompañar a la familia paterna y sin descuidar los conocimientos, ejerció como director del Hogar Juvenil Campesino, que era regentado en ese entonces por el sacerdote Indalecio Camacho.

“Durante todos estos años he enseñado lo aprendido. También me dediqué a estudiar y a mejorar en todos estos oficios para poder estar siempre ocupado”, dijo.

Sobre la electricidad, manifestó que la aprendió en el Sena de Pamplona y la soldadura en Bogotá.

Artesanías 

Afanador, al retomar las labores en su tierra natal, indicó que está dedicado a prestar los servicios de electricidad, arreglo de electrodomésticos y la soldadura a domicilio o en el taller.

Con metal y madera hace los tradicionales aparatos manuales en forma de cizalla para cortar panela y otros objetos de hierro reciclado.

También en el taller pasa la mayoría del tiempo labrando y perfeccionando piezas de artesanías que le hacen por encargo.

Es experto en diseñar y darle forma a la madera en donde crea jarrones, floreros, tazas, platos, aves, carritos y morteros.

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Al igual que moldea el metal y con otras piezas en donde va formando candelabros, figuras, elementos de adorno o para cualquier servicio en los hogares.

Trabaja con la madera que se da en la región como aliso, cedrillo, pino ciprés blanco y amarillo. 
Este hombre polifacético y curtido en el trabajo, quiere que las futuras generaciones aprendan estos oficios, porque de lo contrario se irán perdiendo.

“Todos los muchachos que quieran que les enseñen estas artes pueden venir a mi taller, porque no soy egoísta en este sentido”, precisó.   

Se siente satisfecho porque la gente valora lo que hace y prueba de ello es que Artesanías de Colombia le ha hecho algunos pedidos, sustentadas en diseños que le enviaron.

Es enfático al afirmar que las personas deben ser pulcras en lo que hacen ya que esa es la mejor recomendación que él se da al ser perfeccionista.  

El tornero recuerda las enseñanzas de su padre que fue conductor y mecánico. Del abuelo, Gilberto Afanador, manifestó que heredó el don de trabajar la carpintería y ebanista.

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