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Asociación indígena apuesta por la ‘planta que sana’

El plan piloto de Ambengapa para entrar en la industria cannabica nacional se desarrolla en Norte de Santander.    

Hace cuatro años, Nelson Torres Goez, de la etnia Emberá katío, tomó la decisión de investigar y producir productos medicinales derivados de la planta cannabis y todos los derivados manufacturados que se crean con el cáñamo industrial. Este fue el primer paso para crear la Asociación indígena Ambengapa de Colombia, cuyo plan piloto para entrar en la industria cannabica nacional es desarrollado en Norte de Santander.

Torres resaltó los beneficios medicinales científicamente comprobados que tiene la planta, y son reconocidos en países como Israel, Canadá y Estados Unidos. Según el líder la asociación, la resina que se extrae de la flor del cannabis, sirve para tratar enfermedades crónicas, degenerativas y terminales, tumores cancerígenos, sida, diabetes, alzhéimer, epilepsia, párkinson, migrañas, problemas del colon, artritis, entre otras.

Históricamente la planta tiene un valor ancestral para diversas etnias indígenas en el país. Torres indicó que en Colombia el cannabis “es tradicional” y los abuelos de su pueblo contaban que en el territorio nacional “hay semillas desde hace 500 años”.

En el departamento está ubicado el vivero experimental de la asociación, en el corregimiento de Samoré, municipio de Toledo, y cuenta con 5.000 plantas trabajadas por el cabildo de la etnia Uwa en el resguardo Segovia.

Robinson Aguablanca, vicepresidente de la asociación y representante del pueblo Uwa, dijo que hace dos años empezaron a cultivar la planta en el resguardo; la visión empresarial e industrial del proyecto los impulsó a entrar en el negocio y ya se generaron 20 empleos para los miembros de esta comunidad.

La Ley 21 de 1991 aprobó en Colombia las normas sobre pueblos indígenas y tribales  adoptadas en la 76° reunión de la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), realizada en Ginebra (Suiza) en 1989. Con esta normativa el Estado colombiano reconoce que los valores y prácticas sociales, culturales, religiosas y espirituales de dichos pueblos deben ser respetados.

Con la sentencia 882 de 2011 la Corte Constitucional reconoce que los pueblos indígenas pueden emplear y producir sus medicinas tradicionales, tales como el cannabis. Por eso, en Toledo, el resguardo, aún sin la licencia de cultivo medicinal, adelanta una investigación médica de la que ya han nacido productos como aceites de resina, cremas, gotas e infusiones.

Colombia entró en el foco de los inversionistas canadienses, país que el año pasado legalizó el consumo de cannabis, por ser el lugar de Latinoamérica con mayor potencial para desarrollar el cannabis medicinal. Las condiciones climáticas que permiten cultivar todo el año, así como la diversidad de los suelos y pisos térmicos, son las características que volverían al país el líder de esta industria a nivel mundial.

En el país se han entregado 230 licencias de cultivo, divididas en 84 para cultivo no psicoactivo, 71 para transformación de productos derivados, 57 para cultivo psicoactivo y 18 para semillas para siembra.

Según las proyecciones del Ministerio de Justicia, en Colombia se puede producir el 44% de la demanda de marihuana para uso medicinal a nivel mundial. Por eso, en enero de 2018 la Junta para la Fiscalización de Estupefacientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) le otorgó un cupo de 40,5 toneladas al país, mayor que el de países como Estados Unidos y Canadá, cuyos mercados y legislación están más avanzados. 

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Robinson Aguablanca y Jhony Cifuentes coordinan la fábrica de textiles y el vivero ubicados en el departamento.

Semillas registradas

La asociación Ambengapa de Colombia registró  en el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) 10 variedades de semillas. Este proceso, que tiene un costo de 1.718.292 pesos por cada variedad, es el primer paso para la construcción de la industria de productos médicos del cannabis y el cáñamo industrial, porque asegura que la empresa pueda cultivar estas especies de plantas de manera legal.

