La ocupación del 83% de las camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) obligó a declarar la alerta roja dentro de un paquete de once medidas con las que los gobiernos de Norte de Santander y Cúcuta buscan frenar la velocidad de expansión de la COVID-19, que sigue cobrando su alta cuota de infectados y muertos en lo que se considera el inicio de la fase crítica de la pandemia.
El 13 de julio, cuando se expidió la Circular 305 y se declaró la alerta naranja en la red hospitalaria, los casos confirmados y sospechosos con la COVID-19 representaron el 46% de la ocupación de las UCI adultos, pero, para el 23 de este mes se registraba un aumento del 37%, lo que indica la gravedad de la pandemia en el territorio departamental.
El director del Instituto Departamental de Salud (IDS), Carlos Martínez, dijo que la alerta roja declarada tras la reunión del Puesto de Mando Unificado (PMU), permitirá mantener las alarmas completamente encendidas de la verdadera situación de la ciudad y el departamento en cuanto a la emergencia hospitalaria que se está viviendo.
Así mismo, tomar las acciones que sean necesarias como la posibilidad de una cuarentena obligatoria, entre 10 y 15 días, la cual serviría para disminuir las tasas de transmisibilidad, la recuperación del personal de salud que está infectado y facilitar el alistamiento de las áreas de cuidados críticos en la red pública y privada en la región.
El gobernador Silvano Serrano, al término de la reunión, en la que estuvo acompañado por el alcalde de Cúcuta Jairo Yáñez, dijo que la Gobernación de Norte de Santander, las alcaldías del área metropolitana y la institucionalidad representada en el Puesto de Mando Unificado que funciona de manera permanente, tomaron las decisiones pertinentes una vez escuchadas las recomendaciones de carácter técnico y científico emitidas y entregadas por el comité que para ese fin fue constituido.
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Serrano dijo que en primer lugar fue declarada la alerta roja hospitalaria en todo el departamento, lo que implica la determinación de poner en funcionamiento en cada uno de sus componentes los planes hospitalarios en toda la red pública y privada.
Así mismo, citar a la red de unidades de cuidados intensivos que funcionan en la región para hacer un mayor control y seguimiento, junto al Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (Crue), lo que permitirá evaluar de manera constante el avance de la pandemia y las acciones a desarrollar para su contención.
Se decretó igualmente el toque de queda entre las 6 de la tarde y 5 de la mañana, medida que empezó a regir ayer en Cúcuta y Norte de Santander, la cual va hasta el primero de agosto, fecha en la que rigen las disposiciones emanadas del gobierno nacional.
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Se establecerán protocolos para atención primaria frente a personas que manifiesten posible contagio por la COVID-19, y se activarán los protocolos necesarios para la aplicación de pruebas en los diferentes municipios de Norte de Santander, con el fin de detectar focos y evitar la propagación del virus.
Las autoridades del departamento y Cúcuta podrían decretar una cuarentena obligatoria, entre 10 y 15 días, para mitigar los contagios que se han aumentado por la COVID-19.
El gobernador dijo que el lunes 27 de julio, en el Puesto de Mando Unificado será evaluada la decisión de decretar una cuarentena y de un aislamiento prolongado de acuerdo con el avance del número de casos positivos en el departamento. En el caso de Cúcuta se podría dar el cierre por comunas.
La alcaldía de Cúcuta, en coordinación con las demás alcaldías del área metropolitana, establecerá pico y cédula de dos dígitos y pico y placa par e impar, a la vez que se controlará y disminuirá la entrada de pasajeros a la Terminal de Transportes de Cúcuta, con un tope máximo de llegada a ese puerto terrestre.
El punto 10 tiene que ver con las recomendaciones para que ejerzan un trabajo de 24 horas al día a los laboratorios de la región públicos y privados, y finalmente extender una mayor vigilancia en salud pública a los establecimientos de conglomerados identificados por el Instituto Nacional de Salud (INS) como posibles focos de contagio.
La fase crítica
Carlos Martínez, director del IDS, dijo que varias fueron las motivaciones para activar la alerta roja, entre ellas, lograr una mayor atención del gobierno nacional para con la región, explicando que desde el lunes 6 de julio el Instituto Nacional de Salud (INS) no estaba recibiendo las muestras para la COVID-19 de Norte de Santander.
Así mismo, el Hospital Universitario Erasmo Meoz, el único hospital de tercer nivel del departamento, refiere desabastecimiento de los medicamentos y dispositivos médicos para la atención de la población que está enferma, tanto a nivel hospitalario como en cuidados intensivos.
Lo otro es el aumento de casos COVID-19 en el personal de salud, por lo que la nueva alerta permitiría la recuperación de médicos, especialistas, enfermeras, auxiliares de enfermería, fisioterapeutas que apoyan el área de cuidado crítico y de hospitalización, que supera las 95 personas.
“Se busca fundamentalmente recuperarlos y regresarlos a su normalidad porque apenas se está comenzando la pandemia, porque todavía no se ha llegado a los picos más alto, y llegado el caso se podrían tener las UCI ocupadas, pero sin personal para la atención”, dijo Martínez.
La alerta roja permite que todas las instituciones en salud activen su plan de emergencia hospitalaria, como llevar algunas camas de cuidados intermedios a camas de cuidados intensivos, y que algunas camas de hospitalización puedan soportar en la eventualidad de una mayor complicación, la atención a pacientes con algún requerimiento específico antes de pasar a una UCI.
El funcionario explicó que antes de la pandemia en el registro de prestadores de salud figuraban 134 camas UCI, 64 de cuidados intermedios y 970 de hospitalización, para 1.168 camas, por lo que se viene trabajando para una capacidad de expansión de 334 camas para unidad de cuidados intensivos, entre ellas, 264 en la red pública y 70 de la privada.
Así mismo, 88 camas en cuidados intermedios, 56 para la pública y 32 para la privada; 245 camas de hospitalización, 220 para la red pública y 25 para la privada, lo que da un total de 667 camas más dentro del plan de expansión.
Carlos Martínez dijo que el parqueadero del hospital Erasmo Meoz tiene un área importante de expansión de camas de cuidados intensivos en las carpas instaladas, que en esta fase crítica de la pandemia permitiría ocuparlas, lo que sería un número mayor de camas para cuidado crítico y aquellas de cuidado intermedios podrían subir de nivel con la instalación del soporte ventilatorio, lo que permitiría superar las 200 camas UCI en ese centro asistencial.
En cuanto a ventiladores, el gobierno anunció 186 para Norte de Santander, de los cuales, entregó 20 y ayer eran esperados 20 más, que se suman a los 33 que la Gobernación alquiló por medio de una relación contractual con Medinort y que ya están en la expansión de los pisos 9 y 10 del hospital, soportando la expansión de las camas de cuidado críticos, puntualizó Martínez.
Trabajadores infectados en la Unipamplona
La Universidad de Pamplona informó que tras practicársele pruebas por parte de las respectivas EPS, dos funcionarios del área administrativa y un trabajador de servicios generales dieron positivos para la COVID-19, los dos primeros asintomáticos.
Ante esa situación la situación y para prevenir la propagación del virus, la Universidad decidió restringir el acceso público a sus instalaciones, intensificando la aplicación de los protocolos de bioseguridad y continuando con las actividades de limpieza y desinfección de sus espacios físicos, según lo informado.
