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A San Bernardo se lo quiere tragar el agua

Las autoridades municipales no han podido establecer cuántas víctimas han dejado las lluvias.

En San Bernardo de Bata el agua brota dondequiera.

Basta con mirar la parte alta del pueblo para ver descender decenas de hilos de agua que, de a poco, se pierden en las profundidades del terreno, para volver a emerger metros más adelante, antes de fundirse con el río Margua.

Este espectáculo, que debería maravillar a quien lo observe, es, sin embargo, el que tiene viviendo en la angustia a los más de 1.200 habitantes de este corregimiento. 

Las lluvias, que empezaron a caer en esta región desde el pasado 25 de mayo, terminaron por saturar el terreno de la parte alta, junto a la cancha de fútbol, al punto de que el jueves 28 de mayo, más de 300 metros de la vía de La Soberanía y 22 viviendas fueron arrasadas por las piedras y el lodo que descendieron desde este lugar.

En la entrada de San Bernardo, sentido Toledo-Samoré, se puede apreciar la magnitud del problema. Un enorme boquete, que parece arrancado de tajo, es el resultado del deslizamiento del terreno que terminó por transformar el paisaje de este lugar.

Para las personas que nunca habían ido hasta San Bernardo, es difícil entender el trazado que tenía la vía de La Soberanía antes de ingresar al casco urbano de este poblado.

Álvaro Hernán Vargas es el propietario de una de las casas que sobrevivieron al deslizamiento del jueves 28 de mayo. Junto a la suya, aún queda en pie una desvalijada casa de dos pisos que, quizás en las próximas horas, terminará cayendo también. Junto a esta, un enorme hueco de más de 30 metros de profundidad, impide saber con exactitud por dónde pasaba la carretera. 

“La vía venía por allá, por donde están esas personas, y empataba aquí, al frente de mi casa”, dice Álvaro, señalando a lo lejos, unos 300 metros, un grupo de personas que intenta sortear el lodo y las piedras para llegar hasta el corregimiento.

“La vía pasaba por encima de todo este desastre. Lo que pasa es que si usted se fija (señala la parte alta, desde donde se desprendió la tierra), lo que bajó de la montaña hundió todo esto 30 metros”, agrega este hombre que vive de comercializar cerveza en la zona y quien se niega a subirle el precio a la bebida a pesar de que le están cobrando 5 mil pesos de más por traerle las canastas desde el otro lado del derrumbe.

No me puedo aprovechar de esta tragedia, mi Dios no me lo permitiría”, dice mientras se seca el pelo, pues desde hacía 3 días no se bañaba ante la suspensión del servicio del agua, por la afectación que sufrió la bocatoma del acueducto.

Jesús Manuel Villamizar, 65 años, sonríe de manera nerviosa al contar que el agua parece haberse ensañado con su vida. Él es uno de los 22 habitantes que perdieron sus casas.

“Antes vivía en la vereda El Vegón (zona rural de San Bernardo), pero me había venido a vivir aquí, porque la casa que tenía allá me la destruyó un derrumbe causado por la acumulación de aguas en la parte alta de mi terreno. Ahora, otra vez el agua me deja en la calle. No sé para dónde irme, pues no tengo esposa ni hijos y mi familia vive en Venezuela”, sostuvo Villamizar, tomándose la cabeza y limpiándose con el hombro derecho las lágrimas que empezaban a asomarse en sus ojos.

En San Bernardo, a pesar de estar incomunicado, la vida ha continuado con aparente normalidad. Los negocios siguieron abriendo todos los días y el movimiento de personas es constante.

“Yo no he cerrado un solo día. No puedo dejar de vender, porque tengo obligaciones. Sin embargo, para poder abrir el negocio me ha tocado duro, pues todo está caro y los productos ya empezaron a escasear”, afirmó Alberto Peña, dueño de la panadería El Manantial.

“Las ventas han bajado, porque los buses de Copetrán, Cootranal, Cootranstame y Libertadores, que pasaban a diario, están bloqueados en los derrumbes. Si esto sigue así, me va a tocar subirle el precio a los productos, pues a mí ya me le subieron el precio los proveedores y los que me los traen hasta acá desde el otro lado del derrumbe”, agregó.