En el departamento se cultiva la variedad sativa herbácea, “esta planta se acopla a climas medios y cálidos, además permite un buen manejo de la fibra que produce el tallo de la planta”, explicó Torres.

La asociación Ambengapa se expande a los departamentos del Cauca, Magdalena y Cesar; los nombres de las variedades inscritas por la asociación que se producen en esos departamentos son ‘criollita’, ‘pati morada’, ‘blanca rusia’, ‘punto rojo’, ‘enana’, ‘mona’, entre otros.

El cannabis medicinal se ha expandido en 15 departamentos, con Cundinamarca, Antioquia y el Cauca como los líderes con el mayor número de licencias de cultivo.

Torres aseguró que desde el inicio decidieron no vender su materia prima a las multinacionales que están entrando al mercado nacional, porque a largo plazo quieren convertirse en la empresa colombiana e indígena líder de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.

Textiles naturales

Para fortalecer la comercialización e industrialización de sus productos, la asociación hizo un convenio con la Fundación Horizonte de Juventud de Villa del Rosario, que lidera Jhony Cifuentes.

El director de la fundación explicó que la unión entre ambas organizaciones les permitió ganar en el Gran Desafío Naranja de iNNpulsa y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), realizado el año pasado en Cúcuta.

El proyecto fue resaltado por apuntarle a la generación de empleo en Villa del Rosario y Toledo, recibió un reconocimiento de ambas entidades, así como un apoyo monetario y un acompañamiento de 10 meses al proceso productivo. Este trabajo culminará con un préstamo reembolsable que utilizarán para fortalecer la industrialización y comercialización de la empresa.

La fundación busca que contrabandistas de combustible sean quienes ingresen a la fábrica de cáñamo industrial. “En este momento hay 15 personas del municipio favoreciéndose del proceso de la empresa”, indicó Cifuentes.

Torres resaltó la calidad de los productos textiles que hacen con el cáñamo industrial; la fibra que nace de los tallos de la planta sirve para producir calzado, camisas, bluyines, buzos, carteras. Así como artesanías, manillas y collares que utilizan otros materiales naturales como las semillas.

Los emprendedores han hecho acercamientos con grandes empresas de textiles para darles a conocer sus productos, con el objetivo de ir abriendo el mercado nacional y empezar a vestir a Colombia con fibra de cáñamo.

La asociación y la fundación también buscan derrumbar los estigmas que existen sobre el cannabis, especialmente en su uso medicinal. Cifuentes manifestó que para conquistar el mercado local, buscarán realizar convenios con empresas privadas e inversionistas que quieran apostar en el potencial de este mercado. 

“Hay muchas personas que ven el cannabis medicinal como yerbateros, eso se está trabajando para que vean que es un producto rentable, comercial y con competitividad; se le está dando el realce porque la gente aún no sabe qué es y para qué sirve el cannabis”, agregó Cifuentes.

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Mercado en crecimiento 

La asociación Ambengapa está gestionando la licencia de cultivo con el Ministerio de Justicia, al obtenerla serán los pioneros del cannabis medicinal en Norte de Santander, uno de los departamentos donde aún no hay cultivos grandes de la planta.

La entrada de multinacionales presenta un reto para las empresas nacionales, sin embargo, Torres dijo que las variedades del país son “únicas” y que con las licencias para exportación que da el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, apuntarán a vender sus productos textiles y cosméticos al extranjero.

“El plan piloto de la asociación indígena Ambengapa lo pusimos en marcha en Norte de Santander y confiamos en los habitantes de esta región para aprovechar y fortalecer esta nueva industria agrícola”, aseguró Torres.

El líder de la asociación y su equipo de trabajo han puesto la primera piedra para la industria cannabica en la región; ‘la planta que sana’ llega con la meta de curar los males de la adormecida economía nortesantandereana.

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Daniel Villán Bustamante
Sábado, 12 de Enero de 2019
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