Aunque en los últimos 17 meses el Ejército y la Policía le han dado duros golpes a la cadena del narcotráfico en Norte de Santander, erradicando cultivos de uso ilícito, decomisando cargamentos de drogas, destruyendo laboratorios y capturando integrantes de esas redes, este negocio no para y por el contrario, ha aumentado a tal punto que tiene sitiado a Cúcuta.
Según las cifras oficiales, desde enero de 2020 hasta mayo de este año, en el departamento se incautaron 30,7 toneladas de cocaína y 11,4 toneladas de base de coca, así como han ubicado y destruido 874 laboratorios para producir esas drogas.
Pero estas acciones solo logran afectar menos del 8% de lo que este negocio ilícito produce cada año, dejando ganancias que, según las autoridades, alcanzarían los 30 billones de pesos.
El Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de las Naciones Unidas, sostuvo en su análisis del año pasado, que el Catatumbo es la única zona del país que creció tanto en la siembra de coca como en la producción de clorhidrato de cocaína entre los años 2005-2019, estimándose que anualmente de esta región salen 223 toneladas del alcaloide.
Si se tiene en cuenta que, según el último reporte del Simci, Colombia produjo 1.220 tonedas, Norte de Santander aporta cerca del 20% de la cocaína que produce el país.
“En 2019 el aporte al potencial nacional de producción de cocaína del Catatumbo fue del 20%. Esta región concentra el 23% de las hectáreas productivas de coca del país”, reportó el Simci.
Precisamente, esas cifras llevaron a que el Gobierno le ordenara al Ejército aumentar los golpes contras esas estructuras del narcotráfico y adelantar una erradicación manual de cultivos de uso ilícito y, para tratar de detener la expansión y contralar que en Tibú no se siguieran creciendo las siembras, pues este municipio es el número uno de Colombia con más hectáreas de coca.
Y para llevar a cabo ese plan, el cual no se ejecutaba estrictamente desde 2013 cuando los campesinos hicieron un paro en el Catatumbo que se prolongó casi dos meses, destinaron cerca de 800 militares para adelantarlo, siendo distribuidos en varios grupos que se mueven por el cañón de Las Mercedes (Sardinata), Tibú y El Tarra.
“El año pasado fueron erradicadas 8.000 hectáreas y para este año esperamos erradicar cerca de 9.000. El trabajo lo estamos haciendo en los municipios con mayor cantidad de cultivos de uso ilícito, que es donde está la mayor inversión social del Gobierno Nacional, construyendo escuelas, carreteras, centros de salud y plantas de tratamiento de agua, entre otras obras”, aseguró el general Marcos Pinto Evangelista, comandante de la Segunda División del Ejército.
El oficial añadió que: “además esos cultivos han generado que sean zonas de disputa entre Los Pelusos, Eln, Disidencias y Grupos Armados Organizados. Entonces con nosotros ahí, le garantizamos a la población civil una tranquilidad. Nosotros tenemos unidades que están erradicando y otras que están prestando seguridad”.