Haber sobrepasado los 50 casos positivos por la COVID-19 y contar ya con un muerto por este virus, tiene en alerta a las autoridades civiles y de Policía en el municipio de Villa del Rosario, frontera con Venezuela.

Y es que debido a esta situación decidieron hacer un Consejo de Seguridad virtual, en el que se concluyó que además de la pandemia, les preocupa la situación de orden público sobre todo en relación a los hechos de violencia presentados en los últimos días en zona urbana y rural.

En el encuentro participaron José Luis Palomino, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, el secretario de gobierno Ezequiel Acuña, el personero Víctor Galvis y representantes del Ejercito Nacional, CTI de la Fiscalía.

Según el alcalde Eugenio Rangel Manrique, quien se mantiene en alistamiento por ser uno de los casos positivos de coronavirus  en el municipio, debe haber mano dura al cumplimiento de los controles de bioseguridad.

Además, el gobernante local reconoció que la comunidad no se siente tranquila por causas de los recientes robos de celulares, motos y viviendas en condominios e hizo un fuerte llamado de atención para activar mayores controles de seguridad.

Por su parte, la Policía reconoció que el microtráfico es el detonante de los problemas de inseguridad en la zona fronteriza. Las razones, según el comandante de la Policía Metropolitana,  José Luis Palomino, se debe a la presencia y actuación de bandas y grupos criminales en la zona, y a la delincuencia común que ha llegado al municipio.

Llamado a tener ‘mano dura’

Las autoridades aseguraron que se hace necesario un mayor control al cumplimiento del uso del tapaboca y controles de bioseguridad.

“Tenemos que hacer la tarea de mayor control con los agentes de Policía, no tenemos la infraestructura de atención en salud en Villa del Rosario en llegado caso que esto se desborde como ya ha pasado en otras partes del país”, remarcó el alcalde. 

El alcalde rosariense, luego del Consejo de Seguridad -en un comunicado- le solicitó a las autoridades desplegar caravanas en los barrios con perifoneo y control a establecimientos públicos al igual que mayor rigurosidad para que se acate el toque de queda desde las 9:00 de la noche.

Según el capitán Walter Rangel, comandante del distrito de Policía de Villa del Rosario, a la fecha van 2120 comparendos a personas que han incumplido las medidas establecidas de protección personal por la pandemia de la COVID-19 o por situaciones de convivencia ciudadana.

Mayores controles

El personero municipal, Víctor Galvis, también hizo un llamado de atención a los establecimientos públicos, en especial a los que venden licores que están incumpliendo con las medidas para prevenir la propagación del coronavirus en el municipio.

Al final las autoridades de seguridad se comprometieron a emprender más operativos para contrarrestar los hechos delictivos y mayor rigor para hacer valer la aplicación de los protocolos de bioseguridad.

Uno de los focos en los que todavía no se ha podido ejercer un control total es en La Parada, sector  en el que la gente  pareciera no temerle al coronavirus, porque la cotidianidad en medio del desorden es la que manda.

El comercio formal e informal está abierto. Hay invasión del espacio público, vendedores de comida por doquier, compradores por todos lados con y sin tapabocas, al igual que el paso abiertos por las trochas. 

Además, en cambuches levantados en un terreno contiguo a la autopista de San Antonio, en La Parada, están cientos de venezolanos esperando su paso al Centro de Atención Sanitaria Tienditas (CAST) para luego entrar a su país, en desarrollo de la operación retorno. 

Aunque las autoridades han mostrado abiertamente su preocupación sobre este asunto, la situación de riesgo sanitario se mantiene. 

“Toda esta situación es terriblemente preocupante, creo que ya se salió de las manos, ahora tenemos que cuidarnos cada quien. Desafortunadamente hay personas que necesitan tener un policía al lado para cumplir las normas y eso aumenta la emergencia”, es la opinión de María Leal, residente de Villa del Rosario.

Para Miguel Acevedo, vecino del municipio, se debe hacer un control al trasporte público porque las medidas exigidas no se están cumpliendo. “Es terrible la irresponsabilidad, los que salimos con tapabocas somos muy pocos. Hay muchos que se creen inmunes. A los conductores de buseta hay que hacerles más controles”.

Además, los ciudadanos han denunciado que se efectúan fiestas, funerales y demás actos que aglomeran gente sin que haya ningún castigo ni seguimiento a estos casos que representan un alto foco de posible contagio, pues lo preocupante es que lo hacen sin las medidas básicas de bioseguridad.