Peña, conocido como Pacheco, no dudó en alzar su voz de protesta, como muchos otros habitantes de este lugar, ante el rumor de que la nueva vía (que no estaría lista antes de dos años), sea trazada por la parte alta del casco urbano, sin atravesarlo, como la que resultó afectada hace unos días.  

“Si las autoridades deciden construir la nueva vía por encima del pueblo, sin que esta atraviese el casco urbano, nos condenan a la muerte, a desaparecer, al olvido”, enfatizó.

Jesús Vergel, director regional de Invías, pareció no descartar este rumor en el Consejo Departamental del Riesgo celebrado en el colegio del corregimiento el pasado jueves y que fue presidido por el gobernador Édgar Díaz.

A la hora de intervenir, Vergel dijo que desde Invías se van a desarrollar acciones inmediatas, a mediano y a largo plazo.

De manera inmediata, dijo, se van a evacuar las aguas de la parte alta del corregimiento y se recubrirá con plástico la zona del derrumbe para que las aguas lluvias no se sigan filtrando.

A mediano plazo se reabrirá la vía, pasando por la parte alta de la zona afectada y entrando al corregimiento por alguna de las vías internas.

Finalmente, a largo plazo, se construirá, si así lo determinan los estudios que se hagan, un viaducto que pase sobre la zona afectada y que conecte la entrada al corregimiento con la estación de gasolina que está unos 400 metros atrás. 

A su turno, durante este mismo consejo, el gobernador de Norte de Santander, Édgar Díaz, aprovechó la oportunidad para llamarle la atención alcalde de Toledo (municipio al que pertenece San Bernardo de Bata) Yorjan Triana, por no haber consolidado aún un censo de damnificados.

“Alcalde, no se ponga bravo, pero entienda que, una semana después de iniciado todo esto, usted no ha entregado el censo de las víctimas y sin ese censo, es imposible que empecemos a gestionar las ayudas”, dijo Díaz ante más de 150 personas que asistieron al evento.

La Defensa Civil y la Cruz Roja se comprometieron a, si nada extraordinario ocurre, entregar un censo mañana, según quedó consignado en el acta de la sesión del consejo.

Mientras el censo se consolida y las ayudas siguen apareciendo, los habitantes de San Bernardo de Bata y las 23 veredas que han sido afectadas por las lluvias, tendrán que continuar haciendo hasta lo imposible para seguir con sus vidas.

Y por imposible, cabe cualquier cosa. Así lo demostraron los familiares de un joven de 24 años que murió el lunes 1 de junio en la vereda El Vegón y a quien tuvieron que trasladar desde este lugar, sorteando un sinfín de derrumbes, para darle sepultura en el cementerio que está justo antes de donde se desapareció la vía.

“Al muerto lo pasaron por la quebrada Támara, que desemboca en el río Margua, sobre una sábana y dos palos. El cura tuvo que ir hasta el cementerio, porque no lo pudieron pasar hasta la iglesia de San Bernardo por el derrumbe”, contó una testigo que grabó con su celular la travesía de este cadáver hasta su último lugar de descanso.

¿Una tragedia anunciada?

Según Corponor, en marzo de 2009 esa entidad emitió un informe técnico que alertaba a las autoridades de Toledo sobre la inestabilidad de los suelos en la zona de San Bernardo de Bata.

Tres años después, en el 2012, esta misma entidad afirmó que, por las lluvias que habían caído en la región desde el 2010, los suelos estaban saturados y habían empezado a moverse.

En ese tiempo, algunas casas, así como la vía de La Soberanía, empezaron a mostrar las primeras afectaciones.

Además, el informe decía que el matadero presentaba pisos fracturados, así como daños en los muros y paredes, que no se habían evidenciado en una visita hecha el 12 de julio de 2011 por esa corporación.

Este informe también advirtió que una cancha de fútbol ubicada en la parte alta del corregimiento era uno de los mayores peligros observados, debido a que desde 2011 presentaba una infiltración intensa de agua, más charcas y pozos originados en la ausencia de algún sistema que permitiera la escorrentía de las aguas.

Y fue desde esta cancha que el pasado jueves 28 de mayo empezó a ceder el terreno, llevándose consigo más de 300 metros de bancada y destruyendo un número indeterminado de casas, ubicadas a la entrada del corregimiento.

*Jhon Jairo Jácome Ramírez | jhon.jacome@laopinion.com.co

Sábado, 6 de Junio de 2015
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