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Ambientalistas reforestan páramo de Mejué en Chinácota
Desde 2007, Zona Verde siembra árboles en este lugar, donde nace la quebrada Iscalá.
Domingo, 7 de Febrero de 2016

Un grupo de jóvenes ambientalistas, comprometidos con la conservación de las fuentes hídricas en Chinácota, dan ejemplo de buenas prácticas ambientales, en momentos en que la sequía y el bajo caudal de los ríos tienen en alerta a la mayoría de los municipios de Norte de Santander.

Sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de cuidar las nacientes de agua y reforestar zonas con alto potencial hídrico, son dos de los objetivos que tenemos”, dijo Javier Barajas, líder del grupo de voluntarios Zona Verde.

La más reciente intervención en el territorio la ejecutaron en el páramo de Mejué, ubicado a 40 minutos -en carro- del casco urbano de Chinácota, en la vía que conduce al municipio de Toledo.

“Desde 2007, veníamos trabajando en la reforestación del Mejué, importante por ser donde nace la quebrada Iscalá, que abastece al acueducto municipal y a varios veredales. En el páramo se plantaban árboles por gusto, pero con el paso del tiempo se convirtió en una necesidad para mitigar los efectos del cambio climático”, aseguró Barajas.

En la jornada de reforestación, que se cumplió el fin de semana, participaron 10 jóvenes amantes de la naturaleza, quienes plantaron especies como alisos y sauces, árboles especializados en retener agua y soltarla a medida que los ecosistemas lo requieren.

“La zona tiene como principal característica la humedad, propia de las zonas selváticas. Los árboles que plantamos crecen hasta 15 metros y son ideales por la capacidad de producir agua”, referenció Barajas.

La humedad crea colchones de agua, la misma que se filtra para crear arroyos que al unirse forman el caudal de la quebrada Iscalá, tributaria del río Pamplonita.
Junto con Barajas también participó de la jornada la joven ingeniera civil Adriana Leal, quien afirmó que desde hace varios meses quería ayudar a plantar árboles en el páramo.

“Siente uno la tranquilidad de devolver una parte de lo que nos da la naturaleza. Por cada árbol que se planta se genera agua para al menos tres personas”, agregó Leal.

Los jóvenes, con la ayuda de palas y de picas, estuvieron todo un día en el páramo. Las corrientes heladas no fueron impedimento para cumplir su misión de contribuir a que la vida prospere y no se extinga.

“Como voluntarios agradecemos el apoyo que las instituciones del municipio y la empresa privada nos brindan para poder reforestar”, dijeron Barajas y Leal.

Otros planes

El interés por mantener bajo cuidado los ecosistemas en Norte de Santander también ha hecho que entidades como Centrales Eléctricas de Norte de Santander y  Corponor apoyen la conservación de páramos.

El año pasado fueron patrocinados 23 campesinos para que cedieran un área de sus predios para la conservación de suelos y especies, lo que contribuye  en la recuperación ambiental significativa en el páramo de Santurbán y el parque natural Sisavita.

En este caso los campesinos que aceptaron la propuesta y a cambio recibieron 400 mil pesos mensuales por proteger sus predios.

En total para ese proyecto se destinaron 214 millones de pesos en pagos y se logró que los campesinos apotaran dos hectáreas de sus territorios.

Con estos proyectos se disminuye el impacto ambiental generado por la intervención humana.

*Edinsson Figueroa | Edinsson.figueroa@laopinión.com.co

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