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Cacao: alternativa para el desarrollo y la paz de Sardinata

La idea surgió de las comunidades y es apoyada por las Diócesis de Cúcuta y Tibú.

Los cultivos de uso ilícito, menos rentables conforme avanzan los procesos de paz y acercamientos con las guerrillas del país, hoy son vistos con desconfianza en Sardinata debido a que las comunidades comienzan a confiar en la reconversión para obtener recursos por vía legal.

Por eso, desde julio de este año, las asociaciones de Juntas de Acción Comunal de los corregimientos Luis Vero, Las Mercedes, El Carmen, La Victoria, San Martín de Loba y la zona centro, junto con la alcaldía de Sardinata identificaron en el cacao una alternativa para promover el desarrollo y la construcción de paz.

Según los pobladores, este cultivo es una de las mejores alternativas para avanzar en la generación de ingresos, superar la pobreza y tener una opción que permita abandonar definitivamente la dependencia económica de los cultivos de uso ilícito.

Según Sara Sandoval, presidenta de Asojuntas de la zona centro, aunque nunca se ha dedicado a la producción de estos cultivos, sabe que esta es una idea que consolidará el sostenimiento familiar de los productores que anhelan un cambio.

“Esto surgió como una iniciativa de las comunidades, que nos reunimos y acordamos que lo mejor era el cacao, porque da recursos permanentemente”, comenta. 

Fue después de una reunión con la secretaria de Desarrollo Económico de la Gobernación departamental cuando los representantes de Asojuntas le dijeron sí al cacao.

En este encuentro que presentó la oferta del departamento para el cuatrienio se mostró que la meta regional es instalar 2.000 hectáreas de cacao, y no hubo más necesidad de persuadir a los campesinos para que se comenzara a estructurar el proyecto con el acompañamiento de la Pastoral Social.

La propuesta

Luego de una serie de encuentros con los líderes de los cinco corregimientos, se estructuró el proyecto que busca sembrar 600 hectáreas de cacao.

Debido a su magnitud, la iniciativa se trabajará durante tres años, con grupos de 100 familias anualmente, encargadas de la siembra de 200 hectáreas.

Ramón Bacca, secretario de Desarrollo Rural de Sardinata, explica que a cada familia se le otorgaría un subsidio para la siembra de una hectárea, mientras se busca un crédito asociativo para el cultivo en una segunda hectárea, mientras en otra se hace renovación de cafetales.

La iniciativa también contempla la entrega de los insumos para la siembra de una hectárea con la mano de obra que aportará cada familia.

“Se contempla entregar al productor el sistema de beneficio y calidad que contempla marquesina, cajón fermentador y herramientas necesarias para el cultivo de cacao”, señaló Bacca. “Este es un proyecto muy completo”.

Adicionalmente se incluyeron medidas para el uso eficiente del recurso hídrico, escaso en esta localidad durante la temporada de sequía.

Entre las estrategias está un sistema de riego, fertirriego, e hidrorretenedores para todo el material vegetal.

El proyecto fue socializado y aprobado en el Consejo municipal de desarrollo rural y tiene aliados clave como el Banco Agrario, Fedecacao y el Sena.

Retomar lo perdido

Para Bacca, la esencia del proyecto es recuperar la tradición cacaotera que se tenía en la región, antes de que se intensificara la violencia.

“Esperamos que el otro año podamos obtener los recursos que se necesitan porque queremos reactivar la cultura del cacao, que sí es nuestra”, dice.  

También, se prevé tener cultivos simultáneos que acompañen al cacao, y en este sentido se estableció la inclusión de cítricos, frutales, yuca, plátano, aguacate y árboles maderables.

Pero aunque los sueños de los productores están listos para materializarse, está pendiente la inversión más importante para garantizar la salida de sus productos: el arreglo definitivo de las vías.

El mal estado en que se encuentran, pese a que la comunidad hace el mantenimiento que los gobiernos se rehúsan a efectuar, afecta las expectativas de los campesinos, pero confían en que habrá una solución.

Así mismo, con la Asociación de Municipios del Catatumbo (Asomunicipios) se explora la posibilidad de conseguir un Incentivo de Capitalización Rural (ICR) especial para la región, debido a que sin este estímulo que reduce hasta en un 40 por ciento la deuda de los campesinos, el proyecto podría desestabilizarse.

“Por ejemplo, si un campesino pide 10 millones, solo paga 6, y eso alivia muchísimo”, comenta Sandoval.

Actualmente, se espera cumplir otra de las fases del propósito y es adecuar una finca del municipio para establecer una escuela de cacaoteros, con capacitación técnica en buenas prácticas de manejo del cultivo, mediante otro proyecto presentado a Colombia Transforma.

“Queremos que la gente sea incluida, que aprenda, porque solo así tendremos un cambio de vida”, asegura Bacca. “Creer en la comunidad y en los productos para los que el gobierno tiene recursos nos va a dar paz, con inversión social”.

Datos llamativos

Según la Organización Internacional del Cacao (ICCO) el mercado del cacao representa 100 mil millones de dólares al año.

Su demanda se ha incrementado a un ritmo anual de 2,5%.

Para el año 2020 se ha enunciado un déficit de 150 mil toneladas de cacao, razón por la cual optar por este cultivo equivale a tener la posibilidad de comercializar en el mercado nacional, sustituyendo las importaciones y, en el ámbito internacional, supliendo la demanda global del grano.

El cacao colombiano tiene una importante ventaja competitiva, al hacer parte del 5% de los cacaos finos en sabor y aroma a nivel internacional.

El ministerio de Agricultura se ha referido al cacao colombiano como a un cultivo protagonista en el escenario posconflicto, por sus impactos sociales, económicos y ambientales.

Sardinata tiene las condiciones agroecológicas para recuperar su vocación cacaotera y posicionar la cadena productiva de cacao como alternativa para reducir brechas sociales e impulsar el desarrollo rural.

Actualmente, el municipio tiene unas 2.800 hectáreas con cultivo de cacao, de las cuales un 60% corresponde a plantaciones viejas híbridas y un 40% a plantaciones clonadas.

Se estima que la producción promedio del cultivo es de 400 kilos por hectárea, según datos del Plan Municipal de Desarrollo 2016-2019.

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Helena Sánchez
Sábado, 17 de Diciembre de 2016
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